La noche del infante.

La noche del infante





Hecho el depósito que prevé la ley 11.273
2009 Copyright todos los derechos reservados.
ISBN 978-967-02-3656-7










La noche del infante


Elbio Aparisi Nielsen

















Prólogo





Cada uno elige su película anterior, integra los fragmentos desordenados en una realidad cautiva por el recuerdo, así capturamos las sensaciones que creíamos perdidas y anclamos nuestra barca.

¿Qué diferencias hay entre la realidad y el instante en qué se representa la realidad en nuestro registro continuo?

Podremos leer las reflexiones simples de un niño que alterna la vida del día y los juegos con la nocturnidad de la búsqueda y apreciación de las primeras experiencias con la vida real y la muerte. 

La historia de un niño, relatada por él mismo en la que podremos encontrarnos con su lenguaje, pensamientos, y verdades, allí en dónde ninguna regla lo detiene o contiene. 

La noche del infante tiene el calor de sus días y la brisa de sus noches, contiene el barrio y la soledad, las mentiras y los abusos, los extremismos de los cuales estamos hechos todos... es el miedo y el abrazo a sus padres, el suspiro y la ternura, el amor y las desgracias de un mundo repleto de futuros infortunios desordenados. 



Elbio Aparisi Nielsen, Mayo del 2009.






















A la infancia, 
que no se pierda en los preceptos inútiles de los adultos.




















1









Mi papá está en el trabajo, me dijo que escriba lo que se me ocurra en este cuaderno hasta que vuelva, mi mamá habla con un amigo de mi papá en la calle, estoy aburrido, hoy vi la tele, pero solo un rato, no me dejan ver más que una hora, miro el canal siete, lo arreglaron hace dos días, estuvo rota mucho tiempo, pero ahora está de vuelta bien. Tiene colores, la música y las historias, mi papá me dijo que escriba en este cuaderno mi primer libro, hace un rato le dibujé la tapa, en la tele dieron una serie que me gusta mucho de un extraterrestre... hoy es... 3 de enero de 1988, yo le dije a mi papá antes de que se vaya que quería escribir desde que era chiquito y me dijo que empiece ahora, luego cuando sea más grande voy a poder escribir mucho sobre eso. Mis hermanos no están, hoy mi hermana está con mi abuela, y mi hermano más grande se fue con sus amigos, los mellizos están comiendo a esta hora, mi mamá me da de comer cuando vemos los almuerzos de Mirta Legrand. El otro día festejamos el fin de año, la pasamos muy bien, estuvimos todos, mis tíos, los dos que son hermanos de mi papá y mis tres tías y un tío que son hermanos de mi mamá. Mi mamá se llama Susana, y mi papá Octavio, no creo que se enoje si acá, en este cuaderno hablo de ellos por sus nombres, me molesta mucho tener que estar todo el día diciendo mamá esto... mamá lo otro, papá ¡papá!... dicen que mi primer palabra fue pannnnnnnnn así, con todas las letras ene juntas a ver pannnnnnnnn, si así.
Tengo calor, estoy descalzo, mi mamá, Susana me reta dice que me voy a cortar los pies o que me voy a enfermar, siempre me dice algo, grita de vez en cuando pero no es nada, no me molesta, yo me voy con mis amigos a jugar todas las tardes, en un rato voy a ir al terreno baldío, hicimos una puerta con la herramienta de mi papá, corté los alambres y pasamos todos por la enredadera, hicimos como una casa con troncos, no tiene techo ni nada pero, cuando llueve no podemos estar porque nos embarramos todos, mi mamá no me dice nada cuando me mojo, a mi me encanta, hay veces que voy al patio de casa y me tiro en el suelo para que me moje la lluvia, es que se forma como una piletita y salto y me mojo un montón, me encanta.

-Mamá, ¿puedo ir a jugar ya?
-Germán metete en casa que hace calor, ahora no podés jugar, no, hace mucho calor, la gente duerme a esta hora, dejame hablar tranquila.
-Pero...- el señor me mira, tiene camisa roja, no me gusta.- Dale ¡dale! quiero irme a jugar, los mellizos y David están esperándome.
-No hijo, todavía no, podes ir en un rato, dale Germán metete en casa, ¿qué te dijo papá?
-Pero no tengo ganas má, ¿por qué te querés quedar hablando?
-¡Germán! andá adentro y jugá un rato, en media hora te dejo salir, pero si no volvés a molestar.
-¡En media hora vuelvo o me escapo!-el señor se ríe, no sé quién es, no me gusta cómo me mira, si es un asesino que nos quiere matar puede entrar ahora, me da miedo.

Estoy sentado en la cama, al lado de la ventana, el año pasado pusieron una reja, sigue roja, le pusieron antióxido, así dijo el albañil cuando la puso. Ayer escuché a mis papás discutir, en la otra habitación, dormimos al lado de ellos, Andrés, Celeste y yo. Me acuerdo un montón de veces cuando le di los besos en la boca a la nena de enfrente, siempre me acuerdo de ella, nos dimos un beso largo en la terraza de la casa de Maxi. Vivimos desde que nací en la calle Don Orione 1018, mi barrio se llama Remedios de Escalada, este cuaderno lo puede leer alguien del futuro en cien años, quiero que sepa dónde está Escalada.

Me estoy atando los cordones de las zapatillas, Octavio me regaló una remera del Subte, ahí trabaja desde hace mucho tiempo, me gusta mucho el subterráneo de Buenos Aires, me dijo que me va a llevar a andar en subte la semana que viene, tengo muchas ganas, me acuerdo cuando era chiquitito y él me hablaba de las líneas y las combinaciones, me gustan mucho las combinaciones. Salto, golpeo los marcos de las fotos en la biblioteca, me gusta mucho el living, tenemos la tele, un sillón marrón, la ventana al patio, la mesa para mirar la tele mientras tomamos el matecocido con pan, no tenemos mucha plata, nadie, bueno David si tiene plata, la madre creo que tiene mucha plata. Nosotros no tenemos y eso que mi papá trabaja todo el día, escuché decirle a mi papá el otro día cuando comíamos en el parque del sur que se venía una dura, mi papá se pone serio cuando habla de política, se lo toma muy a pecho todo lo que dicen en la televisión, le molesta mucho. A mi me dijeron que no puedo hablar en la mesa cosas de adultos, que me calle y escuche, para aprender, mi hermano si pudo hablar siempre con mis papás, no escucho mucho, me gusta jugar con el puré de papas, hacer cuadrados, las formas de los juegos que me gustan.















2









-Dale abrí, abrí más fuerte... ahora vamos a poder pasar mejor, tapa con la enredadera, dale que viene gente, hacé que jugas,Germán... saca la pelotita de ahí y tirala.
-¡Acá la tengo!, ¡pasamela!, ¡David!
-¡Tomá!, ahora vos, ajajaja, pones siempre cara de tonto cuando la tiras.
-Vos tenés cara de tonto, ¿y Martín?, vamos a tocarle la puerta así juntamos ramitas, le dije ayer que le diga a su hermana que le preste la linterna así nos quedamos hasta más tarde.
-Siempre lo dejan jugar hasta cualquier hora, a mi no me dejan más de las ocho de la noche, pero en verano, en invierno hasta las siete.
-Tú mamá te cuida mucho, a mi me dejan tranquilo, entro a casa y salgo cuando quiero.
-Tú mamá es más buena, la mía me reta a la noche cuando viene tarde, dice que salí más tonto que mi hermano y que miro mucha tele.
-¡A mi también me gusta mirar la tele David!, somos dos tontos.
-¡Sí!
-¿Tú hermano vive con ustedes?
-Mi hermano murió hace mucho, no me preguntes por mi hermano ¡no quiero hablar de Darío!
-Perdoname, dale vamos a buscar a Martín, así nos quedamos toda la noche, total vos podes pasar por la pared del patio de tu casa, te metes a las ocho y ocho y media volvés con nosotros al terreno.
-Mi abuela me vigila.
-¡Pero si se duerme a las nueve de la noche!
-Puedo esperar hasta que me salude y volver.
-Dale ¡sí!, mejor así podemos contar historias de miedo, quiero que contemos esas de...
-¿Le decimos al negro?
-No le digas negro.
-¿Y qué color tiene?
-Negro, pero no le digas así, que no te escuche, mejor no, le decimos a Matías el de la esquina.
-Ese es un tarado, no quiero jugar con ese Germán, la mamá nos molesta siempre que vamos, es re pesada.
-Está bien, no le decimos nada, toca la puerta vos.
-¡Tocá vos!
-¡David! ¡dale! tocá la puerta, mejor gritale.
-¡Sí! ¡Martín!... ¡Marrrrrtínnn!
-Más fuerte.
-¡Los dos!
-Hola chicos, mi vieja no está, se fue a lo de mi hermano, me dijo que no puedo salir a ningún lado, mis hermanas tampoco están, estoy re aburrido.
-¿Y por qué no salís?
-¡Porque mi vieja me dijo que no salga!
-¡Dale maricón! ¡salí! sos más grande que nosotros.
-Pendejos de mierda, yo tengo un año más que ustedes. Yo los cumplo el 6 de octubre.
-Yo el 2 julio.
-Y yo el 7 de noviembre, yo soy el del medio.
-¿Vos sos del 82 David?
-Sí, y vos del ochenta y uno Martín.
-Yo nací el 7 de noviembre de 1981, soy de Escorpio.
-A mi me llevás más, casi dos años.
-¡Soy más grande que ustedes dos pendejitos!
-Dale salí, nos seas boludo, ¿le pediste la linterna a tu hermana?
-¡Uh!, me olvidé, me dijo que no le diga nada a mi vieja, creo que se la iba a robar de un cajón de la pieza, a ver... esperen.
-Mira como tiene la cocina Germán, está todo sucio, mi mamá dice que no limpia nada, y que las hermanas son unas vagas de mierda que están todo el día en la calle, que no estudian.
-Yo tampoco tengo plata, mi mamá limpia, a veces se le olvida, vos tampoco ayudas a tu mamá.
-No, pero viene la señora a limpiar.
-¡Callate boludo!, sos más mentiroso que la mierda, siempre igual.
-No miento Germán, no miento, lo de los boy scouts era verdad, te dije que vinieras y no vinistes.
-Mi papá no tiene plata para que vaya, me dijo que el año que viene si me porto bien.
-¡Acá está!, tomá Germán pero no la golpees, que siempre rompes todo, mejor no, tomá David, guardala en el garage de tu casa, abajo del coche de tu abuelo, a la noche te toco el timbre y nos metemos. Ahora me voy que si viene me caga a pedos, yo los veo desde la ventana, si viene alguien les chiflo.
-Bueno dale, pero a que hora venís.
-A las ocho y media.
-No puedo Martín a esa hora mi... no puedo, mejor que te espere Germán en el garage escondido y se meten, yo me meto después por la pared del patio.
-Está bien, yo les chiflo si veo que viene gente.
-Chau Martín, guardá galletitas para la noche.
-¡Chau Germancito!
-Hijo de... no me llames así el otro día cagué a piñas a Juan Manuel con una manguera.
-¡Andá mentiroso! ¡vos no le pegas ni a una mosca!
-De verdad Martín yo estaba.
-La mamá me cagó a pedos, no me dejan ir a primero de mayo.
-Nunca te dejan ir a primero de mayo.
-Vamos David.
-¡Chau Germancito!
-Chau, te espero a las ocho y media.









3








-Germán tenés que hacer caso hijo, no me haces caso nunca, siempre me haces renegar._ espera que le diga algo.
-Quiero ver la tele tranquilo má, no me digas nada._ no la miro.
-Tenés que juntar los juguetes que tenés tirados por la cocina, el otro día casi me mato, es muy peligroso Germán, ¡se pueden caer las ollas con agua caliente! ¿qué hago si se caen las ollas?, las quemaduras quedan para toda la vida hijo, haceme caso, ¿sí?_ que pesada que es, no me deja tranquilo nunca, a mi hermano no le dice nada nunca, quiero ser grande para eso.
-Bueno, ¿Cuando viene Celeste?_ capaz que si viene ya me deja de molestar un poco a mí.
-Está con la abuela, fueron a lo de la tía Norma, viene en unos días, ¿la extrañas mi amor?_ a veces no me deja un minuto solo.
-Dejame tranquilo má, quiero ver la tele, dale, ¡salí!_ se sentó, que bueno.
-Andrés viene a la noche, hoy van a ver a un amigo que toca la guitarra._ me encantan las guitarras, serán famosos seguro.
-¿Sí?, ¿puedo ir má?_ siempre es un no de respuesta.
-No hijo, no podés, si sabés que te voy a decir que no, sos muy chico para estar todo el día ahí. 
-¿Y cuándo empiezo la pileta?_ quiero hacer algo.
-La semana que viene, después de reyes._ falta menos.
-Faltan tres días._ es poquito.
-Sí hijo._ me gustaría un buen regalo para la pileta.
-¿Qué me vas a regalar?_ le pregunto, pero mejor me gustaría una estación de servicio.
-¡Es sorpresa!_ odio que no me digan las cosas.
-Le pregunto a papá cuando vuelva.
-No, es sorpresa, igual papá no viene hasta mañana, están trabajando mucho, tienen que cuidar el trabajo que este año hijito vas a estar un poco duro todo.
-¿Qué pasa má?
-No hay plata, bueno sí hay siempre hay, ¡se la roban!
-¿Quién roba plata?
-Los políticos, siempre hacen lo mismo, así estamos siempre, salimos de una y nos metemos en otra, estoy cansada de ver siempre lo mismo, son una manga de ladrones de mierda.
-No digas malas palabras má.
-Tenés razón, me haces reír enano, ¡estás más grande ahora eh!, te noto más alto, a ver medite conmigo, ¿te acordás cuando te ponías abajo de la pollera larga de mamá?, corrías desnudo y te escondías entre mis piernas, eras más bonito, sos precioso hijo.
-Soltame má, no me acuerdo, la abuela siempre me dice que yo le decía eso de que si ella no iba yo me quedaba, pero tampoco me acuerdo. Del abuelo si me acuerdo, el abuelo Joaquín sí, de los azulejos de la casa, de la cocina, era re chiquitito má.
-No sé como te podés acordar de esas cosas.
-Las sueño y me las acuerdo, un montón de cosas me acuerdo, cuando hacía bolitas de barro con Fátima, las dejábamos secar al sol para que se endurecieran, me re acuerdo.
-Sí, de eso si me acuerdo, Celeste era chiquitita tenía cuatro años, más o menos.

Están tocando la puerta, Susana se va a hablar a la calle, tengo calor, ¿qué juguetes me van a regalar? quiero que me regalen una estación de servicio para poner coches y lavarlos, David tiene la colección de Himan y los masteres del universo.












4












Estaba re rico, comí las milanesas con puré rapidísimo, le dije a Martín que iba a estar a las ocho y media en el garaje de David, en el reloj rojo y blanco de la cocina que usa mi mamá para cocinar dice que son las ocho y veintiún minutos. El otro día le pregunté a mi tío que era una ecuación y no me dijo nada, siguió tocando la guitarra me río mucho con él, es abogado. No me gusta matemáticas le tengo miedo a las cuentas, no me gusta estar mucho tiempo sentado, siempre estoy en la calle corriendo, andando en bicicleta.

-¿Ya comiste todo? ¡más despacio! ¡te dije mil veces que comas más despacio Germán, sos igual que tu abuelo Joaquín! te metes todo de un bocado.
-Es que está rico má, tengo que irme a lo de David, le dije que a las ocho y media voy para allá.
-Vas a ir pero si están en la casa.
-Sí má, quedate tranquila, vamos a jugar en el patio, nos cuida la abuela que vive adelante de la casa de David. Tiene un montón de juguetes, tiene una estación de servicio para lavar los cochecitos, ¡tiene un walkman amarillo que le regaló un tío!
-Tienen plata Germán, nosotros no podemos comprarte eso hijo, tenés de todo para jugar, tenés la televisión, los libros que te regaló papá.
-Estás linda hoy má, bueno me voy, ¿papá a que hora vuelve?
-Te dije que mañana.
-Chau.
-Cuidado al cruzar la calle, no andes por la calle porque si me entero no salís más en todo el verano y nada de pileta después de reyes. ¡Hacé caso, Germán!
-Sí, te dije má que en el patio...
-Te quiero en la cama a las once, así que diez y media te volvés si o si, no me hagas que te vaya a buscar.
-¡Chau!

Es de día, me gusta golpear la puertita de madera pintada blanca del pasillito de mi casa, hace unos meses cambiaron la puerta, estaba podrida y despintada esta nueva tiene dos cerraduras y para mirar quien toca la puerta, pero no tenemos timbre como David. Plantamos un arbolito en el jardín de la vereda y creció un montón está verde, lo cortó un señor que pasaba por la calle con una carretilla mi mamá le dió unos billetes, no me quiso decir cuanto le dió, yo le dije que quería cortarlo y que me pague a mí, pero no me dejó. Un falcón rojo medio destartalado casi me pisa, si se entera mi mamá se va a poner a llorar como una loca, me acuerdo cuando era muy chiquito que lloró un montón cuando crucé a la casa de Facundo y un Torino frenó al lado de mi cabeza, me acuerdo verme en el paragolpes, era de un loco que le gustaba correr con coches y motos, mi mamá gritaba ¡cuidado con el loco de las motos un día va a atropellar a alguien! se juntaba con otras señoras y charlaban de eso, se quejaban, hoy no me dijo nada del loco y casi me vuelven a atropellar. No se ve que nosotros nos metemos por la enredadera al terreno, lo hicimos re bien, tapamos con las hojas y ramas de la enredadera nuestra entrada, la usamos como las cortinas de las puertas, esas que son un montón de bolitas colgando y haciendo ruidos. El terreno está al lado de la casa de David, el alambre que pusieron está lleno de la enredadera parece toda un pared verde, atrás hay un árbol gigante y las ramas del árbol salen a la vereda, cortaron algunas ramas como en mi vereda para que no moleste a la gente cuando camina.

-Germán, acá estoy._ me dice pero no lo veo bien.
-¿Qué haces ahí escondido boludo?_ es raro.
-La abuela salió a mirar por la cortina, callate, que no te escuche porque sino no lo van a dejar salir a David.
-¿La linterna?_ le pregunto, así nos metemos rápido.
-La agarré hace un rato, hace un montón que estoy sentado acá.
-Pero te dije que iba a venir a las ocho y media.
-Está bien, pero me peleé con mi mamá y mis hermanas, las mandé a la mierda porque son insoportables, les dije que no quería limpiar y se pusieron como locas, me dijeron vago, y les tiré los platos al suelo y me fui corriendo.
-Estás re loco, no podés tirar los platos, ¡se rompen Martín!
-¿Qué querés que haga?, son re pesadas todo el día me dicen que haga la tarea, que lea, que no mire tele, que no salga a la calle, que no hay plata... ahora que estoy de vacaciones me quieren hacer limpiar todo.
-Tenés que ayudar a tu mamá.
-¡Sí vos no ayudas nada tampoco que te hacés!
-¡Sí que la ayudo!
-¡Dejá de mentir! ¡no ayudas nada!
-Callate boludo, no grites que te va a a escuchar la vieja.
-¡Sí está re sorda Germán! no escucha nada.
-Vamos, fijate si viene alguien de la esquina.
-No, no viene nadie, dama la linterna, me meto yo primero y después vos.
-Dale, que te haces el que no tenés miedo.
-Bueno andá vos primero Martín, estás re hincha pelotas hoy. ¿Trajiste las galletitas?
-No, me fui, ya te dije, podés traer vos también.
-Yo no tengo en casa, y pan tampoco quedó hoy.
-Tenés menos plata que yo, mi mamá nos compra Coca-cola para comer.
-Nosotros una vez al mes compramos jamón y queso para hacer sanguchitos con pan nactal.
-Mi mamá limpia casas, trae cosas de las casas que limpia, yo no le digo nada, las pone en una bolsa del almacén, pero yo sé que las roba de las casas, soy igual que vos.
-Dale boludo entrá y yo miro que no venga nadie, no te vayas a cortar con los fierritos.
-Ya sé entrar, vos te rompiste la remera, yo paso mejor que vos, y eso que vos sos re flaco, patas de tero, jajaja.
-¿Y vos? mirate los brazos que tenés. Mi mamá dice que voy a ser alto, que mi abuelo es alto y que yo también voy a ser alto.
-Vos te crees todo, mi mamá me dice que soy como mi papá... a veces creo que no me quiere mucho, antes de dormir ni me saluda, a mis hermanas las trata rebien, se van a la estación a comprar juntas y yo me quedo siempre solo.
-Entrá dale, dejá de hablar Martín, uh mirá tu vieja prendió la luz de la pieza, dale entrá a ver si mira por la ventana.
-No pasa nada, si nos ve la vieja de enfrente, la del baldío esa es una bruja, para mí mata las gallinas ella sola.
-Dejá de mentir Martín... ¿te raspaste?
-No, no me hice nada, ahora pasa vos.
-Uy, otra vez, me lastimé el dedo.
-Que boludo, dale pasa.
-¡Mirá! me duele el dedo.
-No tenés nada maricón, es un rasponcito.
-Pero me duele.
-Se te va a curar solo.
-Mi mamá me pone azucar para que se haga la crostita.
-Sos re maricón, no se te a hacer ni crosta, si no tenés ni sangre en la mano.
-Alumbrame el dedo.
-¿Ves? no tenés nada. David dice que a la noche este terreno es rarísimo, ¿escuchas? ¡escucha, boludo! hay ranas... ¿agarramos una?
-Ni loco, no me gustan las ranas Martín, mirá las nubes, ¿va a llover?














5













Las ranas no me gustan nada, mi papá me contó que las pescaban en los charcos que se hacían cuando todo era campo, me contó que los ejércitos pasaron cerca, que había caminos y esas cosas. Quiero que me lleve al trabajo así me siento con el conductor del tren, me gustan los túneles, tengo un poco de frío.

-No va a llover, mirá ahí salta David... mirá... es re lento, yo lo salto eso rapidísimo.
-Vos sos re exagerado, siempre hacés todo mejor que nosotros, sos más grande pero yo también tengo fuerza, pero tengo miedo a las ranas, sino te mostraría como salto más rápido que vos boludo.
-Callate vos no saltas eso ni loco, sos re flaco, con las piernas de tero que tenés si saltas se rompen jajaja.
-¿Qué te hacés Martín?, mira la nariz que tenés, sos re narigón y nadie te dice nada, cuando sea más grande voy a ser re grande y te voy a cagar a piñas.
-¿Vos me vas a cagar a piñas boludo? ¡pata de tero!
-¡Sí, yo! sos re agrandado, te la re crees...
-¡Shh! Chicos no griten que mi abuela se va a levantar y si no me ve llama a mi vieja.
-Pero Martín me está jodiendo, está re loco, con razón te echan, sos re pesado.
-¡Callate Germancito! a mi no me echan, mi mamá me quiere mucho, pero mis hermanas a veces parece que no, no digas que me echan de casa, no tengo otra casa... no quiero irme nunca de mi casa, mi mamá me necesita.
-Tu mamá está esperando a que trabajes para no aguantarte Martín, no le digas Germancito, ¡no le gusta y lo sabés!, no nos vamos a pelear nosotros que somos amigos, y no griten más, sino no podemos volver a jugar acá, ¿eh?, son dos pendejos, che.
-Bueno, perdoná Germán, no quiero que me des con una manguera en la cabeza.
-Jajaja, si sabés que vos me podes cagar a piñas, yo soy re flaco, tenés razón.
-Ahora que somos amigos los tres ¿qué hacemos? la linterna está media media, ya no tiene pilas, se te va a apagar en cualquier momento.
-Apagala, total las luces de la calle iluminan el terreno.
-Pero acá está oscuro Martincho.
-¿Martincho? jajaja, mejor decime tincho.
-Está bien, está oscuro acá ¡Tincho! jajaja, rulincho, tenés un rulos de nena.
-Y vos tenés patas de palo de piernas jajaja.
-¡Basta! otra vez lo mismo, chicos vamos a contar historias de terror.
-¡Dale! ¿saben la del colectivo que chocó y a las doce de la noche se escuchan los gritos en la calle?
-Ya la contaste jajaja, esa es como la de la mancha de café Germán, tus historia son re truchas.
-Pará, antes de dormir, cuando estoy medio dormido, viste que no soñás pero estás por dormirte, bueno a mi me aparece un mono y me golpea en el pecho y me quedo sin aire, me ahogo, a veces me pongo a llorar el miedo, prendo la luz y duermo con la luz prendida hasta que me olvido, porque mis hermanos me cagan a pedos, porque no se pueden dormir con luz, a mi me da igual.
-Dejá de mentir.
-No miente Martín, que no te haya pasado a vos es otra cosa.
-Bueno calmate David, no sos nuestro papá.
-Chicos no se enojen, si que es verdad, no miento, no sean boludos, me pasa de verdad pero no se lo quiero contar a mis viejos porque me van a tomar de loco, pero es verdad, no se lo conté a nadie, no miento Martín, te lo juro por lo que quieras, ¡por mi vida!
-No se jura, mi vieja dice que vas al infierno.
-Eso sí es mentira Martín, yo soy ateo y te digo que tu mamá te miente.
-¿Y vos qué sabés? mi vieja y mis hermanas creen en Dios.
-Yo no.
-Dios nos está mirando ahora, nos está escuchando, y nos cuida siempre, todos los días de nuestras vidas, mi vieja siempre reza, y a mi me gusta rezar. Dios nos va a cuidar cuando seamos grandes.
-¿Y por qué mató a mi hermano?

David está llorando, yo estoy llorando y Martín se fue, creo que se cortó con el alambre, le avisé a la tarde pero ahora se fue rápido y no se dio cuenta. Yo quiero creer en Dios, ¿existís Dios de verdad?, quiero que grites desde el cielo, si existís de verdad tenés que demostrarmelo, tengo miedo, si es verdad, uh... si es verdad tengo miedo. ¿Existís Dios? mi tío también murió, s fue a tu tierra, a acompañarte como Olmedo, me acuerdo el día ese, estaba con Facundo jugando en el garaje y vino la chica de al lado y nos dijo que Olmedo se tiró de un balcón, lo primero que me imaginé fue el cuerpo como quedó... no puedo olvidarme esa imagen. David está llorando y yo ya no lloro, porque me acordé de Olmedo, de las boludeces que hacía, yo me reía un montón, todo el mundo lloró por Olmedo, cómo lloraron cuando ganaron hace un tiempo la copa del mundo, fuaaaa eso estuvo buenísimo, fuimos al obelisco a festejar, en el quiosco de María comimos caramelos gratis, estuvo buenísimo.

-¿Estás bien David?
-Perdonalo, él no sabe nada de tu hermano, yo tampoco se mucho, nunca me contaste de él.
-Es que no quiero hablar Germán, siempre me acuerdo de él, cuando me voy a dormir lo saludo como siempre, y el no me contesta, siempre pienso en él, Germán... mi abuela siempre dice que era el mejor en todo, hay días que me quiero ir a la mierda, solo, no sé... viajar por el mundo, desde que se fue me va mal en el colegio, mi mamá me reta más, mi abuela me recalca que hago todo mal, no aguanto más Germán, quiero irme.
-No, no seas boludo, no digas boludeces, yo no te voy a dejar nunca, somos amigos, no quiero que te pase nada malo, vas a ver que se van a calmar, en unos años va a cambiar todo.
-Yo que sé, mi mamá llora siempre, se hace la tonta para que no me de cuenta, pero llora siempre.

Es tarde y mi mamá me va a buscar a los gritos, me da vergüenza, mejor vuelvo, pero David ahora se va a quedar triste, no quiero perder a mi hermanos, será re feo, me tengo que ir. Se está trepando de la pared, no me saludó, ni nada, está enojado, estoy sentado solo en el tronco abajo del árbol y tengo miedo. Dios si de verdad existís quiero que lo ayudes a David, está muy solo, quiero que le des un nuevo hermanito, ayudalo a que no esté triste, yo mañana bien temprano le voy a tocar el timbre, y lo voy a invitar a jugar a mi casa, siempre me invita él. Las ranas estás haciendo ruido, mi mamá está buscándome, ya la escucho venir, si me ve salir de acá me va a retar, mejor no hago ruido y la dejo que pase hasta la esquina, cuando doble salgo y voy a buscarla, se va a asustar, va a exagerar como siempre.














6













No ve que estoy atrás de ella, mira enfrente en la fábrica de cemento, la puerta del galpón está abierta, como está oscuro igual se está haciendo la película que estoy metido ahí con los chicos. Siempre piensa lo peor, seguro imagina que me raptaron para hacer carne de niño conmigo, no sé para alimentar ballenas que comen niños. Siempre exagera con todo, que si los vecinos me escuchan gritar cuando juego o si me van a disparar policías si me ven corriendo en la calle con un arma de juguete. Mañana me voy a levantar muy muy temprano con mi hermano Andrés, lo voy a levantar a las cinco y media, voy a poner el reloj despertador del gato, se va a poner contento.

-Mamá, ¿qué hacés? ¡acá estoy!
-¡Hijo! ¿dónde te había metido? creía que estabas jugando con los chicos ahí dentro, ¿no se habrán metido antes, no?, a ver mostrame las manos para que las vea... en la luz, vení acá.
-No má, estábamos con David y Martín en el patio, tenés que tocar timbre, está en esa pared, atrás del coche, ¿ves la puerta de rejas blancas? metes la mano y está el timbre.
-Es que no se ve nada desde acá afuera, a ver si creen que soy una ladrona o algo, papá quiere que te leas un libro, lo fui a llamar al teléfono público.
-¿Cuál leo má?
-No sé Germán, el que quieras, pero tenés que leer algo, estás todo el día jugando y no hacés nada en casa, tenés que ayudarme con el jardincito, viste que puse algunas flores, bueno podés ayudarme a plantar mañana algunas.
-¿Puedo invitar a David a qué nos ayude?
-Si querés si.
-Quiero invitarlo porque está triste, su hermano.
-Ya sé mi amor, ya lo sé todo, no me cuentes, quedate tranquilo, lo invitas, preparo matecocido con leche y compran algunas galletitas en el quiosco de María.
-Gracias má, ¿puedo ver las estrellas en el techo má?
-No amor, es muy tarde ya para hacer esas cosas, te podés caer.
-Pero si me encanta estar en el techo todo el día, dale, por favor, me voy a portar bien, no voy a hacer ruido ni nada, dale, ¿sí?
-Pero solo un rato, hasta que llegue Andrés, luego se duermen juntos, charlan y juegan un rato.
-¿Puedo abrir yo la puerta?
-Tomá las llaves, fuerte que pesa mucho, la de chapa ¿te acordás? estaba toda picada pero era más livianita.
-¡Sí!, cuando llovía entraba el agua por el pasillo, ahora no.

Agarro una campera, un libro y la linterna chiquitita de mi hermano, mi mamá se va a leer en la cama, pongo la escalera de madera en el borde del techo del cuartito de las cosas viejas y subo. David estará solo y aburrido, si tuviéramos radios para llamarnos estaría re bueno, casi me caigo de la escalera, me olvidé del escalón roto, por suerte mi mamá no escucha tanto. Hay un gato subido a la parecita de la terraza de la casa de los vecinos, está parado mirándome en el fierro del tanque de agua.

-Vení, gatito, vení.

Estoy en el techo de chapa, tengo que pisar en los clavos que salen, porque por ahí me dijo mi papá que están los tirantes, sino las chapas se rompen y me caigo al suelo y me muero. Lo mismo con la membrana, estoy subiendo la parecita chiquitita, me dijo que ruede o me arrastre pero que no pise con las zapatillas, por eso me estoy sacando las zapatillas, para no romper nada. Me las até fuerte, me acuerdo cuando Leonel me enseñó en el jardín a atármelas, desde ese día lo hago como me dijo él, no me acuerdo del cumpleaños nunca. Me encanta estar descalzo, así no rajo la membrana porque es muy caro y no tenemos plata que nos sobre para gastar, y aparte me gusta tener los pies sin nada, me dejo las medias porque está fresco. No hay nubes, se despejó todo, antes parecía que iba a llover y ahora nada. Me gusta la noche en el techo, me gustaría hacerme una casita acá para ver las estrellas siempre, me encantan las estrellas, me dijeron que las estrellas que vemos son mucho más viejas de lo que creemos. Todos mis amigos quieren ser astronautas de grandes, a todos les gusta viajar, pero a mi me gusta mirar las estrellas mucho tiempo, si aguanto tres horas puedo despertar a Andrés y hacer mate para ver cómo sale el sol. Siempre me levanto bien temprano, pero una vez sola vi el sol cómo sale de la estación de Escalada, despacito y muy brillante, me tuve que subir al tanque de agua, al fierro que lo sostiene, para poder ver bien, cerraba los ojos y los abría un rato después para ver si se movía y era rápido, sale rápido. 

Yo quiero mucho a mi hermano, no quiero que le pase nada Dios, si existís no le hagas nada, ni a mi papá, ni a mi mamá, mi hermana, mi abuela, a nadie que conozca y sea amiga mía, porque me pongo triste y no me gusta. Estoy comiendo un poquito de pan, me agarró hambre, siempre como algo, bueno fue mi primer palabra, siempre como pan, me encanta, mojarlo en el matecocido, con mucha azúcar en el pan. Ver los dibujitos animados, mi abuela me hace unos matecocidos riquísimos, pero no le pongo pan, es tan rico que no me gusta ponerle nada, siempre charlo con mi abuela y veo la televisión, la de ella es más chiquita, pero veo poco, me gusta dormir la siesta, en casa nunca duermo la siesta pero en la de mi abuela si, y a la tarde juego en el terreno, que tiene una pared enredadera y un banano, el año pasado comí bananas del banano, tienen otro gusto, pero no volví a comer, ahora ya no está, lo cortaron, solo quedó la pared enredadera. Hay estrellas que tienen luces que se mueven, parecen como soles chiquititos, están las tres marías, pero no sé otros nombres, hay otro gato en la punta del techo, me gusta estar entre ellos, siento que me cuidan, no puede pasarme nada malo entre los gatos, mi mamá dice que no quiere animales en casa, pero yo quiero gatitos. Cuando éramos muy chicos tuvimos un conejo, pero lo llevaron a otra casa porque mi mamá enfermó y no podía tener animales en casa, creo que fue por eso, y nunca más tuve ninguno, mis amigos tienen perros y yo nada. Un compañero de la primaria me contó que en los edificios de la estación de trenes, en la plaza había muchos gatos sueltos y que los revoleaba de la cola a la calle para que los pisaran, me daba miedo, ahora se fue, lo echaron por golpear a un compañero con los anteojos puestos, no es malo pero hace cosas malas, no lo volví a ver.

Voy a bajar a despertar a mi hermano, me dormí un ratito, no me di cuenta, pero me dormí, hoy no me golpeó el mono en el pecho. No me voy a poner las zapatillas, total es bajar y subir con Andrés, si no se enoja que lo despierte sin avisarle. Mi mamá no me dijo nada de que me quedé hasta tan tarde, me parece que se durmió, estará soñando con mi papá trabajando.












7















Me muevo muy despacio para no hacer ningún ruido y me suenan a rotos los huesos del pie y de la pierna, siempre que no quiero hacer ruido hago más, o me parece que es más porque nadie habla, ni la tele está prendida, ni la gente camina por mi calle y los coches escupen mucho humo. Hace unos días encontró mi papá una rata muy grande escondida arriba de la alacena que está al lado de la puerta del baño. Mi hermana subida en la silla gritando y mi mamá con ella en la otra nos volvió locos a mi y a mi hermano, pero mi papá la sacó, después tiraron un líquido, ya no es más la alacena, ahora está vacío, estoy abriendo la puerta, y hago mucho más ruido, Andrés ronca como una marmota.

-Andrés, che... Andrés, soy yo, Germán..._ se da vuelta, lo estoy sacudiendo un poco más, está re dormido.
-¿Quién es? ¿qué querés, Germán? ¿qué hora es?_ se está sentando y se frota los ojos, está dormidísimo.
-Son las... esperá que me fijo, son las cinco y cuarto._ me va a matar o a gritar.
-¿Qué? estás loco, ¿qué querés hacer a esta hora?... no tengo ganas de jugar... andá a dormir, sos un pesado._ insisto un poco más como siempre.
-Dale, quiero que veamos el sol salir de atrás de la estación, después dormís más, estás de vacaciones vos también.
-Bueno dale, vamos, pero poné el agua para los mates vos, y me esperás, no subas solo, te podés caer, que las chapas, ya sabes lo que dijo papá de que subas solo..._ ni se dio cuenta que no estaba durmiendo, se habrá metido a la cama con la luz apagada para no despertarme.
-Sí, no te hagas problemas, yo hago los mates y todo, pero apurate.
-Esperame en la cocina, ahora voy al baño a lavarme la cara y a hacer pis, me estoy re meando.

Mi mamá ronca como Andrés, puedo escucharla porque hay una puerta entre las dos habitaciones, a veces deja abierta la puerta por si nos  levantamos con pesadillas o dolores. Yo a veces me levanto llorando y no digo nada para que no se despierte, me quedo con los ojos abiertos en la oscuridad, esperando a los fantasmas de la casa, a que aparezcan para saber que existen de verdad, esta casa me da un poco de miedo, a veces, hay días que se me erizan todos los pelos de los brazo, siento en la nuca como si me tocaran con los dedos fríos. Pero quiero ver si existen de verdad, porque tengo tanto miedo que mejor verlos y sentirme seguro a que no sean nada y sentir que no hay nada después de morir, espero que sí, mi tío está con ellos desde el accidente, mis primas lo extrañan muchísimo, lloran mucho por él, mi tía está enojada, pero lo sigue amando, siempre va a estar enamorada de él, hace poco fuimos al cementerio, le doblamos la bandera de Italia, le cambiamos las flores, y nos callamos un montón de tiempo, mi tía nos llevó a mi y a mi hermana, yo no quiero volver a ir, no me gustan los nichos, todos esos cajones llenos de muertos, no quiero estar ahí nunca.

-¿Ya está el agua?_ se puso unos pantalones cortos, jajaja tiene los pelos todos parados y está descalzo, como yo, somos dos indios, nos encanta estar descalzos en verano.
-Sí, pero tenemos que subir la pava hasta el techo, puse la yerba en el mate y azúcar en el agua._ prende la luz y se sienta, nuestra cocina está despintada, las sillas son viejas, somos pobres y no me importa, me encanta jugar con mi hermano, siempre, cómo cuando nos metimos en el ascensor del supermercado de la estación de escalada a subir y bajar por el ascensor, estuvo buenísimo, la pasamos re bien, después nos dieron arriba un paquete de chocolatada para hacer con la leche, mi mamá nos manda  a veces porque la regalan.
-Vos quedate tranquilo lolín que vamos a ver el sol cuando sale, ¿querés llevar la radio para escuchar cosas mientras esperamos?_ mi hermano me llama lolo, lolín, lolito, mi familia siempre me llamó así.
-¡Sí! dale así escuchamos a la policía, a ver si descubren algún robo...
-Shh, callate que se va a levantar mamá, voy a buscar eso, esperame, no hagas nada, la pava la llevo yo, vos si querés subís el mate._ me gustan los gatos, David ahora estará durmiendo, soñando con su hermano y yo con el mío, jugando, tengo miedo que le pase lo mismo a Andrés, no quiero que nadie le haga nada malo, lo quiero mucho, Dios por favor no le hagas nada, si el diablo quiere hacerle algo matalo así salvás a mi hermano.
-Ya está, tiene las pilas nuevas, justo se las cambié el otro día... ahora despacito Germán, ¿me escuchas? despacito vamos a subir, no olvides que está rota la escalera... ¿qué hace la escalera en la pared?
-No sé, la habrá dejado papá, no sép.
-Puede ser mamá también que limpió acá afuera y la movió, pero que raro, mamá siempre tiene miedo que entren a casa por la escalera, la guarda siempre._ está medio dormido, no se da cuenta.
-No sép.
-Subí vos primero, que yo estoy atrás tuyo así vas tranquilo._ no sabe que ya subí, siempre subo solo, me encanta subir, siempre quiero saltar a los otros techos y ver las otras casas como son.
-Por los clavos Germán, acordate de las chapas.
-Sí, sí, me acuerdo.
-Pisá entonces por los clavos, saltá la parecita y yo te tiro el coso este, así paso con la pava y el mate.
-Tené cuidado, por los clavos andá Andrés.
-Jajaja, dale callate, dejá de repetir lo que yo te digo.
-Bueno, no te enojes.
-Tomá, agarrá la pava y apoyala despacito pero en el borde que no tiene membrana, y tomá el mate, dame la mano así subo... ¿y esas zapatillas?
-¿Qué?_ uh, me había olvidado de las zapatillas.
-No te hagas el boludo Germán, te dijo papá que no subas y vos subís, sos chico para estar de noche solo ¡y en el techo!
-Pero me gusta ver las estrellas, no te enojes, me acuerdo siempre de pisar en los clavos y del escalón roto de la escalera de madera de papá.
-Nunca hacés caso.
-Pero no subo mucho, me gusta subir ahora de vacaciones.
-¡Sí vas a la tarde a la primaria! ¡seguro te subís hasta en invierno y no nos damos cuenta!, le voy a decir a mamá.
-No, no porfa, no le digas nada, se va a enojar y no me va a dejar salir más, mañana voy a invitar a David a jugar en el patio.
-¿Y estamos a esta hora acá? tenés que dormir Germán.
-Duermo la siesta y listo, dale hacé mate así esperamos al sol.
-Vos no podés tomar mate, sos chiquito, pero bueno, es de noche, así no tenemos tanto sueño, tomá un poquito, unos mates y listo ¡eh!
-Sí, sí.

Hay un viento que no es muy viento, pero me gusta, me estoy despertando mejor, tenía un poco de sueño, Andrés está probando con la radio buscar enganchar una conversación de policías o de teléfonos de casas. Voy a ir a buscar a mis amigos de la primaria cuando me despierte de la siesta, a Pablo y a Fernando, así vamos al terreno de Pablo.

-Escuchá, ¿escuchás?
-Más o menos, subilo un poco.
-Ni loco, vení, acercate más boludo, dale, son dos hablando, dicen algo de un incendio..._ suena un sirena de bomberos.
-¡La sirena!
-Shh, no grites boludo que vamos a despertar a todo el mundo, dice que es un incendio en la fábrica de cerca del club.
-Fuaa que bueno.
-No Germán, la gente va a perder los trabajos, pensá en el dueño y en los que trabajan ahí. Pensá en eso y no en el fuego, siempre te divertís con todo, no es así la vida, ¿eh? mirame cuando te hablo, tenés que pensar por los demás, ellos van a perder muchas cosas, y encima lo que hacen en la fábrica tampoco se va a vender y la gente se queda sin eso.
-Perdón, no te enojes.
-Mirá el sol lolo, está saliendo, mirá que lindo que se ve con el humo.
-¡Sí, me encanta!, vení, podemos subirnos al fierro del tanque de agua para ver mejor.
-Tené cuidado eh, ¿siempre hacés esto Germán?
-A veces, cuando me despierto solo en la noche y con miedo, acá me gusta más, a nadie se le ocurre subir a los techos, y los fantasmas acá no hacen nada.
-Callate, dejá de decir boludeces, tenés que avisar cuando vas a subir, porque es peligroso, imaginate que un día te caes y nadie sabe donde estás, te podés morir acá solo, y eso es muy feo.
-¡Cómo los soldados en la guerra!
-Que feo, no pienses en eso, mirá el sol con el humo que está buenísimo.

Andrés me ayuda a subir, veo a los dos gatos escapar con la luz.














8














Abrió las ventanas y ya está cantando canciones de Quiroga, tengo mucho sueño, se me pegan los ojos, Andrés no está, se fue y mi hermana todavía no volvió de lo de mi abuela.

-Lolito despertate que tenés que tomar el matecocido con pan y buscar a tu amiguito para ayudarme con el jardín.
-Tengo sueño má, ¿y Andrés?
-Se fue hace un rato, ¿a qué hora te acostaste anoche?
-Eh, temprano má, pero me costó dormirme porque tuve pesadillas.
-Los nenes no tienen que estar despiertos hasta tan tarde, tenés que leer a la tarde algún cuento, porque estás todo el día jugando y no es así, tenés que leer. Tu papá quiere que leas y yo también, la televisión no hace más que enseñarte cosas malas, no me gusta que veas los dibujos animados, jugá con David un rato y después a comer y leer. Ahora hacé la cama y limpia el patio que está hecho un asco, barré un poco y tirá un balde para que se limpie un poco.
-Tengo sueño má.
-Nada de sueño, a baldear el patio, tu amigo te espera.
-Pero si no sabe que voy a ir a buscarlo, no le dije nada, es una sorpresa.
-No seas malo Germán, tenés que hacerlo, no podés quedarte durmiendo como una marmota, aprovechá que es verano, ya están los reyes en la puerta casi, eh.

Quiero que me regalen la estación de servicio, la tiene David, Pablo no la tiene y yo tampoco, ah, sí, Fernando sí la tiene, quiero una para mí solo. Poner los cochecitos, subir y estacionarlos, limpiarlos.

-Tirá la basura en esta bolsa y a la calle para que el basurero la quite en un rato, no te olvides de ordenar un poco, mira como tenés todos tus juguetes en el mueble este.
-Pero papá tiene más desorden que yo, mirá las herramientas como están tiradas ahí.
-Pero el trabaja y vos no, no te pases de vivo, eh, que sos muy chiquito, dale limpia así tomás la leche y vas a buscar a David.
-¡Terminé de barrer má! poné el agua para el matecocido que termino rapidísimo, vas a ver cuando pongas la taza ya terminé.
-¡A ver si llegas! mmm no creo que llegues, vas muy lento.
-Mirá, voy rápido, ¡quité los juguetes y todo, eh!
-Faltan, diez, nueve, ocho, ocho menos uno, ocho menos dos, siete, seis, seis menos uno, menos dos, cinco...
-¡Ya está! ¡terminé! ¿y vos?
-¡Justo! ¡a la vez!, ahora te tomás la leche tranquilo, nada de apuros que te cae mal y vomitas, hacés dos minutos de digestión y vas a buscar a David.
-¿Puede venir Martín también?
-Sí, pero nada de gritar mucho y romper las plantas, me las regaló tu abuela para que las plante, no las rompas.
-Yo nunca rompo las plantas.
-Son esos gatos que están en el techo, ya vi a dos y hoy a otro más.
-¿Sí má?
-¿Los viste vos también?
-No, no, nunca vi a ninguno, los gatos me gustan un poco.
-Tené cuidado que te pueden contagiar algo malo, no los toques, esos animales están todo el día en la calle dando vueltas sucios y llenos de golpes.
-No, no toco nada.
-Muy bien, ahora tenés que esperar a que hagas la digestión unos minutitos.

Un amigo de mi hermano compró una jeringa, mezcló cosas del padre que tenía en un cajón y con mi hermano buscaron un gato, lo acariciaron mucho hasta que el gato ronroneó y se dejó subir en los brazos, lo llevaron a un patio y le inyectaron lo que encontraron, el gatito murió solo, como los soldados.

Estoy corriendo, cruzando, mirando a los costados, me saluda la abuela de Horacio, uh Horacio hace una semana que no le toco el timbre, desde que fui a comer fideos con tuco y me enojé.











9













Estoy en la vereda de la casa con el jardín más lindo de la cuadra, estoy viendo el arbusto que tiene rosas rosas chiquititas, a veces cuando vamos a los de mi bis abuela y abuela les corto unas rosas para que se pongan contentas.

-¡Germán!, ¿qué hacés ahí? ¡vení!_ es Martín, me vio justo.
-Te venía a buscar a vos y a David para que me ayuden a mi y a mi mamá con el jardincito del patio, así jugamos un rato.
-No puedo, mi mamá se fue al hospital, mi prima... le pasó algo, no sé, no me quieren decir y me tengo que quedar hasta que vuelvan. Estaban enojadas, se fueron re temprano, por suerte no somos nosotros.
-No digas boludeces, es tu prima, a nadie tiene que pasarle nada malo, a veces decís cualquier cosa, no tenés que hacerte el valiente conmigo, somos amigos Martín.
-¿Yo valiente? dejate de joder, no te enojes...
-Mi tío murió en un accidente y no me gusta que pasen cosas malas en las familias, tenés que ser bueno.
-No sabía nada, no me contaste, perdona Germán , no sabía nada, yo soy medio boludo, perdoname.
-Voy a buscar a David, esperá y no te vayas.
-Me matan si me voy, ¡chau!
-Mirá los dibujitos, chau.

No se ve la puerta que le hicimos al terreno, está tapada por la enredadera, yo se donde están los cortes que le hicimos al alambrado, por ahí pasamos siempre. Hoy es cinco de enero, mañana es reyes pero no tengo ganas de que me regalen nada, seguro no es la estación de servicio que quiero, otra cosa no quiero, no me gustan las medias, pantalones o remeras, siempre es lo mismo. Tengo ganas de estar en el techo de casa jugando con mis soldaditos de plástico y los cochecitos, pero si me ve mi mamá me mata y no sabe nada de que sigo subiendo a la noche.

-Hola, ¿está David?_ me atiende la abuela, toco el timbre de David pero ella mira por su cortina y abre la puerta, siempre me termina haciendo pasar por su casa, tiene olor a viejo.
-Se fue con la madre, fueron con el coche a hacer unas compras, seguro que es por reyes.
-¿Cuándo vuelve?
-No sé hijo, le digo que viniste, sos Germán ¿no? el de la otra cuadra.
-Sí, dígale que si quiere cuando llegue que vaya a mi casa.
-Está bien, pero no creo que vuelva hasta la noche, chau chiquitín.
-Chau.

Hay mucho sol hoy, tengo ganas de estar jugando solo en el techo con mis soldaditos de plástico, mi mamá no me lleva a ningún lugar a elegir el regalo de reyes, ya sé que no son de verdad, pero siempre me quiere seguir haciendo la sorpresa. Lo que me gusta son mis cumpleaños o los de cualquiera de nosotros, nos levantamos temprano, hacemos la leche y compramos facturas y vamos a despertar al cumpleañero a la cama, me encanta despertarme bien temprano para hacer todo, a mi papá cuando cumple le compro también el diario Clarín.

-¿Y tu amigos?_ me dice mi mamá, estoy enojado y no le digo nada, estoy moviendo la tierra y tirando al suelo fuera del cantero, quiero regalos lindos, quiero subirme al techo a estar jugar solo.-¿Que pasa mi amor?_ sigo jugando, hago que no la escucho, me abraza con los guantes amarillos puestos.
-Nada, no van a venir, a la prima de Martín le pasó algo feo y David se fue con su mamá a comprar lo regalos de Reyes._ mi tío está metido en un lugar frío, no me gustan los nichos, las paredes de muertos con flores y nombres colgados.
-¿Pensás en algo feo?, no pienses cosas feas, mirá que lindo jardín tenemos para jugar nosotros dos solos, eh, mirá la lombriz como se mete en la tierra, ella se mete ahí porque es su lugar pero vos tenés el aire que es lo más bonito que existe, respirá y no pienses en nada feo, las cosas feas vienen solas y no las queremos cerca.
-¿Puedo subir al techo?
-No, ¿qué querés hacer en el techo solo?
-Jugar, me gusta jugar ahí.
-Siempre con el techo, te encanta estar ahí, me acuerdo cuando me hiciste subir con la escalera de papá cuando estaba embarazada de tu hermanita, que disgusto pasé ese día, estaba sola y vos parado en el techo del cuartito, ahí mismo, ¿ves? y gritabas que eras un súper, y te ibas a tirar, me subí corriendo, pero del miedo casi me caigo y con tu hermanita en la panza, no me lo olvido más, siempre mirando todo desde ahí arriba.
-Me encanta estar ahí, ahora que hay sol me gusta el calor del techo para estar sentado ahí.
-Bueno, podés subir con algunos juguetes, pero no hagas ninguna locura, no te pases a los techos de los vecinos, se van a enojar mucho, de verdad te lo digo Germán, no se te ocurra pasar al otro lado, y nada de mirar a la calle desde el techo, si querés jugar jugá pero sentadito y tranquilo, y avisame a cada rato que estás bien, saludame así yo sé que estás tranquilo. ¿Sí amor? ¿extrañas a tu hermana?
-Sí, ¿puedo subir ahora má?
-Dale andá.
-¡Gracias má! voy a llevar la radio, tenela encima, en vez de gritarte te hablo por ahí, dejala prendida.
-Muy bien, buena idea.
-¡Chau!
-Ojo con los clavos de la chapa, pisá en la línea, ¿me estás escuchando Germán?
-Sí má, sí má, sí má, quedate tranquila.

Cuando se duerme no se preocupa por nada, está mejor durmiendo, soñando con sus cosas, mi papá mañana va a estar en casa seguro. Le dejé la radio en la mesa de la cocina, al lado tiene el reloj rojo y blanco para cocinar, el mantel a cuadros está todo manchado por mí, seguro va a aprovechar a cocinar y después a ordenar el jardín, está todo despejado, hay mucho sol, hace calor, pero no tanto, es de mañana. Estoy subiendo los escalones, veo desde abajo mientras subo donde está el escalón roto, así no me equivoco, de ve bien el escalón. Estoy en el techo del cuartito, miro como miraba ese día que me dijo mi mamá, me imagino a ella gritando loca que no haga nada, a mi me encantaría saber volar, tener alas y volar, sueño un montón de veces en volar y me da miedo. Hace calor, estoy descalzo y me quema un poco la membrana, hay piedritas sueltas, algunos broches de ropa de colores y unos fierros tirado con maderitas rotas. Tiro de a uno cada soldadito, uno se cayó en la chapa y volvió a caer en el patio al lado de la escalera, no quiero bajar, tiré el último soldadito y ahora me subo a la parecita, voy a pasar al otro techo de membrana por la parecita, para no pisar los clavos y la chapa, pero tengo que hacer equilibrio, tengo miedo, tengo un montón de ganas de hacer equilibrio como en los circos. La radio está agarrada entre el elástico de mi pantalón corto y mi calzoncillo, me acuerdo el día ese, el año pasado me hizo un mago un truco de magia, me puso parado y me sacó un montón te de las de colores de mi calzoncillo, la gente se rió mucho ese día, pero no sé dónde era. Ya está, me gusta saltar así, me da cosita en la panza, pero me gusta, veo el quiosko de María al lado de la fábrica, hace calor, me saqué la remera y la tengo en el cuello como un ninja. ¿Los mellizos? voy a ir a buscarlos, me gusta jugar en la casa, en el garaje tiene un montón de cosas para jugar.

Estoy sentado en el borde de la parecita con los ojos cerrados, hay viento, pienso en el viento, en que pare, que no sea más viento, pienso en que va a venir mucho viento de golpe, el árbol de la esquina suena mucho, viene el viento, vino el viento, ahora que pare, quiero que pare el viento, siento mucho calor en mis mejillas, tengo mucho calor en el pecho, me estoy quemando, quiero viento, respiro, ahí viene el viento, sí, más viento, ahora que se pare de golpe y nada de viento, el árbol me avisa viene de vuelta, me encanta jugar con el viento.

¿Qué me van a regalar para reyes? es mañana, ¡mañana es reyes! sí, sí... quiero una estación de servicio.












                                        
10













-¡Haber si los reyes trajeron regalos!_ el año pasado me quedé a la noche para verlos meter los regalos abajo de la cama. Tengo mucho sueño, ayer me quedé en casa todo el día en el techo, mi mamá me subió por la escalera la leche y el pan a la tarde, después vi la televisión, me quedé mirando Brigada A y después el inspector ardilla.
-Tengo sueño, despertate Celeste, despertate vos, ¡dale!_ me tapa mi papá con la sábana y me callo, me encanta sentir la sábana y el olor al jabón, ayer chupé el jabón de lavar la ropa de la sábana recién colgada, mi mamá me reta si me ve, pero ayer no me vio, estuve un montón chupando la sábana y escupiendo, no trago, porque me va a hacer mal.
-Germán, tu hermana ya abrió el regalito, Andrés también, ahora te toca a vos._ no sé que es, tengo muchas ganas de ver que es, que sea la estación de servicio, quiero lavar el cochecito.
-¿Qué es?_ mi papá está sentado en la cama y me apreta las piernas, me rasca la espalda, también me encanta.
-No sé, no sé, tenés que mirar vos, te va a gustar._ mi mamá me habla como a un tarado, yo no soy tarado, mi papá me sigue rascando la espalda, me da sueño, ¿y si no es la estación de servicio?, quiero que sea la estación de servicio. No es, si es.
-Dale Germán, que se enfría la leche... ¡hay facturas!_ me quito las sábanas.
-¿Facturas? ¡sí! ¡sí!... ¡quiero facturas!_ salto a la espalda de mi papá, estoy colgado en la espalda, mi papá es gordo, re grandote, no se mueve, por más que haga toda la fuerza del mundo.
-Mirá la caja que tiene tu papá en la mano._le agarro las orejas a mi papá.
-Haber pá, dame la caja, dale, quiero la caja, pá.
-Ahora no papa, te hiciste el que no te importa, ahora me la quedo yo, no te la doy nada.
-Daleee, dame la caja, ¡dame la caja!
-Tomá, pero no te quejes.
-¡No!..._ la caja no es tan grande, una estación de servicio grande no es, seguro no es, mis papás me miran, mi hermana juega con su muñeca gigante, y mi hermano con sus cd´s y una remera negra.-Es un camión ¡con lanza cohetes! ¡Sí! mirá tiene como cuatro para tirar, gracias...
-A los reyes magos decile gracias, a la tarde van a pasar con el camión de los bomberos en el centro.
-¡Van a tirar caramelos!_ grita mi hermana saltando en la cama.
-¡Sí! _salto yo a la cama de mi hermana, mi mamá nos grita para que bajemos.
-¡Mamá ya está la leche caliente!_ dice mi hermano en la puerta riéndose de nosotros dos saltando.
-Bueno, ya escucharon a Andrés, tienen que hacerle caso Andrés que es el hermano mayor, ¡eh! ¿qué dije? ¡vamos a tomar la leche!_ se está enojando de verdad, mi papá la mira, se ríe, salto arriba de mi papá, pero no lo tiro a la cama, es re pesado.
-Ya está Germán, dale que Andrés hizo la leche, se despertó para que todos tomemos la leche juntos._ me dice mi papá, me da la mano.
-Vayan a darle un beso al hermano, portense bien. Y tomen despacito la leche que se van a quemar.

Nos sentamos en la mesa, los grandes hablan de cosas de grandes y nunca me dejan meterme, dicen que no voy a entender, me molesto, me enojo y juego con el puré, hago dibujitos que me gustan. Me encantaría ser astronauta, el otro día estaba con unos chicos que conocí hace poco, fuimos caminando a la estación de trenes a jugar, había un señor tirado abajo del puente, me corté con un fierrito que había ahí y uno me dijo que me lave que me puedo contagiar sida, tengo miedo, pero tengo que esperar ocho meses para saber si tengo de verdad, si no me salen ronchas ni nada es que está bien.

-¿Te gusta hasta el fondo tomar?_ le pregunto a Celeste, a mi no me gusta tomar hasta el fondo porque tiene pedacitos de yerba y cositas.
-Sí, me gusta, está rico.
-¿Sí? ¿te gusta hermosa?... lo hice para rico para que les guste, ahora tenemos que andar un rato en bicicleta así aprendés, ¿vamos lolo?
-¡Sí!, pero quiero otra medialuna con dulce de leche.
-Bueno vamos en un rato.
-Tienen que hacer un rato de digestión y después van_ nos dice mi mi mamá y mi hermano y mi papá hablan de vuelta de cosas que no entiendo del trabajo.
-Yo cuando tenía tu edad vendía libros, y me robaba discos.
-¡Octavio!
-¿Qué? es verdad, ¡pero eso está mal chicos!, no tiene que hacerlo nunca._ nos dice a mi y a mi hermana, ellos se ríen juntos.
-¿Papá es ladrón?_ le pregunta mi hermana a mi mamá.
-No Celeste, no es ladrón, es mentira, es un juego, a tu papá le gusta mucho jugar.
-Ah, porque está mal robar.
-Sí Celeste está muy mal robar.

Terminé la leche y dejé un poquito, siempre hago lo mismo con el café, mi mamá lo prepara con una tela que usa de filtro y la ollita sin mango que agarra con un guante de la cocina que tiene. Casi siempre se quema y se hace una marca, tiene como tres que se le están secando. Estoy sentado en mi cama, la semana pasada dormí muy mal, mi tía me dijo que haga dibujos de mis pesadillas, el otro día dibujé una sala, un hospital, gente, pero no dibujo más, creo que ellos, los fantasmas me están mirando, me dan ideas. No me gusta la noche a veces, tengo suerte de que volvieron mis hermanos, porque sino dormiría todos los días en el techo. Me gustaría aprender los nombres de las estrellas, pero no sé ninguno, el único que me acuerdo... las tres marías.

-¿Qué te pasa Germán?_ mi hermano se sienta conmigo, me tira contra él, hunda un montón el colchón, no tanto como mi papá.
-Nada, no pasa nada._ nos callamos y pasa una bicicleta tocando la campanita en la calle, están las ventanas abiertas, hace calor hoy también, pero entra un vientito fresco en la espalda.
-Dale, no seas bolas, decime, estás re callado, ¿escuchamos música juntos?_ pienso en los gatos del techo que me cuidan.
-Sí, ¿qué vas a poner en el equipo?
-No sé, ah los cd´s que me regalaron, el de los violadores.
-¿Quienes son?
-Personas que se quejan de lo que ven, que no les gusta vivir como viven, les molesta mucho cosas malas que hace la gente, ¿entendés?
-Sí, como robar o matar a un gato.
-¿Y eso por qué lo decís?
-Por nada, por nada, se me ocurrió.
-No, eso lo preguntar por algo, decime, ¿por qué me preguntas eso?
-¡Por nada Andrés!, poné la música, el cd está girando y no ponés nada, apretá en play.
-Ya sé como es, yo sé lo que me querés decir pero no me querés decir, yo no maté al gato, no le metí nada, es mentira, no sé quién te lo contó, pero yo no soy malo.
-Tengo un compañero de la escuela que metió cohetes en las coas de los gatos y que explotaron.
-Eso no puede ser, es un hijo de puta, ¿no le dijiste nada a la señorita?
-¿A la seño? no no, ni loco, me mata, es muy grandote y más grande, tiene tres años más que nosotros, repitió dos veces.
-Pero tienen que decirle si o si Germán, yo este año que viene no estoy para cuidarte.
-No importa.
-¿Cómo qué no importa? no te gustan los gatos, ¿no querés a los animales?
-Sí, pero me da miedo él, golpeó a unos compañeros... ahora cuando empiece ya no va a estar con nosotros.
-¡Ah! ¿por qué no me dijiste?, es un pelotudo ese, vos no tenés que juntarte con gente mala, siempre tenés que hacer cosas buenas.
-¿Qué pasa acá? ¿dé qué están hablando tanto? ¡es reyes!
-De nuestras cosas pá, cosas de chicos._ le digo y se ríen mi hermano y él.
-¿Eso es?_ me dice mi hermano.
-¡Estás celoso boludo!_me dice mi papá.
-No, no estoy celoso, nunca me dejan hablar._ estoy mirando el piso y muevo los pies, me gustan las maderas del piso, mi mamá siempre dice que los pisos son buenísimos, que es una madera muy buena.
-Germán, hay cosas que no podemos hablar con vos porque no te van a gustar o pueden hacerte mal, vos tenés que jugar, jugar mucho, cuando seas más grande vas a ver todo diferente, y mientras más crezcas lo vas a ver todo mucho más diferente, y así hasta que seas viejito, la experiencia es la base de la sabiduría hijo. No te enojes con tu hermano, él es más grande y él puede hablar con vos y darte consejos, es más grande que vos, ¿está bien? no te enojes hombre araña.
-Jajaja, no soy el hombre araña, me gustaría trepar paredes, yo puedo subir por las paredes del pasillito con las pies y las manos hasta el techito de la puerta de entrada.
-Ya sé, si todas las paredes tienen tus huellas.
-Ensuciás todo._ me dice mi hermano y mi tira contra la cama, puso los violadores, canta y yo lo imito.

No tengo mi estación de servicio, pero tengo mi tanque lanza misiles.
                                                










11











-Hola ¿está Horacio?_ la abuela ya sabe que soy yo, desde la puerta me ve, pero me da vergüenza no preguntar.
-Pasá, que yo le aviso que viniste, quedate jugando con las perras, mirá como mueven la cola... ¿a qué sí chiquititas?, ahora vuelvo.
-Sí, gracias._ la abuela entre que sube y baja las escaleras tarde un montón, las perritas son muy molestas, ahora que no me ve pateo una, son insoportables, son esas perras chiguagua creo, bueno no sé que raza son, pero son muy pesadas.
-Germán, subí, mi abuela te dejó abajo, te dije que subas directo.
-¿Qué querés? me da vergüenza subir solo, tu abuela siempre sube.
-Ya le dije mil veces que te diga que subas, pero se le olvida, desde mi abuelo se fue está peor, subí, mi hermana se fue y mis viejos no están, tenemos toda la casa para jugar, me compraron muñequitos de la guerra de las galaxias, con la nave y todo, estoy re contento, ¿a vos qué te regalaron?_ no quiero ni decírselo, siempre a él le compran cosas re caras como a David, el papá trabaja en el aeropuerto de Ezeiza, en una torre, o algo así, me duele un poco la cabeza.
-A mi me regalaron una estación de servicio re grande, está buenísima, con cochecitos, y unos playmovil._ siempre le miento, para que no se crea que soy muy pobre.
-Yo tengo esa, ¿más grande qué esa es la tuya?_ la miro y es gigante la suya, quiero una como la de él y no me la pueden comprar, estará re cara, en lo de pochita la venden más chiquitita.
-No, igual que la tuya más o menos, está nueva.
-¿Querés chocolate? también me trajeron chocolatadas en botellitas de vidrio.
-Sí, me encanta la chocolatada en botella, tus papás son re buenos, te traen de todo siempre.
-A mi hermana no le traen mucho, a mi sí, de todo.
-Pero tu hermana es re chiquitita._ me da la botellita fría, me encanta.
-¿A dónde fueron tus papás?_ le pregunto para que hable, quiero tomarme toda la chocolatada ya.
-A hacer las compras del mes, dicen que están subiendo los precios, que no va a parar, tienen miedo por el trabajo de mi vieja, está re jodido, dicen siempre cuando hablan entre ellos que se va el país a la mierda, que siempre es lo mismo.
-¿Así hablan entre ellos?_ le pregunto.
-Sí, yo me acuerdo de todo, porque soy re inteligente, el otro día escribí todo lo que dijeron para acordarme bien, esperá... acá está, dijeron que va a haber inflación, también hablaron de crisis económica, y que son comunistas o algo así._ me dice siempre lo mismo, para mí no es muy inteligente, pero sabe hablar re bien.
-Yo eso sí lo escuché en mi casa también, pero no se muy bien porque dicen eso siempre, a mi papá le gusta ver a Neustad, pero lo odia, no lo entiendo.
-El mío también mira eso, y lee un diario raro, no sé cómo se llama, pero está siempre leyendo eso._ me dice.

Se fue al baño, estoy sentado en su cama, a mi me gusta mucho venir a su cuarto, porque está hecho por el padre, es como una casita en un árbol, hay una escalerita de la cocina, el piso es de madera, lo hizo todo el padre. Tiene de todo, más juguetes que David, tengo ganas de llevarme un muñequito del robot ese, de circuito, tiene a todos, pero no me gusta robar, se va a dar cuenta seguro, los tendrá contados.

-Ya está, tenía ganas de hacer pis hace un montón, andá si querés, siempre tenés vergüenza de todo, no hay nadie.
-¿Te dejan solo?
-Sí, obvio, a mi hermanita no, pero a mi si, ¿a vos?
-A veces, pero no muchas veces, mi mamá está siempre en casa.
-¿No trabaja?
-Ella nos cuida, hace todo en casa, mi papá si trabaja.
-Ya sé boludo, mi mamá trabaja como mi papá, mi abuela nos cuida casi siempre.¿Estabas enojado conmigo? te vi desde la ventana que ibas para la otra cuadra, desde la ventanita de la pieza de mis viejos te vi ir a la casa de David.
-No, pasa que me dijeron que vaya, el otro día me quedé en casa y ayer fue reyes, nos fuimos a ver el camión de lo bomberos a la noche, me traje un montón de caramelos.

Ahora estoy más tranquilo, me encanta la casa de Horacio.














                                       
12














Estoy sentado callado, me suena el oído, me duele un poquito, recién me lastimé abajo del pie, porque pisé en uno de los clavos del techo de chapa, me duele un poco, pero no grité porque sino mi mamá me iba a retar, ahora estoy mejor, sentado, bien calladito para que no me hagan bajar, están los dos gatos amigos míos, mis hermanos están durmiendo en las camas y mis papás están soñando seguramente, siempre sueñan, a veces los escucho hablar bajo, la otra noche era más tarde que ahora y los escuché que se despertaron, prendieron la luz, porque desde el techo puedo ver cuando prenden las luces, porque veo la forma de la ventana en la vereda, la pieza de ellos también da a la calle, como la de mis hermanos y mía. Hicieron ruidos raros, y después se volvieron a dormir. Están mis gatos mirándome, los dos, uno arriba del tanque, el otro en la parecita del techo de la señora de al lado. Hoy me desperté con el cuerpo duro, no podía moverlo, me dio miedo, después escuché algo, como ruido a puerta, y también como unas voces, siempre sueño con personas que jugaban a las cartas acá, en el comedor, recién me dio mucho miedo, sentí frío en la espalda. Creo que hay muchas personas en esta casa, no me gusta mucho, ahora que no tengo tanto sueño como cuando voy a la primaria no me duermo mucho, ahora acá estoy bien, mis gatos me miran, ellos no me dan miedo, me cuidan siempre y no me preguntan nada, no me hablan, ni gruñen, ni ronronean, solo están ahí cuidándome.

Me acuerdo de un amigo que tenía cuando era más chiquitito, se murió ahogado en el baño de su casa, mi mamá siempre se acuerda de él, yo también, pero nunca se lo digo a nadie, como el día que le di un beso en la boca a un nene, tenía como cuatro años y me acuerdo siempre, eso me dio mucho miedo. Mis papás creo que están preocupados porque no hay plata, y los escuché hablar de que se viene muy mal todo, yo no sé eso, yo quiero que todos estén bien, que falte nada, no quiero que mis papás se peleen.

Escuché un ruidito, ¿los gatos suspiran?, otra vez, tengo miedo, ¿y si me quieren tirar al piso para matarme? tengo miedo, no veo nada, no hay nadie, ¡otra vez! el suspiro, ¿quién es? ¿y si es la vecina?, le va a decir a mi mamá, bueno mejor, si le dice a mi papá se va a enojar mucho.

-Hola_ digo bien bajito para que me escuchen acá pero no abajo, aparte si se despierta un vecino y se cree que soy un ladrón me pueden tirar un tiro, me puedo morir.
-¿Estás solo?_ me dicen desde la oscuridad, atrás de la terraza de mi vecina, en el techo viejo de la verdulería, tengo mucho miedo, pero menos, no es una persona mayor, tiene voz de chico.
-¿Quién es? ¿hola?_ me tiemblan las piernas.
-Soy Francisco... ¿puedo ir?, no estoy solo._ estoy temblando mucho.
-Yo soy... Germán, estoy solo..._ me quiero bajar ya.
-Me dicen Paco, vengo con mis dos gatos, tenés uno atrás tuyo._ miro atrás y hay otro gato, creo que lo había visto antes, pero no me acuerdo... se está acercando pero no lo veo, sigue en la oscuridad.
-Yo también tengo dos gatos, el del tanque y el de la parecita de atrás mío, adelante del tuyo._ me estoy olvidando del miedo, nunca creía poder ver a alguien en un techo a la noche como yo.
-No hables tan alto, que te van a escuchar los grandes._ tiene la voz parecida a alguien, pero no me acuerdo.
-¿Siempre venís al techo solo?_ hablo más bajo, no sé si me está escuchando.
-Yo siempre estoy acá, nunca te vi, ni te escuché, siempre pienso en mis cosas, ¿puedo pasar?_ no lo veo todavía las ramas de los árboles lo tapan, tiene las manos en la luz, son más grandes que las mías, las estoy mirando y son más grandes.
-Me tengo que ir, perdón, pero seguro mi mamá me está buscando, y si no me ve en la cama durmiendo me va a venir a buscar, chau Paco._ tengo miedo, ¿y si es un ladrón? ¿si me quiere matar? seguro me quiere tirar del techo.
-No te vayas, no soy malo, estoy solo, no te vayás Germán, yo... no..._ ya estoy parado y en el borde de la parecita para bajar al techo de chapa, me duele el pie un poco.
-No, no, me quiero ir a dormir, mi mamá va a venir y me va a retar, me voy... perdón, otro día...
-Otra noche no sé si te voy a ver, es la primera vez que veo a un chico, creía que era yo solo pero ahora...
-Yo también, pero no sé, no hago ruido por eso... no siempre subo, bueno casi siempre._ estoy sentado en el borde me voy a bajar, que no me duela el pie, que no salte la pared, si salto yo la chapa se va a romper y me puedo romper todos los huesos.
-Pero es raro, ¿y si hay muchos más cómo nosotros?, es raro Germán, no te vayas, quiero saber que está pasando..._ quiere pasarse de la pared, yo me voy ya.
-Me voy, no es raro, mi hermano subió conmigo y no nos escuchaste... me voy, no pases a mi techo o grito...
-Pero si no los escuché ¿por qué ahora si? nunca dejo de subir, todos los días, hasta cuando estoy enfermo, tengo miedo Germán, tengo catorce años, llevo mucho tiempo subiendo, tengo miedo Germán, no te bajes..._ doy el saltito y me tiro en el techo del cuartito, miro atrás y no hay nadie, mi gato del tanque baja al fierro que los sostiene, me está mirando, como si me estuviese diciendo que me baje ya... estoy bajando... me duele el pecho, tengo tos, estoy tosiendo un poco... estoy en la cocina, salgo al patio con el techo de chapa que me clavé. No hay nadie, no escucho ruidos... un gato grita, se pelea, escucho como se pelea... ¡ah!

-¿Quién es?, ¿quién es?_ escucho pasos.
-Soy yo hijo, mamá ¿qué hacés despierto a esta hora? ¿qué te dije Germán? no puede ser que siempre estés haciendo cualquier cosa, todo el día haciendo lo que querés, nunca hacés caso, pero..._ la abrazo, estoy temblando, mi mamá me abraza y se arrodilla.
-No mamá, no me digas nada, por favor no me retes, no quiero hacer todo mal, no quería irme... mamá perdón, tengo miedo.
-Pero ¿qué pasó mi amor? ¿qué te pasa?, ¿no habrás estado en el techo?... te dije que no...
-Por favor no me retes mamá, no me retes, tengo miedo, no quise...
-¿Pero qué te pasa? ¿qué hiciste?
-Estuve en el techo... pero un ratito._ estoy llorando pero si le digo la verdad no me va a dejar ir a la colonia de vacaciones, ni me va a dejar ir a jugar con los chicos.
-¿Y yo qué te dije Germán?_ se está enojando más... no puedo decir nada.
-Nada má, pero fui un ratito... tengo sueño, me voy a dormir.












13











¿Cómo es el chico del techo?, es raro pero tiene gatos como yo que lo cuidan, es muy raro, ahora me siento mejor, es de día, mi hermana recién se levanta, está en el baño con mi mamá que la está ayudando, mi hermano está haciendo la leche, el matecocido. Tengo un poco de sueño... ¿qué soñé?... si, que estaba colgado del borde del techo y que me caía, y cuando tocaba el suelo me despertaba y era de noche todavía y gritaba hasta despertarme, pero no sé si fue el último sueño o... no me acuerdo.

-¿¡Germán!?, te estoy llamando hace media hora, vení a ayudarme con las tazas_ me dice Andrés un poco enojado.
-No te escuché Andrés perdoname... me gustaría comer facturas._ mi hermano es alto, me gustaría ser como él, y tener su cuerpo, yo soy flaquito, tengo piernas muy flacas, me dan vergüenza.
-Dale y te llevo la leche a la cama... lo de siempre vamos a desayunar, aparte es rico, no te quejes que hay chicos que no pueden comer ni esto, yo tengo amigos de la villa que no comen nada por días... no te quejes que siempre hay gente que come menos que vos, gana menos, vive menos, y también que come más, vive más... así es todo._ mi hermano siempre me enseña algo, lo quiero mucho, pero lo veo poco.
-¿Qué tazas pongo? tenemos un montón, usemos la amarillas..._ le grito saltando a mi hermano.
-Bueno, ¿ves? hay alguien que tiene menos tazas que nosotros... eso sí que no nos falta._ está sirviendo el matecocido, tira yerba en el mantel, me río y me mira, la leche está muy caliente, la espuma cae en la cocina, hay olor a leche quemada, le estoy haciendo señas.
-¡Mira! ¡mira!, ¡la leche!_ ahora hay olor a leche quemada, me gusta, cuando era más chiquitito comía leche en polvo de a cucharadas, y antes manteca, y soy re flaco.
-¿Qué lío están haciendo?_ nos reímos juntos, hasta mi mamá se está riendo, y ahora Celeste que nos mira gritando.

Me terminé la leche, estaba riquísima, le pongo azúcar en el pan y más adentro del matecocido, me encanta, me lo tome todo y me acorde después de reírme un montón del chico que anoche. Se me hizo mariposas en la panza y sentí el miedo, le vi las manos, eran más grandes que las mías, pero ahora que lo pienso ¿y si quería hablar conmigo de algo especial? me dijo que no entendía por qué cuando subí con mi hermano no nos escuchó, tenía miedo él también... yo me fui por que tuve miedo, y ahora me arrepiento, quiero volver a subir, ¿pero si es malo? no quiero que me mate. Mi hermano pone música fuerte, no me deja pensar bien, mi hermana se fue con mi mamá a comprar al almacén del gallego... estoy en la calle sentado en mi pasillo, tengo un poco de calor, tengo una piedrita, la tiro, rebota y se queda quieta, la hormiga pasa por arriba, me quito las hojotas, me gusta estar descalzo, ahí vienen mi hermana y mi mamá caminando con bolsas blancas, mi hermana trae una casi vacía, se ríe todo el tiempo, siempre la veo feliz, gritando, pataleando, caminando, le gusta hacer de todo, me gusta llevarla de la mano, a veces tiro una bolita en el piso y le digo que la busque y nunca la encuentra, me divierto un montón.

-¿Me trajeron galletitas?_ le digo a Celeste.
-No, yo traigo un paquete de arroz, ella trae otras cosas, ¿qué hacés solo acá Germán?_ Celeste tiene una voz muy finita, como si fuera más chiquitita.
-Estaba jugando con las piedritas y mi amigo, ¿no lo ves?_ le digo jugando, se lo cree todo.
-¿Tenés un amigo con vos? no lo veo Germán, ¿dónde está?_ suelta la bolsa y la agarra mi mamá, ella se sienta conmigo.
-¿No lo escuchás?
-¡No!, pero si yo estoy sentada dónde está tu amigo, ¿lo aplasté?_ se para y me mira.
-¡Uh! ¡lo mataste!_ le grito haciéndome el enojado.
-¡No lo maté! ¡no lo maté! ¡mentiroso! ¿mamá?_ se pone a llorar como siempre, llora por todo, no la soporto.
-¡Germán! ¿qué te dije? siempre molestando a Celeste, es chiquitita, no le mientas que después sueña cosas feas, no seas tonto, sos grande no le mientas._ ¿y mis pesadillas? lo mío es de verdad y no le digo nada, ¿estará hoy a la noche arriba? me da miedo pensarlo, ¿y si es un monstruo? no eso no, pero ¿por qué está ahí?, no voy a subir, mejor no.
-Pero yo no... no lo hice a propósito, siempre me retas a mí, a ella no le decís nada.
-Ella es chiquitita, dale levantate y ayudame, no te hagas el tonto, no me olvido de lo que hiciste, así que ayudame ahora mismo y callate, dale un beso a tu hermanita, mirá como llora, dale.










                                               

14











Estoy sin remera y sin hojotas, me quité todo porque no me gusta el calor, estoy sentado en el cantero, hay una plantita, la cadena grande colgada en los ladrillos medios rotos, la pared del pasillo está despintada, el otro día la prendí fuego, tiré alcohol y prendí para ver todo el fuego, me encantó, pero no me animo más, mi mamá habló con María la del quiosco para que no me venda nada, después con el gallego, a la otra almacén sabe que no voy porque no me gusta, tiene rejas, no me gusta estar encerrado en un lugar, lo odio.

-¿Aburrido?... yo cuando tenía tu edad hacía lo mismo, pero jugaba a tirar chapitas contra la pared, practicaba siempre con la bolita, no tenía la televisión como vos... tienen suerte ustedes._ se sienta al lado mío, mueve la cadena, quiero que se haga de noche, falta un rato, son las siete, y en verano cambia el sol, porque sale más tarde la luna.
-No me aburro nunca, a mi me gusta jugar todo el día..._ es la mejor manera de pensar, jugar siempre, mi hermano mira la cadena, parece triste.
-¿A vos qué te pasa?_ el otro día se enojó conmigo porque le pegué en la cara jugando.
-Nada ¿por?... yo estoy bien, ¿tengo cara de algo?_ me sonríe y viene a mí.
-De tonto, tenés cara de tonto..._ me agarra y me sube a la cadena, tiene mucha fuerza, yo estoy muy flaco, tengo miedo de que cuando sea grande me ponga más flaco, me van a cargar todo el día por mis piernas flacas, no quiero crecer.
-Y vos sos un tontito, el otro día ¿te acordás? cuando bajamos prendí la radio en la cocina y escuché que habían asesinado a alguien, fui para ver quién era... ¿Germán, me escuchás?_ no quiero crecer.
-¿Qué?... sí, ¿qué pasó?_ me baja de la cadena.
-Te dije que el otro día me quedé escuchando con la radio en la cocina y dieron un aviso de asesinato a una cuadra de la abuela, en Uriarte..._ estoy con mi boca tapada, yo no lo escuché.
-¿De verdad?_ le estoy preguntando pero me sigo tapando, me babeo un poco, estoy chupando mi saliva.
-Sí, de verdad, pero no le digas nada a nadie... sino no te sigo contando, ¿eh?, tenés que prometerlo por mí y por la abuela, de verdad no digas nada, ni a los chicos, a nadie, fui caminando, fue a las seis de la mañana, no tenía sueño y no tenía nada que hacer, estaba aburrido como vos y fui.
-¿Y qué pasó?, dale contame... dale._ no me gustan los muertos.
-Vi a un muerto, era un señor grande, tenía la panza cortada, escuché que habían agarrado al asesino pero después el policía dijo que era un drogadicto... me metí por un terreno de al lado a la casa y me robé esto... pero no se lo digas a nadie, por favor._ tiene en la mano una cadenita, con una cruz, no me gustan las cruces, mi tío, la bandera y los cuadrados llenos de muertos, estoy viendo el árbol con cajones y adentro muertos, todos llenos menos uno, uno para mí solo.
-No tenés que robarle a los muertos Andrés, si te ve papá te mata, el espíritu no quiere que le roben, tenés que devolverlo a la casa, porque sino va a venir a buscarlo._ no quiero que vengan más personas a vivir con nosotros, no me gusta dormir en casa, en el comedor están los que juegan cartas, pero en la cocina también los otros, los que se esconden, tengo miedo, ¿cuándo se hace de noche?
-¿Estás loco? no devuelvo esto ni en pedo, vos sos medio loco, no tenés que pensar así, es una cadenita, no le hace mal a nadie, y a los muertos no les gusta perder el tiempo, ¡están muertos! no hay nada abajo de la tierra, los gusanos se los comen._ quiero que se haga de noche, quiero que se haga de noche, quiero ir al techo solo, quiero que se duerman, quiero irme al techo, quiero irme al techo.
-Me voy a la calle un rato, chau._ estoy en el pasillo, la pelota roja tirada y un muñequito, agarro la pelotita roja, pica mucho, me gusta hacerla picar, mi mamá me dice que voy a terminar como mi primo haciendo con la mano todo el día el gesto de estar picando un pelota de basket.
-Ni se te ocurra decir nada, te mato... es un secreto nuestro, a la mañana voy a ir un rato a la casa a investigar a ver si encuentro algo, me parece que lo mató un señor de enfrente, lo vi mirar todo el día por la ventana, no fue a trabajar ni nada, todo el día mirando por la ventana, ni se dio cuenta que yo lo estaba mirando._ falta poco, falta poco, fal-ta po-co.
-No digo nada, me voy afuera a jugar con la pelotita. Yo que vos no iría más, no te metas en esas cosas, ¿querés ser policía o algo así?, yo tengo miedo a la gente mala.
-Vos sos un miedoso, voy a investigar mucho, quiero saber quién es, siempre me gusta mirar a la gente, ver como caminan, me gustan los secretos de la gente, pero nadie los cuenta, ese es el problema, nadie cuenta nada, no me gusta eso y voy a ver que pasa, no te asustes ¿eh?, no se te ocurra decir nada. ¡De verdad!_ me agarra del brazo un poco fuerte.
-¡No! no me importa eso, yo no le digo nunca nada a mamá, y a papá menos, el otro día encontré las revistas de esas chicas y no dije nada... dejame que quiero irme a jugar afuera._ falta poco para la noche, no hay gatos en la calle, nunca veo gatos de día, no hay ni uno, todos tienen perros, estoy picando la pelotita, más fuerte, pica mucho.
-Hola Germán_ más alto que antes.
-Ah hola Facu._ es más chiquitito que yo, tiene el flequillo en los ojos, tiene un montón de pelo.
-¿Qué hacés solo?, te toqué la puerta hoy y no atendió nadie, grité por la ventana y nadie dijo nada, me fui a lo de mi abuela toda la tarde, quería invitarte a la pileta que puso mi papá allá.
-Uh que bueno, pero si estuve todo el día... no sé, que raro._ se tira el flequillo para atrás y se le cae en la cara, tiene el pelo re lacio.
-Pero grité un montón... y nada... me re aburrí._ pico la pelotita de vuelta.
-Estuve todo el día... ¿cómo estás de la panza? a mi me dolió todo el día, jajaja nos comimos todas las ciruelas...
-Estaban re calientes, jajaja, mi vieja se re calentó, y no me dejó salir por dos días, siempre me reta, no me deja caminar por el comedor sin los patines, está todo el día limpiando._ se prendieron las luces, ¡es de noche!
-Tu mamá es igual que la mía, yo no la aguanto tampoco, siempre me dice que me abrigue, que cruce bien la calle, que no hable con nadie que no conozca, que haga la cama, que me lave los dientes y el pito... jajaja, ¿a vos te dicen qué te laves ahí?_ tengo hambre, Facu se agacha a atarse los cordones, no los ata como yo.
-A mi no me dicen nunca nada de eso, yo me lavo todos los días... mi abuela si me dice esas cosas._ mi abuela me prepara un matecocido riquísimo.
-Me voy adentro Facu, ¿mañana jugás? te voy a tocar el timbre después de tomar la leche.
-Pero no toques muchas veces, me retan después, tocá una vez, a las once y media, así no hay nadie... mejor, que la llevan a mi hermana a un lugar, podemos jugar en el garaje._ me contó mi hermano que le vio las tetas a la chica de al lado de la casa de Facundo, pero me dijo que no tenía nada.

En un rato voy a comer, mi papá llega más tarde seguro, son las nueve de la noche, estoy sentado en mi cama, está oscuro, la luz del farol de la calle me está dando en la espalda, parece una estrella gigante en mi ventana.












15















Me gustan los colores, el rojo es el que siempre elijo, sigo solo esperando en el techo, no hay nadie en la calle, ni un alma. Subí despacito y sin hacer nada de ruido, la primera vez que nadie se entera de mí, mis gatos me cuidan, no tienen nombre, no me gusta, son gatos. Hace dos meses que murió el hermano de Natalia, se cayó de una hamaca y se golpeó la cabeza por salvar a su hermanita de que se golpeara ella, estuvimos todos en la calle, hicimos filas y vimos pasar el coche negro que lleva a la gente que no camina a los nichos, cajones que odio ver en mis pesadillas. ¿Por qué no quiere aparecer?, ¿se habrá asustado?... pero si el que se asustó fui yo, él era más grande, tenía las manos más peludas que las mías, yo casi no tengo pelo en ningún lado... tengo miedo de que nunca me salgan pelos, no quiero ser pelado, no voy a ser pelado y gordo... todos los grandes son así, trabajan todo el día y tienen un día para dormir sin saludar a nadie, ¿qué le habrá pasado?, la noche está fresca, tengo un poco de frío, es raro que haga frío hoy, mi hermano está loco, desde lo de mi tío siempre me cuenta historias de muertos, yo no le creo, seguro que es mentira. Giro por el techo, me encanta sentir las piedritas que pinchen mientras giro, me mareo un poco, choco con el borde... hay un hombre que camina por la calle, patea una botella, se escucha el vidrio como se rompe hasta acá, no me ve y yo a él sí, es alto, está sentado en el cordón de la vereda, mira al suelo pero no se le ve la cara, la luz es muy suave, tiene una camisa media desabrochada y un pantalón, no sé cual. El viento está tirando florcitas del árbol que da la oscuridad de la esquina, justo dónde Paco me habló ayer, seguro que no es su casa, ni nada, porque puede trepar y caminar por los techos hasta ahí, no sé, yo nunca me movería a los demás techos, si me agarran pueden matarme... escuché que hay gente que espera a la noche para salir a las calles buscando gente para vender sus órganos, me lo dijo un amigo de la escuela y mi mamá. Sigue quieto, no hace nada, prenden la luz de la casa, chiflan desde adentro, no se va, seguro viene la policía... bueno seguro que no, en la villa hacen más líos... se escucha una sirena de lejos, como la de los bomberos... ¿otro incendio más?, no viene, tengo sueño, mañana voy a ir a jugar un rato a lo de David, pero solo, no tengo ganas de ver a Martín.

-¿Hola?_ es una voz desde el techo, el hombre me mira, sabe que estoy acá.
-Shh, shh, no lo mires a la cara, no lo mires, vení rápido, no lo mires, siempre hace lo mismo, sabe trepar rápido, si lo mirás a la cara sube a buscarnos y nos va a llevar a los dos juntos._ puedo verlo pero no lo conozco, es un chico como yo, flaquito pero con anteojos y está pelado, tiene cicatrices en la cabeza. Está con dos gatos, uno con el mío en la parecita y el otro mirando a la calle.
-¿Quién sos? no te conozco, yo me voy a mi cama, no quiero ir a ningún lado._ no tengo miedo, no como ayer... estoy contento por conocer a alguien que hace lo mismo que yo y tiene mis años, o parecidos, se acomoda los anteojos y me sigue hablando pero tartamudea a veces, no se le nota tanto.
-Yo soy Chi-cho, bueno así me dicen mis amigos, este no es mi-mi techo, pero te escuché y cuando vi al hombre tuve que venir a llamarte, te puede matar ese tipo, es ma-malo, muuuy malo, les hace ver a todos los chicos lo malo que es ser grande... ¿vis-sste Peter Pan?
-Sí, me encanta...
-Bue-no es como si fue-ra un Peter Pan suel-to en el barrio y que no le gus-ta crecer, son así, son muy ra-ros los grannn-des, siempre se quejan de to-do lo que no hicieron, por eso te vine a lla-mar... mi te-cho está en la otra manzana... de día no ando mu-cho en la calle, mis pa-pás estánnn se-pa-ra-dos y me cuida mi abuuue-la pero está ennn-ferma, así que la cui-do yo... me gus-ta buscar a los que no duer-men, pero siemmm-pre cam-bian y no los vuel-vo a-a v-ver... ¿ve-nís?_ si cruzo me pueden matar, mi mamá me lo dijo bien claro, si me voy de mi techo voy a ver cosas feas y que no me gustan, a mi hermano si, pero a mi no, odio a la muerte, quiero matarla.
-No sé, mi mamá me dijo que no salte a los otros techos, porque los vecinos me pueden matar si creen que soy un ladrón, además ese señor quiere vender los órganos de la gente.
-¿Quién te di-jo eso?... a mi me di-jeron que te muuestra todo lo ma-lo que es ser grannn-de, para que llores... pero no te ma-ta.
-Me lo dijiste vos recién, que era muy malo y que me iba a matar, vos me estás mintiendo, voy a llamar a mi papá.
-Tú pa-pá no esss-tá... ese hombre no vende na-da.
-¿Cómo sabés qué no está mi papá?, si pasas a mi techo grito de verdad eh, no te muevas porque voy a gritar re fuerte, yo no te dije nada de mi papá, ¿cómo sabés?
-Porque los pa-pás siemmm-pre traba-jan, y porque no está el co-che en la ve-reda.
-No tenemos coche, pero es verdad, mi papá se fue a trabajar, seguro viene mañana, pero está mi hermano que es re grande, ¿lo llamo para qué le grite al tipo ese?_ miro a la calle y ya no está, no me di cuenta.
-No esss-tá, ya se fue, pero siem-pre está dan-do vueeel-tas, este no es cooo-mo el viejo de la bol-sa, ni como el lo-co ese... es-te tipo es ma-lo, de ver-dad muy malo.
-Pero recién me dijiste que no te mata y ahora me decís que sí, vos estás loco, yo no me voy a ningún lado, aparte ya es re tarde._ le digo pero creo que ya estoy gritando... desapareció de golpe, se fue corriendo para arriba de la fábrica y no lo veo, es muy rápido, se nota que está siempre por los techos._ no tengo miedo por él, pero por el hombre ese sí, que suerte que hay rejas en las ventanas, son de las buenas.

Hay un ruido de puerta, voy a bajar por el techito del pasillo, bajo más rápido, me cuelgo del techito y ya está, seguro es mi papá que recién viene, voy a asustarlo. Tengo frío... ¿por qué tengo frío en verano?

-¡Hola!_ abro la puerta blanca con vidrios.
-¡Shh! callate boludo, ¡soy yo!, callate, ¿no ves que está la puerta abierta? mamá se puede levantar, vení para acá._ lo sigo hasta la cocina.
-Creía que era papá.
-¿Qué hacés despierto a esta hora? te van a cagar a pedos, no tenés que estar despierto hasta tan tarde... bueno ya fué, tampoco te voy a retar yo, vení, mirá lo que me traje de la escena del crimen... seguro que esto no lo vieron los policías, estuve en el jardín del vecino ese que te conté, ¿ves?
-No sé que es eso, no sé que nombre tiene._ es como una tachuelita, o algo de fierro.
-Es un pedazo de la cerradura de una puerta, el que la rompió para entrar estuvo en el jardín del vecino, para mí que es él... estoy seguro, aparte me quedé escondido un rato y lo vi salir una vez sola mirando a la casa esa, se hizo el boludo cuando un vecino lo paró para hablar, pero estoy seguro que es él.
-Dejate de boludeces, yo no te creo nada._ me gusta hacerlo enojar.
-¿Decís qué yo miento?, vos sos un boludo pibe, no sabes nada, tenés que mirar la tele, se nota que no sabes nada del mundo, yo sí, yo soy más grande que vos y sé mejor todo, además, ese tipo es el asesino, estoy seguro.
-¿Qué vas a hacer?, si es verdad tenés que decirlo, no podés callarte, eso estaría mal.
-¿Y qué querés qué haga? yo sé quién es, pero la policía tiene que hacer algo, no meto ni en pedo, vive re cerca, ¿y si se le ocurre matarme a mí?, ni loco, vos estás medio tarado o no te dás cuenta de nada, ese tipo es un loco de mierda... que lo lleve la policía.
-Mandá una carta sin nombre.
-No Germán, te digo que no, no pienso hacer nada, yo ya sé quién es, ahora que lo hagan ellos.
-Está mal Andrés, eso está mal.
-Callate y andá a dormir, no te cuento las cosas para que me digas lo que tengo que hacer, lo que me faltaba, que vos me mandes también... que pendejo... andá a la cama, no me mires así, si lloras no es mi problema, jodete por meterte en cosas de grandes.
-Vos sos malo, no me querés... ¡hacé lo que quieras! no me importa.
-Pero no digas nada, Germán si llegás a decir algo te mato a vos, no seas boludo, le digo a mamá que estabas en el techo, y que siempre estás ahí.
-No, no... no digas nada...








16














Me duele un poco la cabeza y los ojos, el baño es muy chiquito, no me gusta este baño, mis amigos tienen baños más lindos, en este hay olor, la rejilla tiene un montón de olor. No quiero ver a ninguno de mis amigos, no voy a salir a jugar hoy, voy a jugar con el piano de mi mamá. Me dijeron que me tire la piel de mi pito atrás pero no quiero, el otro día mi papá me dijo que si no me lavo bien me van a tener que operar, no me gusta que me operen de nada, cuando era más chico me metieron en un hospital porque estaba intoxicado, tomé mucho agua de la pileta del club, me dijo mi hermano que era pis de todos los chicos. Andrés se mete en lo hondo de la pileta, dónde está el escudo del club, yo no sé nada, bueno perrito, nos enseñaron, pero no me sale bien, me da miedo los hondo.

-¿Ya estás Germán? que tu hermana también tiene que bañarse, apurate, ¡y lavate los dientes!_ me grita mi mamá, está tocando la puerta.-¿Estás bien Germán?_ sigue tocando la puerta, me gusta que me caiga el agua en la cabeza, estoy sentado en posición de indio, me encanta, es como la lluvia.-¿Hijo? ¡no me asustes así!, tenés que contestar siempre, si te pregunto algo es para que hables, yo no sé si estás bien o mal, dale apurate y dejá de jugar.
-No estoy jugando, estoy pensando.
-Dale, dejá de pensar que tenés que jugar y no pensar tanto, apurate._ está cerrando la puerta, mi hermana está gritando mucho, ahora ya no la escucho, solo el agua que me cae en los oídos.

Mi hermano está durmiendo, siempre se acuesta más tarde, nadie le dice nada a él, a mí, quiero ser grande ya, tener un cuerpo grande, mucho pelo, y casarme. Mi abuela siempre me dice que ahorre mucho así puedo casarme, yo le digo que ahorro, pero es mentira, no tengo ni un austral, le pido a veces para comprarme unos naranjú, pero le digo para un alfajor, no me dejan tomar naranjú pero a mi me encanta el rojo, muerdo mucho para que se haga hielo blando.

-Despertate, Andrés despertate, ¿jugamos a algo?_ está dormido, se rasca la cabeza mucho y me tira a la cama.
-No quiero dormir._ me abraza fuerte.
-Dale, dormite.
-Quiero jugar, quiero jugar._ estoy sentado arriba de las piernas.
-¿Vos no dormís? yo tengo un sueño que me caigo, cuando me fui a dormir ya estabas frito vos, y eso que tardé dos minutos en lavarme los dientes, te dormís rapidísimo. Seguro que no le dijiste nada a mamá, ¿no?_ me tira para atrás, me encanta caer en la cama con la cabeza, se sentó, está contra la pared, se está poniendo su reloj con calculadora, yo no tengo reloj, me fijo siempre en el reloj rojo y blanco que usa mi mamá para cocinar.
-No, ni loco, pero vos tampoco digas nada de lo del techo, de en serio._ Chicho vive por el barrio, puedo buscar la casa para ver dónde vive.
-¿Qué te gusta del techo? es re aburrido.
-Miro las estrellas.
-El otro día no subimos a eso, el día del incendio...
-Me gusta estar tranquilo... una pregunta Andrés.
-¿Qué pasa?... qué cara pusiste... ¿que te pasa?... que cara de loco._ los grandes, son... si los grandes... por qué...
-¿Es verdad que los grandes son tristes?_se calló mi hermano, no me quiere hablar.
-¿Por qué preguntás eso?, no son cosas de nenes...
-Dale, decime...
-A los grandes no le gustan tener muchos hijos porque tienen que hacer muchas cosas por ellos, dejan lo que les gusta para hacer otras cosas, a ver como te lo explico... cuando sos grande tenés que hacer cosas de grandes...
-Trabajar...
-¡Sí! y cuidar a tus hijos... a algunos padres no les gustan cuidar de los hijos, o no les gusta trabajar tanto... viste que papá trabaja todo el día, es para que nosotros tengamos podamos comer, si papá no hace nada, no comemos.
-Pero siempre dicen que no tenemos plata, si comemos entonces si hay plata.
-El tema es que hay muchas más cosas que pagar... pero no pienses en eso, no tenés que pensar en esas boludeces, vos sos chiquito y te gusta jugar mucho, jugá, subí al techo si te gusta...
-Hay gente que no le gusta crecer, yo quiero ser siempre chiquitito...
-Yo también.

Estoy en la calle buscando la casa de Chicho, le dije a Andrés que le avise a mamá, dos vueltas manzana y vuelvo, pero sin cruzar la calle, dice que el loco de la moto anda re fuerte a esta hora.

-¡Hola, Germán!_ es una compañera del colegio con la abuela.
-Hola Silvana.
-¿Qué hacés solo en la calle?
-Estoy dando una vuelta, pero mi mamá sabe.
-Yo voy con mi abuela a la estación a buscar algo de ella.
-Bueno, chau.
-Chau Germán, nos vemos en la colonia._ es verdad la colonia me había olvidado, tengo muchas ganas de ir a la pileta, este año voy a ponerme las pilas para aprender a nadar bien.

La pelotita roja pica mucho, uy, se me fue re lejos, hay ruido, que raro, tanto ruido. Es una ambulancia, está gritando una señora, están saliendo a la puerta, uy, pasó algo.

-¡Está muerto! ¡por Dios! ayudalo, sacalo de ahí por favor... se cayó el pelotudo, no sé que estaban haciendo en el pozo ciego y se quedó ahí... por Dios saquenlo ya, me quiero morir, ¿qué voy hacer yo sola con mi nene? es un hijo de puta... no se puede morir, no, ¡no!... ¡ay! ¡saquenlo!_ la señora está tirada en el suelo gritando, pasó algo malo, María la del quiosco y el de la moto la están ayudando, también está Germina la de al lado de la esquina, hay un montón de gente, no conozco a nadie acá.
-Decile a la gente que no jodan y que dejen espacio, tenemos que sacar el cuerpo... no, no hay nada que hacer... ¡dale! ¡dale! ¡por favor dejen trabajar tranquilos!_hace calor, me está dando en la cara el sol, no veo mucho.
-¿Dónde estabas Germán?, ¿estás bien hijo?
-Sí, no hice nada, estaba jugando con la pelota, yo no hice nada.
-Quedate tranquilo, vení, vamos con tu hermano a jugar, no tenés que estar acá, es para grandes, está mal.
-Pero yo...
-¡Nada! vamos a jugar un rato, o a mirar la tele ¿querés? mejor eso, miramos la tele todos juntos.
-No quiero.

No soy un chiquito, siempre tengo que estar jugando en casa, o en la puerta, si me voy un rato me está buscando por todas partes, si me voy a lo de David al terreno también, en lo de horacio no, porque la abuela le avisa. 













17
















-Se cayó al pozo ciego, estaba limpiando para ahorrarse un poco de plata... pobrecito el hijo estaba con él... es muy chico, la verdad que es una desgracia, yo no lo puedo creer papá, no lo puedo creer._ le dice papá pero es mi papá, no sé por qué se llaman así teniendo nombres.
-¿Mamá, el nene está bien?_ me miran los dos.
-No escuches hijo, son cosas feas, si ya terminaste de cenar podés ir al dormitorio a leer un poco antes de dormir.
-Dale hacele caso a mamá, leete algún cuento y mañana a la noche me contás._ mi hermana ya está en la cama, se duerme antes que yo, y Andrés no sé a donde su fué.
-Bueno, ¿y qué leo pá? pero vos mañana seguro no venís a casa._ se miran ellos, yo estoy un poco enojado y no quiero irme a la cama, me gusta escuchar, pobre señora, perdí mi pelotita roja.
-Sí que voy a estar, vení acá, hay día que tengo que estar en el trabajo porque pasan muchas cosas, pero es para que podamos estar bien todos, vos quedate tranquilo, mañana vengo a la noche y me contás lo que leíste..._ les doy un beso a casa uno, mi mamá tiene cara de triste, no sé que le pasa... hace un tiempo, no me acuerdo cuando, mi mamá lloró mucho porque se quemó y yo lloré con ella para que se sienta tranquila, no me gusta verla triste, a nadie... no me gusta cuando la gente llora.
-Hasta dentro de un rato, hoy es mañana pá.
-Dale, andá a dormir que es muy tarde, mamá se enoja sino, chau._ mi mamá no dice nada, no sé si está enojada conmigo o si es por lo de la señora esa de acá a la vuelta, nosotros también tenemos pozo ciego.
-Pá, no me gusta el pozo de casa.
-Ay amor, no tenés que preocuparte, lo que pasó hoy no es nada, son cosas que pasan siempre, vos tenés que estar tranquilito, leer y descansar, no pienses en esas cosas, son feas, tenés que olvidarte de todo lo que escuchaste, es feo, feo, besito mi amor, andá a dormir._ los miro escondido desde la puerta corrediza, acá estaba la rata que mataron, antes guardábamos cosas de comida y eso pero ahora nada, la puerta del baño está cerrada, bueno mal cerrada, tiene la madera un poco podrida, prendí y apagué la luz para que se crean que estoy durmiendo.
-Estoy preocupada Octavio, de verdad, no vamos a llegar a fin de mes, no tengo nada, y mi vieja tampoco tiene nada, no voy a pedirles a mis hermanos nada, tengo que trabajar, los chicos ya son más grandes, podemos dejarlos en lo de mi vieja._ estoy arrodillado porque sino me canso, ellos no saben que estoy escondido acá.
-No digas boludeces querés, vos tenés que estar en casa, tienen que estar tranquilo, no podés transmitir todo lo que nos pasa, se dan cuenta, no son tontos, tenés que estar tranquila, yo voy a hacer más horas, voy a hablar con Fausto para que me dé otras horas, encima tengo que dar unas pruebas psicotécnicas mañana, si me toman en dos meses tengo un ascenso. Es un poco más, ya vamos a llegar a fin de mes Susana, no te preocupa má, de verdad, poco a poco vamos saliendo.
-Pero mirá como están los precios, es un quilombo todo esto, mañana sube todo de vuelta, no se puede vivir así che, siempre es lo mismo, me quiero ir a la mierda, no te dan ganas de nada acá.
-No hables así, lo tenés fácil, sino te gusta como llevás la vida podés hacer lo que quieras, tenés que pensar en hacer algo más, dejaste las clases de la escuela, yo no sé por qué, tenés que seguir dando clases, te hacía muy bien, de verdad, animate, probá._ mi papá le da un beso en la boca, yo le di un beso a la primita de Maxi en la terraza.
-No, quedate tranquilo vos, ya estás todo el día metido en ese lugar de mierda, perdoname, me gustaría que estemos todos juntos, Andrés está enojado, siempre se va, yo los tengo a los iguales, pero le duele mucho el cambio, ahora lo está demostrando más, desde lo del tío está diferente, se va y vuelve tarde, no duermo casi nunca... lo escucho entrar y ahí me duermo, lo que pasa que como no estás a la noche hace lo que quiere, yo no puedo decirle nada, se enoja y se va a la mierda, tiene un carácter muy fuerte.
-Dejalo tranquilo, yo cuando tenía su edad me fui de viaje por un mes y sin decir nada, mejor así, que se mueva, que sepa lo que hay ahí afuera, tiene que saber lo duro que es, nosotros hacemos un esfuerzo muy grande, pero tiene que ver él mismo ahora lo que hay allá afuera.

Estoy en la cama, no tengo sueño, no voy a dormir, recién prendieron la luz del dormitorio, se ve en el pasto la luz de la ventana, estoy arrodillado en mi cama. Es de noche, ¿Chicho?, al final con todo lo que pasó no lo vi, son muchas casas, me dijo que vivía en otra manzana, pero también puede mentir como Paco. Apagaron la luz, voy a esperar un ratito, está mi papá hoy... quiero ver a Paco, no le pregunté nada, el otro día tenía miedo, pero ahora no, Chicho es bueno, también será él. Ya estarán dormidos, mi hermana está roncando un poco, la madera hace un poco de ruido, no tengo que hacer ruido en el techo tampoco, se van a dar cuenta que estoy y si me reta mi papá no voy a poder subir más... el reloj rojo y blanco que usa mi mamá dice que son la doce y cuarenta... me acuerdo cuando practicaba leer los carteles de las casas que se vendían, le decía a Celeste cada letra y ella la repetía, me acompañaba a comprar a lo del gallego, pero ahora no, ya no voy más. Hay una sombra de uno de mis gatos, la pared del patio es la pared de la fábrica y re alta, la luz de la calle hace que se haga la sombra, ahora está el otro, siempre me huelen, o me escuchan, no sé, pero están cuidando antes de que suba. Hice un ruidito con unos fierritos que toqué, ya estoy en el techo, pero voy por la parecita para no pisar, porque me van a escuchar. La luz del farol de la calle hace ruido, un perro está ladrando... ahora ladran más escuché que es cuando muere alguien, que los perros lloran todos juntos para avisarle a la gente que la muerte se lo llevó, acá lloran mucho los perros...

-¡Volviste!... ayer te esperé toda la noche.
-¿Paco?... pero si yo vine ayer...
-Mentira, no viniste, no te vi, y eso que estuve toda la noche... dale decime la verdad.
-No te miento, de verdad, estuve toda la noche mirando tu techo y nunca viniste. Que raro Paco, bueno no sé, ayer conocí a otro...
-¿Otro qué?
-No, nada, a nadie, quise decir otro gato...
-Pero que raro, otro gato solo, eso no creo, los gatos van de a pares, vos sos más chico y no te das cuenta, pero los gatos tienen reglas y ellos van de a dos, nunca van solos, se protegen, como los tuyos te cuidan a vos solo, ya vas a entender cuando seas más grande...
-¿Qué voy a entender? estoy podrido que todo el mundo diga lo mismo, que de grande ya voy a ver como es todo, que los grandes no quieren crecer, que se quejan siempre de todo, yo quiero ser grande, y voy a ser el mejor en todo.
-No sabés nada Germán, callate que hacés mucho ruido._ uy mi papá, si se entera.-Voy a subir a la terraza de la vecina, pero tenés que prometerme que no vas a hacer nada malo Paco.
-Quedate tranquilo, pero no me ves así.
-No importa, todavía no quiero verte.
-¿Ves la fábrica? ese vidrio roto lo hizo mi gato, le enseño a hacer cosas así, el otro día cazó una paloma solo y me la subió al techo a la noche, tenía un olor horrible.
-Que malo, no se matan a los pájaros, está mal, no me gusta cuando tiran piedritas con la gomera para matarlos, los pájaros vuelan, a mi me gustaría volar.
-Y a mí también Germán, sueño que vuelo por arriba de la estación de trenes...
-Yo no sueño eso, sueño cosas feas.
-¿Por qué?
-Porque en mi casa a la noche hay mucha gente, no la veo, pero se que están ahí, y no me dejan dormir, hablan mucho, y no me gusta, por eso subo al techo...
-Que feo, no tenés que pensar en eso...
-Ahora vos también no me dejás pensar en cosas feas... no soy un tonto.
-Ya sé, perdoname...
-Y vos Paco, ¿de dónde sos?
-De por acá, pero no vivo cerca, siempre camino por los techos y nunca encuentro a nadie, me divierto con mis gatos, se pelean con otros, hago peleas por los techos que voy, la gente está acostumbrada a escuchar a los gatos pelearse, pero cuando escuches vos vas a saber que soy yo, que son mis gatos que se pelan, el otro día le rompieron un ojo al más grandote, pero se cura re rápido a la otra noche ya tiene todo bien el cuerpo, yo no sé como hacen, capaz los dueños de día los curan y les dan de comer.
-¿No son tuyos?... estos que están conmigo no son míos, mi mamá no me dejaría nunca tener gatos, dicen que transmiten algo, que te contagian cosas malas.
-Toxoplasmosis se llama, es verdad, tu mamá habrá tenido, en mi casa no puedo tener porque mi papá los mata, no, no son míos, pero de noche me acompañan a todos lados, yo vivo en un edificio.
-Pero si acá no hay edificios...
-Sí pero lejos, te dije que no soy de acá, pero jugando por los techos siempre termino en cualquier lado.
-Me mentiste.
-¿Cuándo?
-El otro día, me dijiste otra cosa, si sos malo voy a gritar, eh, está mi papá despierto.
-No, no me acuerdo, perdoname, vivo lejos, tampoco mucho, pero un poco sí, es la verdad te lo juro, no te enojes, sos el único amigo que encontré, dale no te vayas, mejor salgo de la oscuridad así me ves y no te asustás, subite a la parecita si querés, te juro que no voy a hacerte nada.
-Bueno._ las ramitas hacen ruido, tengo miedo, un poquito. Las manos no tienen pelos como yo creía, son más grandes que las mías, pero nada más... es un poco más alto... uh, tiene la cara golpeada, y las piernas, uy pobre Paco... pero no es como yo pensaba, es más grande que yo, pero un poco más chico que mi hermano.
-No me mires así, no soy un monstruo... hoy no me querían dejar salir de la cama, me encerraron en la habitación y me escape por la ventana, casi me caigo dos veces, pero mis gatos me avisaron antes, lo de la cara... no...
-¿Quién te pegó Paco?
-... no... fue... mi papá, todas las noches antes de dormir, me grita, y rompe la ropa, lo odio, pero es muy grandote... pero hoy no voy a volver, voy a seguir hasta llegar al campo... no me gusta estar acá.
-Pero... no, tenés que irte, decile a tu mamá.
-Ya sabe, ella mira con la mano en la boca y nunca dice nada... no quiero vivir más con ellos.
-Pero no podés vivir en los techos, tenés que comer..._ uy estoy fuera de mi techo, pueden pasar muchas cosas malas... tengo que volver a mi techo.
-¿Por qué te vas Germán? no tengas miedo.
-No, no, me tengo que ir... tené cuidado con un señor que está en la calle, dicen que mata a los nenes o les hace ver cosas muy feas de cuando sos grande...
-¡Yo no tengo miedo!, ahora tengo cuchillos... no quiero que nadie me moleste... cuando llegue al campo voy a hacerme una casita en un árbol.
-Quedate escondido en el techo ese que estabas._ le digo desde la parecita del lado de mi techo.
-No puedo, de día tengo que estar en las calles.
-Bueno, pero a la noche subí a este que te traigo comida, de verdad, pero no te vayas al campo... tenés que quedarte.
-No sé.
-Dale, haceme caso, yo sé que soy chiquitito, pero tampoco tanto... tengo que pensar... tenés que pensar vos también...
-Gracias...
-Chau, me voy a dormir... ah pero esperá, te traigo pan, así comés un poco... esperame.
-Bueno... sí, un poco de hambre tengo... tengo mucho hambre, no me dieron la cena.

Hago ruido porque estoy bajando apurado, por suerte no me caí, el pan, uh pero pan no hay, y galletitas no compra mi mamá... un poco de carne, ah, bueno esto, en el cartón este...

-¿Qué hacés despierto Germán?_ uh, mi papá.
-Tengo hambre pá.
-No, no, nada de comer a esta hora, te va a hacer mal, mamá te dijo que no te levantes tan tarde...
-Pero yo...
-Pero nada, dale, no te hagas el vivo que me enojo...
-Hay... tengo que...
-¿Qué?
-No, nada pá... voy a dormir.













18













No quiero ir a ningún lado, no voy a salir a jugar, mi mamá me dijo que vinieron los mellizos, Juan Manuel, Martín con David, Horacio y Roberto con Esteban pero no quiero jugar con nadie, me estoy terminando de leer un cuento que se llama el gato negro. Quiero ver si puedo encontrar a Paco, tengo dolor de panza, me duele mucho la panza... y los oídos, no quiero que me duelan los oídos.

-¿Qué te pasa mi amor? ¿por qué estás llorando? vení, vení, ¿qué te pasa? no me preocupes Germán, mirame, dale mirame, no llores, eh, acá está mamá, quedate tranquilo, soy yo, mirame, ¿no me ves? reíte, dale, ¿ves?, te saco ese moco que tenés precioso, no llores, tenés que hablar de lo que te pasa, ¿soñaste muy feo y seguís acordándote?... dale contame hermoso mío.
-Yo... no, no me pasa nada má, yo...
-¿Vos qué mi amor? dale, secate los ojos, así... muy bien, ¿ves? ahora respirá un poquito, y contamos hasta veinte, juntos... uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...
-Ya estoy mejor, soñé muchas cosas, soñé con el abuelo Joaquín, cuando era chiquitito, lo vi en la casa, que fuimos con vos y papá, la tenía azulejos rojos afuera, y la cocina tenía... ¿es verdad mamá? ¿soñé con el abuelo de verdad?
-No podés acordarte de eso, pero si tenías dos años y medio, el abuelo después... se fue...
-¡Se murió! me lo decís así, se murió, la gente se muere siempre... la vida es una mierda.
-¡No hables así Germán!, ¿qué son esas palabras?, ¡no!, no hijo, la gente vive hasta bien grande y después cuando es muy viejita se va, pero se va tranquila a dormir para siempre...
-Pero yo no quiero irme para siempre a ningún lugar, quiero quedarme con vos siempre... mamá no quiero irme nunca...
-No llores hijo, no te pongas así... me hacés llorar a mi también, no llores, tenés que dejar de soñar esas cosas, antes de dormir pensá en cosas lindas, vas a ver que no soñás más nada malo.
-Pero no sé como hacer eso.
-Bueno, mejor vamos a hacer otra cosa, vos dibuja todos los sueños que tengas, malos o buenos, te voy a comprar una carpeta con muchas hojas y lápices, y vos cuando quieras vas dibujando todo lo que soñaste y cuando vos quieras me lo mostrás así me contás cada sueño... es un juego lindo, aparte a vos te gusta un montón dibujar, ¿dale?
-Sí.
-No, así no vale, tenés que pones más fuerzas, así me dan ganas de comprarte las hojitas y los lápices.
-¡Sí!
-Está bien, me convenciste, te voy a dejar solo, porque a Celeste la dejé en lo de la abuela, la llevan con la tía a pasear y tu hermano está por ahí dando vueltas. No hagas lío, ni se te ocurra prender la cocina para nada, si vas a agarrar algo de la heladera te ponés algo, y calzate que te podés cortar los pies con alguna astilla, el otro día barrí bien el vaso que rompiste pero siempre quedan astillitas, así que eso, ah, y nada de prender la tele, o te ponés a dibujar o salís al patio a jugar y si querés leer mejor... que leer es lo mejor que podés hacer... bueno me voy, vuelvo en un rato, no creo que tarde mucho... espero que esté abierta, si tardo un poco más es porque voy a la de la estación... hay una...
-Bueno má, andá, quedate tranquila, no voy a hacer nada, me voy a dormir un rato, tengo sueño.
-Que raro que tengas sueño vos, ahora...
-No, no no tengo sueño, es mentira, me voy a jugar al patio con la... uh, la pelotita la perdí, bueno con otra cosa, andá que te espero, y dibujo algo.
-Chau mi amor, hacé caso a la mama, eh, en un rato vuelvo, cerrá con llaves y no atiendas a nadie, en serio Germán, ¿me escuchas?
-Sí mamá, no le abro a nadie, ni nada... ¿y si vienen los chicos a buscarme?
-Bueno a los chicos sí, pero no salen, se quedan acá dentro... ¡chau!
-Chau má_ estoy cerrando la puerta... tengo mucho sueño.

Pobre Paco, ahora no va a volver más, le prometí la comida y no le subí nada, yo nunca quiero estar solo en la calle, no me gusta, pobrecito, espero que vuelva, tiene que volver, me dijo que soy su único amigo en los techos, pero que raro que no me vio el otro día, yo estuve y él también, es raro, y tampoco conoce a Chicho... bueno no sé, a la noche cambia mucho todo, yo estoy tranquilo a la noche, pero en mi techo, con mis gatos. La puerta, si es un asesino no voy a abrir.

-¿Está Susana?
-Mi mamá me dijo que no está.
-¿Está?
-No, se fue hace un rato, ¿quién es?
-Bueno, bueno, me voy, chau.
-¿Quién es? ¿hola?

La voz de ese tipo, creo que alguien que conoce mi mamá pero ni me habló, se fue y listo, que tarado, hay grandes de todos los tipos, son como locos, si hablás no te hablan, y si te hablan lo hacen como tontos, yo no sé que les pasa, pero cuando sea grande no voy a ser como ellos, voy a ser un astronauta o jugador de basket, este año voy a jugar al basket de vuelta porque el taekwondo ya no me gusta mucho, cada vez que voy a hacer la prueba para pasar al cinturón blanco con una punta amarilla me voy, y vuelvo a los meses y así, lo hice como cinco veces pero no voy a volver, me dan miedo las pruebas... en el colegio lo mismo, me pasa igual. La puerta.

-Mi mamá no está le dije.
-No, soy yo Germán, ¿vos sos vos?
-Sí, soy yo, ¿y vos quién sos?
-Soy yo boludo, dale salí a jugar.
-¿Horacio?
-No boludo, qué Horacio soy Matías el mellizo.
-Uh, perdoname, jajaja... mi mamá no me deja salir, pero podemos jugar en casa hasta que vuelva, eso sí me deja, seguro viene en media hora o un poco más.
-Dale abrí, pero mirá que vine con Juan Manuel, trajimos bombuchas para jugar... antes vinimos con mi hermano pero tu mamá dijo que no estabas.
-No, estaba en lo de mi abuela... entren, uh que bueno con el balde y todo._ entran Juan Manuel y Matías con el balde rojo entre los dos, está lleno de bombuchas.

Uh, rompimos las plantas del cantero de mi mamá, me va a matar, como el día que el padre de Jésica me dio para que compre cigarrillos y yo lo gasté todo en golosinas para los chicos, ese día mi papá se enojó mucho, estuvo a punto de pegarme pero no se animó.










                                        














19












-Muy bien, que bonito que está mi amor, ¿ves? eso te decía, ahora seguí dibujando que te están saliendo muy bien, pero mirá que no me olvido lo que hicieron a la tarde, pero tampoco pasa nada, me ayudas a arreglar el jardincito con otras plantitas y ya está.
-Perdoname má, yo te ayudo mañana.
-No pasa nada, ahora viene tu papá con Celeste, vamos a cenar pizza que trae papá.
-¿Y Andrés?
-Vuelve en un rato._ está poniendo los cubiertos en la mesa, yo la estoy ayudando con los vasos.-No amor, dejá yo lo hago, vos terminá de dibujar que yo lo hago._ me siento en el sillón en dónde está la guitarra y las flautas... hay unas castañuelas y unas cosas negras colgadas que no sé como se llaman.

Recién tocó la puerta Andrés, viene y me hace una seña, me está esperando en el dormitorio.

-Vení, vení...
-¿Qué? estoy dibujando, que mamá me dijo...
-Mataron a otro vecino, este tiene una pala clavada en la cabeza.
-Es mentira.
-De en serio boludo, no te miento, sospecho del mismo que antes... ese sigue mirando, y ahora mira también para ese lado.
-Pero puede tener miedo capaz, por eso mira para todos lados.
-No entendés nada, no es eso, mira a dos lados, no a todos lados... ¿entendés?
-Sí, pero es muy malo ese tipo.
-Y si boludo, ¡es muy malo!
-Tenés que decir algo.
-No, ni en pedo, dejalo, si lo hace bien y nadie lo atrapa es porque los policías son unos boludos bárbaros, no hacen nada, pero si es en la villa estarían cagando a tiros a todos los villeros, son así, todos gordos que no pueden correr a nadie, son unos hijos de puta.
-Shh, callate que mamá nos mata, no digas eso... pero hay que hacer algo para que la policía se dé cuenta.
-Nada ¿estás loco? yo no pienso hacer nada.
-Dale, tenemos que ayudarlo.
-Te digo que no Germán, de verdad, no me presiones, que ya tengo bastante con saberlo y no contarlo, solo vos los sabés, eso si no seas gil que te mato, como yo me entere que le dijiste algo a alguien te...
-Callate, yo no digo nada, soy tu hermanito del medio.
-Esa cara que hacés, que payaso.
-¡Chicos a comer!
-¡Ahí vamos má!_ le grita Andrés.- en serio no digas nada Germán, voy a seguir investigando, si sale algo te digo.

Ya es de noche, oscurece más tarde, están tocando la puerta, seguro mi mamá lo escuchó venir a a papá, sí es él con mi hermanita, Andrés me mira haciendo sus caras.

-Ya estamos, traje dos pizzas, creo que va alcanzar._ dice Octavio, nosotros decimos que sí con la cabeza, se me cae la baba de las ganas de comer pizza comprada.
-Los escuché venir por los gritos que pegaba Celeste.
-Sí, estábamos jugando, venía cantando, bastante bien eh, ¿o no?_ le dice a mi hermanita.
-Yo soy cantante._ nos reímos todos juntos, estamos todos juntos, hace una semana que no cenamos todos en la mesa... desde el fin de año, más de una semana.

Mi hermano, y mis papás hablan de sus cosas, lo dejan opinar, hasta le preguntan que piensa, yo me aburro mucho, me comí tres porciones y una banana, están haciendo café para después de comer, a mi no me dejan tomar ni café ni mate, dicen que cuando sea más grande sí, pero ahora no... así que me vine a la cama, estoy muerto de sueño, pero no me tengo que dormir, porque Paco puede volver, si escucho una pelea de gatos es porque está en los techos paseando.

-¿Qué hacés acá solo?_ me pregunta mi hermano.
-Nada, estoy aburrido.
-No será que te asustaste por lo del otro muerto.
-Ni en pedo, no me dio miedo, hay cosas a la noche que sí me dan mucho miedo.
-¿Qué cosas?
-Nada, nada, las pesadillas... la... nada.
-Dale, contame.
-No... quería contarte una pesadilla, pero no, tengo miedo sino.
-Está bien, no te hagas problema, pero me tenés que prometer que vas a contarme como son las pesadillas, ¿sí?, dale ¡prometeme!
-Te prometo.
-¿Querés que ponga música?
-Sí, dale...
-Así nos acostamos a escucharla, yo me las sé todas._ me dice mi hermano y pone el cd en el equipo de música, las ventanas están abiertas, hay un poco de viento pero hace calor, estoy en cuero, mi hermano también, hace mucho calor ya, seguro dormimos toda la noche con las ventanas abiertas.







                                             





20













Estaba soñando feo, mi hermano se durmió conmigo en la cama, está acá al lado... le estoy quitando el pie un poco para el costado, así me deja salir, despacito, porque si se da cuenta no me va a dejar, que raro que no salió a ver lo del vecino que mata a sus vecinos. Está roncando, más fuerte que mi hermana y menos que mi papá, él ronca que se escucha desde la vereda, está un poco gordo y mi mamá dice que es por eso que ronca mucho, probaron dormir de otra forma, pero nada, siempre igual... estoy en el baño, no quiero hacer ruido, recién tiré un chorrito que sonó en toda la casa, si sigo se va a levantar alguien, o mis papás o mis hermanos, mejor hago pis en el jardincito del cantero del patio. El reloj rojo y blanco dice que son las cuatro de la mañana, muy tarde, no me di cuenta, encima ahora no tengo sueño, ¿qué hora son? siempre me dicen que diga ¿qué hora es?, quiero cumplir años, pero me falta un montón todavía, casi todo el año... estoy haciendo pis, uh las plantas, las hicimos mierda, nunca digo malas palabras, me mata mi mamá si me escucha pensar... voy a comer algo que tengo mucho hambre, la pizza estaba rica pero me quedé con ganas de postre, voy a ver en la heladera... estoy descalzo, total por una vez no pasa nada, no hay nada, bueno, pera, gelatina roja, pero... están pelando gatos, ¡Chicho!... sabía que iba a volver... me duele el pie de subir descalzo, no tengo ganas de usar nada, me siento mejor así, hace calor, no tanto como antes, no estoy transpirando por suerte... el clavito de la techo de chapa me duele un poco, pero tampoco tanto, está caliente el techo todavía, que raro...

-¡Acá esss-toy, vení!..._ me hace señas desde el techo de mi vecino que tiene la casa pintada de azul.
-Hola Chicho, busqué tu casa pero pasó algo y no me dejaron seguir buscando._ sus gatos miran a los míos.
-Me en-teré del muuerto, re mal... ¿y vos qué hacías ahí?_ me pone cara un poco rara.
-Te dije que fui a buscarte._ le repito para que se acuerde, me parece que no le gusta nada.
-¿Vosss estás lo-loco?, de día no te-nés que bus-carme, no salll-go a la ca-lle y no soy de te-ner ami-gos, no me gusta, estoy trannn-quilo en casa y con mi abuela, ella es muy pesada y siem-pre tiene dolores de algo... no me bus-ques nunca por-que me voy a enojar y seguro que no te voy a re-co-no-cer, yo no soy yo de día... no ha-blo de esto con nadie, no tie-nen que saber que ca-mino por los te-chos._ baja de la parecita y se sienta en mi techo.
-Bueno, perdoname, no sabía, quería ir a saludarte para que te pongas contento, nada más, yo... no hablo con nadie de que subo a mi techo, ni a mi hermano le conté... de verdad, ¿no me crees?, sino ahora estaría lleno de gente grande llamando para que bajemos._ ahora me siento yo también, así estoy un poco más cómodo, todavía no me despierto, estoy bostezando.
-La gente grannn-de no puede estar de no-che en los techos, no sa-ben, cuando eran chi-cos si sa-bían pero per-dieron las ga-nas por qué la vida les hizo per-der las ga-nas de es-tar en el techo mirannn-do las cosas que pa-san a la no-che.
-Eso es feo, como la muerte del señor ese._ me acuerdo de mi pelotita roja que perdí y a mi mamá llevándome tirando fuerte.
-A mi ya no me im-porta, ¡ess-tá muerto!, ahoo-ra lo van a co-mer los gusa-nos, y des-pués va a ser pol-vo... co-mo la tierra._ es un chico raro.
-¿No creés en Dios?, bueno a mi no me bautizaron, no sé si creo, soy muy chico para saberlo bien, por la gente que hay en mi casa todas las noches creo que hay algo, pero no sé quién es.
-Dios es mennn-tira, no te creas na-da de lo que te cuennn-tan los grannn-des, ellos quie-ren que crea-mos en eso para que sea-mos todos bue-nos y bolu-dos, yo sé que si te morís te mo-rís y lisssto, todo eso de que des-pués hay algo, que pelo-tudez, todo mennn-tira... odio a los que di-cen que Dios es bue-no y salva a un monnn-tón de gen-te... en mi casa Dios no exis-te, no me miró cuannn-do le pe-dí que me ayu-de.
-Eso está mal, tiene que ayudar siempre, ¿para qué es Dios sino?_ estoy un poco enojado yo... no quiero hablar más de esto, ya no me gusta.
-¿Esss-cuu-chaste?_ me pregunta Chico y se pone como un perro quieto y mirando para atrás mío, yo también me doy vuelta, es la segunda parecita de la terraza de mi vecina, dónde está todo oscuro.
-Yo no escuché nada._ le digo.
-¡Ahí sí-í!, sonó como unna ramita que sse rommpió, pero no-no se mueve... mirá, ¡mirá!_ sale de la oscuridad un gato y se para en la parecita, atrás de Chicho hay otro que nos mira, los gatos de él y los míos se ponen a mirarlos mal, si Chicho les dice algo se ponen a pelear.
-Puede ser...
-Salí o te mmato a los gatos, los míos son los que mejor pe-pelean de toddo el muuundo, daale salí, ¡no-no te escondas!... no mordemos._ Se para Chicho y sus gatos se ponen en posición de ataque, están los dos son sus patas estiradas y los pelos de punta, ya maullan un poco.
-Está bien, está bien... soy yo Germán... Paco._ uh... está re mal, más flaco y la sangre peor.
-Uuh, ¿qué te paa-só che?_ le pregunta Chicho.
-Se llama Paco_ le digo a Chicho y se queda duro.-el otro día estuvo conmigo... che perdoname que no te subí la comida que te prometí pasa que...
-Ya sé... escuché a tu papá que te cagó a pedos, pero te hice caso y hoy estoy acá, no me fui al campo, ¿este es el qué me dijiste?... los estaba escuchando, por eso de Dios... tiene razón Chicho, Dios es una mierda, nunca creas en eso, por que los grandes nos mienten siempre._ se sienta Chicho y los gatos de quedan como antes, ahora también nos sentamos Paco y yo.
-Yo que sé, acá abajo hay un montón de gente a la noche, no la veo pero sé que siempre están ahí jugando a las cartas... por eso no sé si Dios existe... hace un montón me llevaron a la iglesia y me pusieron agua bendita en la frente y no me gustó nada, es horrible, y la gente cantando, pero por eso Dios es malo, porque lo que dicen los grandes es mentira.
-Es verdad, claro, te looo di-je... y vos Paco ¿dee dónde sos?_ le pregunta Chicho y se acomoda el pito con la mano, yo me tengo que lavar porque sino me van a operar, y eso me da miedo.
-De por ahí, un poco lejos, pero me fui de mi casa ayer, me iba a ir al campo para hacerme una casita en el árbol solo, pero Germán me dijo que me quede.
-Uh quee bue-no... una ca-casita en un árbol, sin nadie que te moleste, vos sos más grande, yo no soy tan grande todavía pero cuuuando me haga un poco más voy a irme a Cuba, ahí po-podés hacer lo que quieras, mi abuela dice que son los locos del mundo, y ahí quiero ir... porque no aguann-to más a mi abu-buela, son todos muy pesados.
-A mi me contó mi abuela que en España todo el mundo va por la calle desnudo, el que quiere puede desnudarse y nadie le dice nada._ les digo.
-Callate, ¡que boludo!, tu abuela te dijo seguro que hay playas para gente que se desnuda, ¿vos te pensás qué la gente va desnuda a trabajar cuando llueve?, ¡ni en pedo!, allá hace un montón de frío, y se matan todos con tiros..._ me dice Paco riéndose, yo me pongo colorado.
-Shh, che no-no grites tanto Paa-co que vas a llamar al grande que va porrr la ca-lle maatanndo chicos._ Chicho le agarra el brazo para decirle eso y Paco salta para atrás.
-¡No me toques!, ¡no me toques!, nadie me toca, ni se te ocurra tocarme pibe, yo... ¡no me toca nadie!, nadie, dejame tranquilo._ me asusto y me acuerdo lo que le hicieron en la casa., los gatos se ponen de puntas de pie y con los pelos y las caras estiradas, están enojadísimos.
-Che Paco no lo hizo para hacerte algo, es amigo nuestro, es como nosotros, anda por los techos, no estás solo, mirá, Chicho odia estar en su casa también... el no te quiso hacer nada malo._ le digo y lo miro a Chico que está temblando, Paco es más grandote y respira fuerte.
-Bueno perdoname Chicho, pero me duele todo el cuerpo, y justo me tocaste el brazo y... de verdad, perdoname pibe._ los gatos se sientan y miran la calle.
-Ess-tá bien, era para que no vennga el tipo ese que va por-por la calle a la noche, es muuuy malo, no podemos bajar nunca a la calle porque si bajamos nos puede agarrar y mostrarrrnos todo lo feo que vaaamos a vivir de grannndes.
-¿Tenés miedo a ser grande, pibe?_ le pregunta Paco a Chicho.
-Nooo... sí, unn poco... mi abuuela es mmuy vieja, no sé cuando va a mo-rir, y si vive muuucho voy a tener que estar siempre cui-cuidándola, y noo quiero eso._ Chicho mira sus manos y las mueve como si buscara lunares, yo me los cuento a veces cuando estoy aburrido... y las pecas de mi cara también.
-Cuando seamos grandes vamos a poder hacer todo lo que queramos, pero para eso tenés que irte al campo o a otro país, los grandes que están en casa quieren cosas malas para vos._ Paco está un poco enojado.
-Yo creo que no, mis papás se portan bien conmigo y mis hermanos, pero a mi me gustaría irme a otro lugar solo, mi abuela también es grande y me voy a poner muy triste si se muere, la gente se muere siempre y cerca de dónde estoy yo, no quiero estar mucho en casa para que no se muera nadie de mi casa, quiero mucho a todos._ no me gusta el cementerio, hay mucha gente muerta.
-Vamos a caminar por los techos, dale así vemos si hay más como nosotros y jugamos un poco..._ nos dice Paco ahora contento.
-¿Pe-ro a dónnde?_ le pregunta Chicho.
-No sé, a dónde quieran, tenemos un montón de tiempo hasta que salga el sol.
-A mi no me dejan salir de mi techo, puede pasarme cualquier cosa._ me da vergüenza decirlo.
-Dale no sea cagón Germán, el otro día te fuiste cuando no me viste en la oscuridad, y ahora te vas... vamos no seas tonto, te cuidamos nosotros y nuestros gatos, ¡son seis gatos!_ me dice Paco que está parado y yo sentado con la manos atrás.... parece más alto así.
-Miis ga-tos son loss mee-jores peladores, que-quedate tranquilo, unn-as horas y volveeemos, si todos losss graaandes están durmiendo, no sse dann cuuenta de nada._ me dice ahora Chicho, bueno sí, es verdad, sus gatos me gustan mucho y los míos también.
-Bueno, dale, pero después volvemos, eh, que no se a que hora se va mi papá a trabajar._ les digo y me ayudan a pararme... nunca me fui de casa, nunca me fui a otros techos... pero estoy contento, tengo dos amigos de la noche.













21














La ventana de la habitación se abrió lentamente hasta dar en el ojo de Susana, estaba incómoda por lo que cambió su posición hasta guardarse en la oscuridad y en el sueño que tenía, estaba besando a su marido, gritaban en una montaña repleta de nieve y caminaban descalzos, sentía cada paso como real, respiraba el aire frío con la boca abierta. Se abrazaron frente al paisaje presuntamente inmóvil y se dijeron palabras de amor, una tras otra, formando poemas. La ventana volvió a moverse lentamente por el empuje de una brisa nocturna algo más fresca que la anterior, esta vez se tapó hasta la boca y dejó un brazo fuera, estaba besando a su marido y mirando la hermosura de las flores que les rodeaban. La brisa empujó algo más y la ventana volvió a darle luz sobre uno de sus ojos, parpadeó instantáneamente por el reflejo natural de su cuerpo y miró la puerta entre abierta, pensó en las compras, la pizza, la comida para el mediodía, en que tenía que ir a la librería, y se dio cuenta de algo... Germán, su pequeño... pensó en él con desesperación, con la misma sensación de aquella tarde en que con cuatro años casi lo aplasta el coche del loco de la moto. Se paró un poco alterada por sus pensamientos y abrió la puerta que unía a las dos habitaciones, vio que la cama de Andrés estaba vacía y se enojó, frunció el ceño pensando que encontraría a su hijo del medio tapado hasta la cabeza pero para su asombro Germán no estaba, era Andrés quién dormía.

-¿Dónde está Germán?... despertate... Andrés, ¿dónde está tu hermano?_ Andrés medio asustado por la oscuridad y al no reconocerla se tapó con la almohada.
-No me hagas nada, no me hagas nada._dijo temeroso.
-Soy yo Andrés._ encendió la luz.-Soy yo hijo, no pasa nada, decime donde está Germán... que no está en tu cama.
-Pero si se durmió conmigo, capaz que se fue a dormir a mi cama...
-No me escuchás, te dije que no está en tu cama, depertate, dale..._ mientras Andrés se despertaba Susana abrió la puerta del baño y miró si estaba escondido o dormido... notó el color del pis en el inodoro y se percató de las gotas, rápidamente pensó que no hizo todo el pis ahí. Fue a la cocina directamente, revisó toda la cocina, abajo de la mesa, en el armario, salió al patio, movió la otra mesa que pesaba un poco más, le costó pero comprobó que no estaba tampoco allí. Encendió la luz del techo de chapa y fue a la pileta azul dónde lavaba la ropa, a Germán le gustaba bañarse ahí de vez en cuando. Comenzó a desesperar realmente, sus palpitaciones se dispararon, agito su cabeza diciendo que no, no puede ser, pensó en el pasillo y corrió los quince pasos que le separaban de la duda y tampoco, nada, la casa era pequeña y no había más lugares que corroborar... recordó las noches de dolores de oído del pequeño y fue a su habitación, encendió la luz y abrió el placard, se arrodilló y comenzó a llorar desconsoladamente. Su marido se despertó al oírla, su primera impresión era que estaba triste por sus pequeñas depresiones galopantes.

-¿Qué hacés Susana? vení acá que es muy tarde._ se acomodó Octavio muy cansado con los ojos pegados del sueño, suspiró soltando toda la mala leche que tenía, pese a todo eso amaba a su mujer y quería contenerla.
-Germán ... mi hijito... no está, ¡no está!
-¿Cómo qué no está?, no puede ser Susana, quedate tranquila, tiene que estar abajo de la cama durmiendo, a veces hace esas cosas, ¿te fijaste ahí?_ le preguntó sabiendo que era muy posible que durmiese allí.
-No, no me fijé, Andrés estaba durmiendo con él y no se dio cuenta cuando se fue... y ahora no lo encuentro por ningún lado, si le pasa algo yo... mi hijito... ay Dios mío, por favor..._ sin mediar palabras Octavio fue a la habitación y no lo encontró debajo de la cama. Andrés se paró junto a su padre con algo de miedo, si le decía que Germán estaba en el techo se iba a enojar y contaría lo de su investigación, lo meditó unos instantes pero prefirió decirle que estaba en el techo.
-Pá, capaz subió al techo, a él le gusta subir a veces._ lo miró enojado y recuperó la tranquilidad, tenía que levantarse temprano y era un día crucial para su trabajo.
-Mamá, está en el techo seguro, ¡Andrés subite y decile a tu hermano que baje ahora!_ le señalo con el dedo el camino mientras que acomodó a su mujer en la cama. Juntos escucharon paso a paso cómo Andrés subió al techo y lo recorrió una y otra vez, así durante tres minutos interminables, Susana volvió a romper en llanto, en una crisis de ansiedad alarmante, su presentimiento le decía que ya no estaba cerca de ella. Andrés bajó todo la rápido que pudo para avisarles a sus padres que Germán no estaba en ningún lado, ni siquiera en el techo de los vecinos.
-¿Y ahora qué hacemos?_ preguntó al borde del colapso la madre. Andrés también comenzó a llorar y la pequeña Celeste se subió a la cama media dormida, al ver a su madre lloró también uniéndose al resto, Andrés y Celeste abrazaron a su madre, mientras ella se abalanzaba buscando respuestas en vez de formular preguntas. En cambio Octavio estaba parado mirando a la pared, salió al patio para respirar mejor y poder pensar, encendió un cigarrillo rubio y soltó el humo violentamente, asqueado de repente hasta de su vicio. Golpeó con toda su furia la pared y la puerta. Salió a la calle, tocó el timbre del vecino de enfrente, volvió a hacerlo hasta ver que la luz de la habitación se encendió, esperó unos segundos pero la desesperación lo llevó a gritar.
-Soy Octavio... por favor abrime que necesito hacer una llamada, desapareció mi hijo y no sé dónde mierda está, el pendejo se escapó, no sé, por favor abrí... o llamá a la policía me da igual pero tiene que venir ya la policía carajo._ la puerta se abrió.
-Pasá, pasá, llamá tranquilo, explicales bien, deciles que se fue corriendo solo y que está suelto... sino no van a venir, decile que ya pasaron muchas horas, así vienen enseguida._ le dijo el griego envuelto en un pijama claro y planchado.
-Hola, mi nombre es Octavio, mi hijo desapareció... si, hace más horas... no, por favor tienen que venir, estamos cerca de la villa, puede... bueno gracias, gracias... vamos a esperar, esperamos acá, está bien._ el griego lo miraba extrañado y lamentándose por el pequeño, pensó en todas las locuras que escuchaba en la televisión, era una época muy dura para todos, habían sufrido muchos golpes y ya estaban hartos.
-Le dije así y me hicieron caso... gracias de verdad, voy a casa a esperar que vengan estos... nunca pensé necesitar de estos ladrones._ dijo Octavio y se agarro la cabeza muy nervioso.
-Es lo que tienen, las armas, no pienses en eso ahora, olvidate de la política, tenés que encontrar a Germán... está muy jodido allá fuera, de verdad Octavio, tienen que encontrarlo hoy sí o sí... que se metan en las villas y por el cementerio... ahora andá, dale._ cruzó la calle perdido, se sentó a esperar, rogó escuchar su voz desde la esquina, corriendo como cuando era más pequeño, se preguntó una y otra vez en que habían fallado, se arrepintió de no pasar tiempo en casa... las sirenas lo dispersaron...



















                                      
22













-Che... y si volvemos a mi techo mejor.._ les digo a los chicos, me duelen los pies porque estoy sin nada, los gatos cruzan adelante nuestro y se paran a mirar, nunca salí con mis gatos a ningún lado, hacen lo mismo todos.
-No, ni loco, tenemos que encontrar a otro chicos más, así jugamos a algo... dale no seas boludo si no pasa nada, tenemos un montón de tiempo para seguir corriendo._ se para y me dice Paco, estoy que no puedo respirar de correr y parar.
-Pero estoy un poco cansado._ es que es verdad, no corro casi nunca.
-Daale Gerr-mán no seas ma-maricón, unnn rato más._ me dice Chicho, y si me quiero volver tenemos que volver todos juntos, yo no sé para dónde es mi casa, nunca me fui a ningún lado solo y menos tan lejos, tengo un poco de miedo, miro a mi gato y me mira mucho.
-Bueno, pero después volvemos.
-Si, no nos vamos a escapar y dejarte solo en medio de cualquier lugar._ ahora tengo mucho miedo, ¿y si quieren hacer eso? yo no sé que este techo feo y con muchas paredes que suben y que bajan, no veo nada, para allá hay mucho árboles. Empiezan a correr de vuelta, el primero es Paco, conoce re bien todo los techos, después Chicho y yo acá atrás, no quiero quedarme solo, son techos distintos a los de mi casa, me dan miedo, se escuchan muchos perros ladrar, nuestros gatos maúllan un poco, es como si estuviesen hablando entre ellos. Si me pierdo solo en todos estos techos no sé como volver, quiero irme a mi casa, estoy cansado de correr, no puedo respirar mucho, mis gatos me miran, me pasan por las piernas, me duelen los pies otra vez.
-¿Qué ha-cés Gerrmán?, ¡da-le corré!_ me grita Chicho.
-No puedo, quiero sentarme un ratito.
-Dessspués, to-todavía no enconn-tramos a nadie, en un, en un raa-to descannsamos._suena una sirena muy lejos, yo la escucho, que raro.
-¿Escuchás la sirena Chicho?, ¿no escuchan?... de lejos, pero sí, yo la escucho y eso que mi oído en medio malo._ se da vuelta Paco y viene con nosotros, también está un poco cansado, está tosiendo un poco.
-¿Qué sirena? dale vamos, les dije que tenemos que seguir, Chicho no pares más, si es por este vamos a parar cada dos minutos, es más flojo éste, vamos...
-Pero capaz pasa algo malo y nosotros acá..._ les digo, tengo mucho miedo, Paco no quiere volver.
-Daale va-mos Gerrmán, unn rato más y pa-ramos._ me dice Chicho también sin aire como yo.
-Yo no quiero ir al campo Paco, dijiste pasear para ver si encontrábamos a alguno como nosotros, pero al campo yo no me voy..._ le digo, me mira mal.
-Vos sos más maricón que la mierda, no, no vamos a ningún campo, vos me dijiste que no me vaya y no me voy, ahora haceme caso corré un poco che, no aguantás nada, cuando paremos les cuento._ la sirena no suena más.
-Quiero que paremos ahora, y no me digas que soy maricón, ustedes dos son más grandes que yo, dale un rato y seguimos._ le digo a Paco.
-Ahí adentro tenés huevos ¿eh?, tampoco te hagas el macho de América, está bien, en el techo ese, ¿ven? ahí podemos meternos abajo del tanque, que está oscuro, así los gatos nos rodean por cualquier cosa.
-¿Por qué siempre en la oscuridad Paco?_ Chicho me mira.
-¡Porque lo digo yo!, este lugar no es muy bueno que digamos, por eso tenemos que correr mucho... pero como estás tan hincha pelotas paramos, dale vamos ahí.
-Si-si es peligroso nos vamos, caaapaz que no estamos alejando mucho, yo no sé tampoo-co que lugar es este, ¿do-dónde estamos Paco?,¡che!, ¿Paaco?_ le pregunta Chicho preocupado, le cambió la voz.
-¡No lo sé!, hace un rato que estoy buscando la vuelta, pero tranquilos no pasa nada._ le contesta Paco y a mi me están dando ganas de vomitar.
-¿Voss sos bo-boludo?, ¿por qué no-no de-cís?...
-¡No me di cuenta!, corrimos re rápido y dimos muchas vueltas, después de la antena me hice un lío.
-Soss unn... ¡ve-ní Gerr-mán!, vaamos a meterr-nos abajo del tanque, dess-pués se-gui-mos, voss quedate tranquilo, no pasa na-da, vení daa-me la ma-no assí te ayu-ayudo a bajar._ me duelen los pies mucho... quiero estar con mi mamá, no me gusta estar solo, está muy oscuro.
-¿Qué querés qué haga?, hacía mucho que no jugaba con nadie, siempre solo, y... perdonenme chicos, de verdad no lo hice a propósito... mejor voy a hacer una cosa, yo busco la vuelta y cuando la encuentre vuelvo y listo, así no corren los dos, sí mejor hacemos eso.
-¿Y cómo sa-sabés volver acá? si te perdissste por los techos que conocías no me imagino yendo para el otro lado, no ni-ni en pedo, quedate, yo no me puedo quedar con Germán solo, es muuuy chi-chico y yo no soy tann grande._ le dice Chicho y me sienta en la oscuridad, los veo parados a los dos, todos los techos no son altos, se ve todo el cielo negro y la luna redonda y gigante atrás de ellos, acá estoy mejor, mis gatos me cuidan y nadie me puede ver, no tengo que hacer ningún ruido.
-Vos quedate con este, busco bien y vuelvo, no seas cagón Chicho, hacete cargo ya no sos un pendejo, si seguís así te van a cagar a piñas siempre, tenés que aguantártela.
-Yo-yo... ess-tá bien..._ Chicho baja la cabeza y Paco se está riendo, ¿y si no vuelve Paco qué hacemos?... tengo ganas de llorar pero no puedo, tengo mucho miedo, es re feo y hay olor a pis de gato y de chicos...
-Paco, podés asomarte por el techo para ver el cartelito de la calle, capaz que la conocemos._ es una buena idea, pero yo no me sé ninguna, por más que practique nunca me acuerdo ninguna, cuando sea grande no sé cómo voy a hacer.
-De noche no se ven los nombres de las calles Germán, se nota que no salís de tu techo nunca._ me contesta Paco un poco enojado, no me gusta como está, contesta mal y encima toda la culpa es de él.
-Bueno perdón, no sabía, yo..._estoy en posición de indio, con la rodillas me tapo la nariz, la luna nos da luz por lo menos... si se pone a llover ya no vuelvo nunca más a mi casa, quiero irme, que olor horrible.
-¿Qué le ha-hablás así? es un nene bo-boludo, vos sos el que lo trajo y ahora lo querés dejar tirado acá.
-¿Qué te pasa pelotudo? lo conozco a Germán antes que a vos, no sé nada de vos... de él sí, ¡y hablá bien!._ ¿cómo que sabe de mí?-Y no te hagas el rambo que te cago a piñas, estoy acostumbrado a eso, así que gordito sentate con Germán y callate un poco... en un rato vuelvo, de verdad, lo prometo, pero tienen que quedarse ahí esperando... no hagan ninguna boludes que este lugar es re jodido._ Chicho se tira al lado mío, yo nunca le diría gordito a nadie, ese pibe es un poco malo.
-Andá Paco, soy chicho pe-pero no tonnnto, no me voy de acá ni lo-co... te esperamos, pero apurate, no te pierdas.
-Quedate tranca, yo vuelvo... me voy con mis gatos... ustedes tienen cuatro, están mirando para afuera, así que si los escuchan maullar o algo se meten en el patio de cualquier casa, hay gente muy rara dando vueltas por estos lugares.
-Está bien, sí si..._ Paco se metió en la oscuridad de los árboles y los techos, Chicho está llorando y yo también pero no tanto como él, creo que no le gusta que le digan que es gordito.
-Esste no vuel-ve más, vass a ver Ger-mán, no vuel-ve, si no vuel-vo a casa me van a ma-tar, miii abuuue-la, mi vieja, es una mierrrda esto, yo no queería irme a nin-gún lugar feo... so-lo que-ría jugar un ra-to, soos el úni-co amiii-go que tennn-go..._ lo estoy abrazando un poco... está mojado.
-No llorés Chicho, nosotros somos amigos, pero Paco no me gusta como amigo, yo no quiero que sigamos siendo amigos de él, si decís dónde vivís te voy a buscar de día para jugar, ya no me gustan los techos... Paco estaba en mi casa mirando lo que hacía... tengo que contarle a mi papá.
-Sí, ess verdad, loo escu-ché cuanndo dijo eso, es medio raro, está to-do gollpea-do, a mi me da muuu-cho miedo Gerrrmán, y si me pega me maa-ta, es gi-gan-te... yo de día no pue-do salir a jugar..._ si Paco no vuelve ¿cuándo vuelvo a mi casa? no sé ni dónde es... nada... no me acuerdo, un día mi papá me la dijo un montón de veces para que me acuerde pero no puedo... quiero irme a mi casa, quiero irme a mi casa, Dios quiero irme a mi casa.
-El padre es malo, le pega...
-Uuh, que fe-o, poo-bre...
-Sí Chicho, pero no digas nada que te dije.
-No, no-no quee-date trannn-quilo bo-ludo, yo no di-go naa-da... te di-go que pare-cés más grann-de hablando, aho-ra que no te veeo, es co-mo si ha-blara conn un amigo de mi-mi edad... te-nés la voz co-mo un pibe un poco másss gran-de... cómo más grue-sa, no sé, que se yo... ¿y voss por qué su-bís al te-cho?_nunca me dijeron que tenía la voz más grande... no me gusta, pero si mi voz es como la de todos los chicos.
-A mi me gusta porque puedo ver las estrellas... no sé los nombres de ninguna, en una película un chico se sabía todas la estrellas, pero todas eh, y yo no me sé ninguna, bueno sí, ¡las tres marías! esa me las sé... me gusta estar solo, pensar en cosas.
-¡Yo-yo tammbién me sé las tres marías!, pero te-nés amiii-gos dee díaa ¿n-no?_ me dice Chicho, siento como caliente, me parece que se está haciendo pis.
-Muchos... los mellizos, mis amigos de la escuela, los del barrio, tengo una casita en un pino con mis amigos de las vacaciones... me gusta mucho tener amigos, siempre hago amigos nuevos, me encanta, pero a veces... quiero estar solito... con mi hermano en el techo vimos el incendio de la otra vez... escuchamos cosas con la radio... pero casi siempre subo solo, cuando subí con él no encontré a nadie, tampoco los gatos nos cuidaban, ahora que me acuerdo, cuando subía solo había gatos... que raro.
-Yo sieem-pre subí solo... tengo ganas de estar en mi cama Ger-mán.
-Y yo también Chicho, soñando cosas lindas.





                                                   







23













-¿A qué hora se ausentó el niño de su casa señor?_ preguntó el oficial de policía con un cuaderno en sus manos, la madre y el padre lo miraban desconcertados por la pasividad del guardia del orden.
-Ya se lo dije... más de veinticuatro horas, estoy seguro que está por el barrio... mire no voy a mentirle, mi hijo se escapó de casa hace por lo menos cuatro horas, si a usted le parece poco, a mi no, tiene que comprender que nuestra insistencia no es por la ceguera que produce el amor de un padre o una madre. Conocermos a nuestro hijo, y por nada del mundo dejaría su casa, estaba algo mareado por un suceso del día anterior, tenía pesadillas, sabemos que no puede estar lejos, no tanto, le pedimos encarecidamente que haga todo lo posible._ el oficial no gesticuló, los únicos músculos de su rostro que se movieron fueron sus labios al hablar, estaban ante un muero de hielo parlante.
-Mire, primero usted y su familia saben que la ley nos ampara, la desaparición es a partir del día completo, ahora mismo podría volver a casa y decirle que fue una travesura, ¿entiende? Movilizarnos cuesta dinero, ahora mismo en la villa están peleando dos bandas de delincuentes. ¿Cree qué se justifica todo lo qué me pide? ahora puede estar muriendo una persona.
-Es que no nos entiende señor, mi hijo es incapaz de irse de casa por sus propios medios, por Dios tiene siete años ¿a dónde puede ir solo, un chico de la edad de él?... mi marido y yo le pedimos que patrullen, si está desorientado o lo que sea, si los ve seguro les pide ayuda._ dijo la madre tocando con su mano el cuaderno, buscando la atención del oficial.
-No le prometo nada, todavía no tengo una descripción... me tiene que decir que ropa viste, y si tiene una o varias fotos... las más nuevas que tenga, así mis compañeros lo reconocen fácilmente._ la madre entró corriendo en busca de una fotos, mientras que el padre prosiguió a pensar que llevaba puesto el pequeño Germán.
-Va descalzo, con pantalones cortos, azules oscuros y una camiseta del subte, el dibujo de la camiseta son las líneas del subterráneo de Buenos Aires... tiene el pelo corto, y con las fotos ya tienen todo lo que necesitan..._ la madre salió corriendo nuevamente con tres fotos, una del mes anterior junto a su hermano, otra con su abuela y la última de las navidades.
-Con esto ya podemos empezar, si tenemos noticias llamamos a su vecino, tienen que estar atentos, todo lo que puedan hacer desde su lado será positivo para la búsqueda, serán dos patrulleros que rastrearán por zonas, hay puntos conflictivos en dónde concentraremos nuestras fuerzas, pero señores, recen que la imprudencia no tenga mayores consecuencias..._ les dijo a los dos padres boquiabiertos de tristeza y expectación... el oficial se subió al coche patrulla e hizo una seña de saludo mirándolos fríamente.
-¿Qué dijo el monigote ese?, ¿qué no sabemos cuidar a nuestros hijos?_ gritó apartándose de su marido solloza y repleta de ansiedad.
-No mamá, no dijo eso, no hables, quedate con Celeste y Andrés que yo me arreglo, voy a salir a buscarlo, pero no hagas ninguna locura, quedate tranquila, no te olvides que tenés dos hijos más... va a aparecer, vos no pensés nada malo, que te lo prometo, va a aparecer._ la abrazó mojando su rostro con las lágrimas de su mujer, sintió pena por ella, por él y por la verdad incuestionable, creyó que su vida no valía nada.
-Tenés que encontrarlo mi amor, tenés que... yo no aguanto más... por favor..._ escuchó una corrida desde la esquina, era un niño, se dio la vuelta instantáneamente.-¿Germán?_ era Andrés sin aire que volvía de la casa de su abuela.
-Mamá ahora vienen los tíos y la abuela ... no llorés, no llorés..._ lo abrazó fuerte llorando, los vecinos fueron acercándose uno a uno lentamente, con el miedo de no saber muy bien que era lo que sucedía, estaban extrañados, nunca habían vivido un hecho similar.
-Si necesitás que te acompañemos contá con nosotros Octavio._ dijo el padre de Facundo mientras saludaba a su mujer.
-Te lo agradezco, estos no se van a mover mucho, siempre tienen excusas para todo, yo salgo ahora, si venís la verdad es que podríamos ganar más tiempo.
-Esperá que llamo a mi hermano, vive en la otra cuadra, que el le avise a sus amigos, así vamos sumando gente... no podemos permitir que le pase nada, Facundo está llorando, se enteró de todo... ahora le digo a estos mirones que nos acompañen, vos quedate tranquilo que lo vamos a encontrar...
-Gracias, no sé que decirte, me parece un buena idea, de verdad gracias._ el padre de Facundo no tardó en reunir al menos a otros nueve padres y a su vez llamó por teléfono a su hermano, les pidió que todos hagan algo parecido, que tenían que rodear todas las manzanas para encontrarlo, si perdían otras horas más ya sería muy tarde.
-Van a llamarte a tu casa, decile a Susana que se ponga al teléfono para hablar, por favor que no usen el teléfono._ le recordó Octavio al griego.
-No, no ni loco, mi mujer se va a quedar a esperar, con la tuya, que se cruce con los chicos, yo me voy con vos._ Octavio no esperaba una respuesta inmediata de alarma entre sus vecinos, sintió el calor de la humanidad que creía perdida.












24















-¿Y si se fue, Chicho? tengo mucho miedo, quiero volver a casa Chicho, ¿qué hacemos?_ no me dice nada... se está moviendo.
-Noo sé Ger-mán, ¿qué que-rés que te diga?, estoy per-dido como vos, pero nos dijo que no nos va-ya-mos y no tenemos que movernos, ese pibe está un poco loco, apar-te yo tam-poco sa-lí tan lejos, ¿vos no tenés frío?_ estoy temblando, pero creo que es del miedo.

En las vacaciones me gusta meterme en el mar cuando la gente se va de la playa por el viento, yo en vez de irme me meto en medio de la lluvia a jugar con las olas, me encanta cuando la arena me pica en todo el cuerpo. Pero lo mejor es volver al hotel mojado y con frío y tomarme un chocolate caliente en el comedor. Espero que nadie se de cuenta de que nos fuimos lejos, si Paco vuelve rápido safamos de todo. Quiero irme de vacaciones, si mis papás se enojan no vamos nada a ningún lugar, y yo quiero volver a ver a todos mis amigos.

-¿Ger-mán?, che, te-te ess-toy hablanndo._ ... no me van a dejar salir nunca más a la calle.
-¿Qué? ¿qué?... perdoname._ que olor a pis, me quiero ir de acá... la luna está gigante, tiene el borde blanco, es lo más lindo que vi en mí vida.
-Te fuis-te a la china y volvisste, sos medio vola-dor vos, no escuu-chás nada, te estaba diciendo que escuu-ché unas piedritas y una bote-lla de vidrio en la calle, me está dan-do miedo, hay al-guien dan-do vueltas se-guro.
-No, no creo, si no escuché nada, yo también estoy cagado pero no fue nada, mejor callemonos y a ver si..._ dejamos de hablar a la vez, Chicho respira muy fuerte, los gatos no se mueven, si ellos no hacen nada es porque no pasa nada, mejor, qué susto, no quiero ni pensar.
-Esss-perá...
-Nada Chicho, los gatos no hacen nada, así que no te hagas problemas, en un ratito Paco vuelve y ya está, nos volvemos, y nunca más nos vamos a ningún lugar.
-Yo creí que ibaa a ser diverrr-tido, que todo los te-chos dife-rentes estaaaban mejor que es-tos, pen-sé en subir hasta los más alto pero na-da que ver, esss-to es re feo... ¿ten-nés ami-gos bue-no vos?
-No sé, parecen todos buenos, pero cuando sea más grande me voy a dar cuenta, mi hermano me contó que los amigos se escapan cuando hay cosas malas, que nadie te ayuda... y que hay que hacer todo solo en la vida... no me gusta mucho lo que dicen de cuando sos grande.
-Yo qui-ero irme, por eso estoy crecien-do rápido, para po-der irme lejos, tengo un mon-tón de planes, el otro día vi la pelí-cula de uno que se esss-capó en tren solo y se metió en un cam-po lleno de gente flaca y con sol-dados malos... yo quie-ro viajar muuu-cho.
-Ah, yo también, nunca voy solo a ningún lugar lejos, siempre tengo que ir con ellos... dicen que me pierdo sino... sueño mucho con eso, que me pierdo en el supercop y me tomo el tren yo solo pero como no sé dónde es mi casa le pregunto a toda la gente que veo... y nadie me dice nada, no me hablan, es muy feo... ahora me siento un poco así pero no tanto, estoy con vos, no quiero quedarme solo.
-No pien-ses en esas cosas Ger-mán, bueeeno a mí me pasa que suuueño con estar dess-nudo en la calle y que todos me miran, en el colegio lo mis-mo, la señorita me reta por-que estoy en bolas y me carrr-gan con mi pi-pito y mis anteojos, pero ya no me hace nada, como sueño muchas ve-ces con eso me da igual.
-Pero no hagas caso de nadie, vos sos bueno, a mi también me cargan con mi nombre a veces, son más boludos.
-¿Tusss pa-pás te cui-dan muuu-cho?
-Sí, bueno como a mis amigos, no me dejan irme solo a ningún lugar, y siempre tengo que decirle a mi mamá en la casa que voy a estar, ella a cada rato pasa y mira... es una pesada.
-¿Y por qué te de-jan andar por los te-chos de noche?
-No saben nada, me subo cuando todos se duermen, porque no me puedo dormir tranquilo, hay mucha gente en mi casa a la noche, te dije pero no te acordás... me hacen soñar cosas feas y hay días que me levanto y no puedo hablar ni moverme, eso es re feo, pero no se lo digas a nadie, ni mi hermano lo sabe...
-No, ¿vos sos boluuu-do? si ni sé dón-de está tu casa de día... dale seguí.
-Eso, como estoy despierto me subo a mirar el cielo, a veces me quedo hasta que sale el sol, y los gatos me cuidan siempre, pero lo hago en verano, porque en invierno no escucho nada y sueño re poco, pero en verano me vuelven loco, no me gusta mucho por eso, no se cansan.
-¿Son fantas-mas?... yo no sé si exisss-ten.
-Yo que sé, yo escucho voces, y sueño que están jugando a las cartas siempre... pero no me hacen nada malo, bueno te dije que hay noches que no me puedo mover ni hablar y me tengo que dormir de vuelta, es como si se te durmiera todo el cuerpo, algo así, como que no podés hacer nada que querés.
-Uuh que feo, pero vos sos me-dio raro, yo no me subo al te-cho por eso, vos sos muy raro...
-¿Yo soy raro? y vos también, vos sos grande para subirte al techo.
-Yo soy chi-co todavía, y quiiero cre-cer rá-pido.
-Cualquiera, vos sos grande y Paco mucho más grande, ya pueden salir a la calle de noche.
-Ni lo-co hago eso, por la ca-lle de noche no puedo andar to-davía... soy chico y no digas boluuu-deces, me pueden matar si salgo a la calle, mi vi-eja dice eso de que en la no-che ma-tan a mucha gente.
-Eso también lo dice mi mamá... que te clavan cuchillos y tiran tiros, pero yo no escucho desde el techo todo eso, nunca hay nadie... bueno, el tipo ese.
-No lo nom-bres, ca-lla-te, que pueee-de apa-recer... ese es muy malo... y tre-pa rápido si te ve... acá esta-mos en la loma del cu-lo, si nos co-rre nos po-de-mos per-der más... hableee-mos bajito.
-¿Chicho?
-Qué.
-¿Vos crees qué existen los extraterrestres?
-Sí, ob-vio... hay un mi-llón allá afuuu-era.
-Pero es mucho... yo en una fiesta en la escuela 43 estaba comiendo un choripan cuando vi la luz en el cielo, les dije a todos que era una nave espacial, me dio miedo pero después quería saludarlos y recibirlos con un choripan... después me dijeron mis amigos riéndose que era la luz de la discoteca.
-¡Qué bo-ludo!, yo nunnn-ca vi nada así tam-poco, por-que mi vieeeja no me deja ir a nin-gún lugar... siem-pre en casa con la tele... odia a mi abue-la.
-Pero ella no tiene la culpa, es viejita, no te enojes con ella.
-Es ver-dad, pero... no quie-ro haaa-blar más.
-Perdoname Chicho... no te enojes... bueno mejor seguimos con los extraterrestres.
-Yo creo que esss-tán pero no acá... que se fue-ron hace un monnn-tón de años y no pu-dieron volver, y no-sotros nos olvi-damos que se fueee-ron y ahora creemos que son de otro pla-neta.
-Que loco... ¿eso lo pensaste solo?
-Sí bo-luuu-do, yo no soooy tonnn-to, cuando tiene que ir mi vieeja con mi abu-ela al hospital me de-jan en la biblio-teca porque la que atiennde y hace las foto-copias es amiga de mi vie-ja de cuannndo eran chi-cas como nosotros... y me me mee dá libros para leer que están bue-nísimos... y se me ocu-rren ooo-tras co-sas, pero no voy a con-tarte que des-pués me vas a car-gar...
-Ni en pedo, dale, contame.
-No, ni lo-co.



                                              






25













-Mario decile a tus amigos que vayan por la otra esquina y que sigan tres manzanas más, así cubren esa parte y el griego cubre la otra, avisale a Martínez y a Omar que vayan hasta la estación de tren con los coches, yo sigo por esta con mi hijo y los que me siguen._ le indicó Octavio a cada uno de los que ayudaban, su desesperación se transformó en iniciativa, sospechaba que la policía sería inoportunamente ineficaz, y no sería la primera vez, el barrio estaba harto y esta era la gota que colmó la paciencia de todos.
-Bueno, dale, les digo, che, suerte... necesitamos tenerla, pero vos no te preocupes pienso ir tocando las puertas llamando a más gente, esto no se queda así, mañana sale en todos los diarios y en la televisión, estos hijos de puta no van a hacer nada, son una manga de inservibles... hacemos muy bien... quedate tranquilo, confía... bueno Andrés ayudalo a tu viejo eh.
-Sí._ respondió asustado Andrés junto a su padre.
-Vamos hijo... vos venís conmigo..._ le dijo suavemente para no alarmarlo y darle aliento.-Nos separamos en la próxima esquina, yo sigo por la derecha y ustedes por la izquierda, ¡gracias de vuelta!_ gritó avanzando la velocidad de sus pasos, Andrés corría detrás de él, sus pensamientos le devolvieron a la realidad, Germán estaba lejos, y no sabía para dónde enfocar su búsqueda... "...lleva más de tres horas, corriendo no puede, es muy chiquito... pero si lo llevaron en coche puede estar en chascomús... no pero no lo llevaron en coche, estaba en el techo, a él le gusta andar por los techos, pero no se puede saltar de manzana en manzana... tiene que estar cerca, pero no...", buscó en sus conclusiones internas, hizo un mapa mental para intentar dar con su hijo pero todo lo llevó a lo mismo, a gritar en medio de la noche sin ninguna respuesta.
-¿Papá?_ Andrés tiraba de su ropa, pero Octavio no le oía.-¿Papá?
-Decime hijo...
-Perdoname... yo no pensé que se iba a escapar.
-No tenés la culpa de nada Andrés, no digas cosas que no son, vos te dormiste con tu hermanito en la cama y él se despertó y subió solo... la culpa es de él, ahora no te hagas problemas por nada, cuando lo encontremos lo vamos a abrazar fuerte y a cagarlo a pedos._rió su hermanito llorando por dentro... dolorido por su culpa.
-Bueno... papá, se me ocurre una idea... ¿si le pedimos a alguien que me dejen subir al techo?, capaz así veo para dónde puede ir y para dónde no.
-Esa es buena idea Andrés, bien pensado, tenés que ir con cuidado.
-Sí, sí, yo te voy gritando desde arriba lo que veo.
-Esta es mi casa Octavio, decile que suba, el techo es un poco más alto de lo normal, para que vea un poco...
-Está bien Fernando, tu casa es alta, si, que suba Andrés a ver que puede ver... cuidalo por favor que yo sigo buscando... portate bien hijo, no hagas ninguna locura, solo tenés que mirar por dónde puede estar y bajar, nada de seguir por los techos, lo que nos falta es que te pierdas vos ahora.
-No pá, yo miro y les grito... ¿pá?
-¿Qué?
-Encontrá a mi hermanito.

Se unieron al grupo unos quince vecinos más, todos con sus pijamas y batas. Un patrullero dobló en la esquina siguiente y frenó junto a Octavio, bajó el cristal un oficial joven con otro no tan joven de acompañante.

-Buenas noches, ¿por qué salen todos juntos?, tienen que dejarnos hacer el trabajo._ le dijo con una pasividad envidiable.
-Estamos buscando porque ustedes no hacen una mierda, se encargan de las putas y los drogadictos de la villa, pero a nosotros ni pelota... por eso estamos todos acá, porque estamos hasta las pelotas de todo._ gritó uno de los vecinos haciéndose un hueco para acercarse al patrullero.
-Señor, no hablo con usted, y para dirigirse a la policía use otro tono que no estamos en la cancha, señor así no ayudan, entorpecen nuestro operativo, hay un despliegue de unas once dotaciones en todo el barrio, tienen que despejar las calles, así no podemos hacer nuestro trabajo._ Octavio oye atentamente mientras sostiene con su mano el pecho de su encolerizado vecino.
-Pueden hacer el trabajo con total disponibilidad, no tienen que perder el tiempo con nosotros, no entorpecemos nada, por el contrario ayudamos... mi hijo está en algún lugar esperando a que lo encontremos, policías o no, me da igual, somos todas personas...
-Personas que no saben hacer un trabajo de este tipo, se mueven por la ira... no es eso lo que queremos... si alguien lo tiene retenido, o lo que sea, lamento sumar hipótesis que no está contemplando señor, pero ese alguien los oye no va a soltar, ni mucho menos... puede terminar muy mal... tenemos acordonado un perímetro considerable, déjenos el trabajo a nosotros, ya lo llamaremos.
-Ni loco me voy a mi casa._ gritó otro vecino.-Vamos a seguir, eso es lo que quieren ustedes, porque no les cuesta nada andar un rato con el coche de payaso que tienen y decir por la mañana que no hay nada que hacer, que lo hicieron todo... yo vi como murió un chico de quince años en la vereda de mi casa, murió solo y arrastrándose porque no había nadie en la calle... así que sigan con lo suyo que nosotros nos arreglamos muy bien, estamos mejor organizados.
-No hace falta gritar, Roberto por favor, yo no voy a gritar ni mucho menos, soy el padre y hago lo que tengo que hacer, esta gente no hace daño a nadie, me ayuda como ustedes, por favor perdamos más tiempo que mi hijo puede estar... sigan señores, nosotros no vamos a andar por las calles sembrando ni el caos ni nada, somos trabajadores..._ el policía de acompañante le hizo una seña al joven y arrancó el coche, miró a los dos vecinos con un rostro de amenaza, ellos continuaron caminando junto al resto.
-¿Octavio viste como me miró ese hijo de puta?, se creen que nos hacen apechugar porque son policías, yo sé dónde viven algunos de estos, son como los ladrones, les ponen la placa a los peores... no tienen idea de como encontrar a tu hijo.
-Ya lo sé, pero no podemos meternos con ellos, hoy no, no es un buen momento, ni para la política ni para los enfrentamientos..._ aconsejó otro como un paño frío en la fiebre.
-Ahora nos separamos de vuelta, vos hasta el cementerio, y vos hasta la ruta... nosotros dos tenemos que seguir hasta la avenida y otros que se queden por acá... no hagan quilombo, hoy solo es buscar a mi hijo, nada más, no me hagan sentir responsable... son peligrosos y lo saben._ alertó con su voz elevada en un tono de suplica y orden.









26












-Che, miii-rá los gatos, estánn miran-do mucho a la calle, ¿si nos pasa-mos a ese te-cho? tiene oscu-ridad co-mo éste, el tannn-que es más gran-de todaaaa-vía._ me dice Chicho preocupado.
-Pero Paco dijo que...
-Na-da, que se va-ya a la mieeer-da, yo no meee que-do acá ni lo-co, mirá los ga-tos cooo-mo están, en cualquier mo-mento ata-can, tene-mos que cam-biar de lugar así no nos encuen-tra.
-Bueno, pero despacito que me duelen los pies Chicho.
-Te lleee-vo yo, si no peee-sás nada._ me está subiendo en la espalda, tiene fuerza, está mojado, pero no me importa, tengo frío.-¡Có-mo te-nés esos pies bo-ludo!_ me arden mucho, me raspé con algo.
-Si, me duelen Chicho._ tiene fuerza, me dormiría acá, estoy muerto.
-Pará, ca-llate, shhh, ¿escuuu-chaste?_ no se mueve, no tiembla ni nada, no le peso.
-No, ¿qué?_ la panza me hace ruido.
-Allá, en la otra man-zana, escuuu-ché algo, los ga-tos miran a la ca-lle, me pa-rece que algo viene, me-jor me apuro._ cuando habla así me da un poco de miedo.

Cierro los ojos porque no sé cómo decirle a mi cabeza que se cierren, ya están cerrados otra vez, es como si mi mamá me pusiera la mano en los ojos, estoy bostezando un poco, escucho a Chicho que también lo hace. Veo las estrellas que se caen en los techos y rebotan de vuelta hasta el cielo, y vuelven a caer, miles de estrellas que nos iluminan y vuelven a irse dejando la oscuridad de la noche, bueno más oscura en esta manzana. Los perros... ¡los perros labran! ¿y si mataron a Paco y se lo comieron?, los perros ladran cuando alguien muere, tengo miedo.

-Son los perros Chicho, yo escuché una vez que cuando los perros ladran hay muertos... ¿y si Paco?_ no me deja hablar, me está acomodando en la oscuridad, me siento como en una casita del árbol.
-Ca-llate, vos esss-tás me-dio loco, Paco es grann-de, bueno no co-mo los grannn-des de ver-dad pero nadie le va a hacer nada... es-pero que encuennn-tre el camino de vuel-ta pero para vos, yo quieee-ro se-guir.
-¿A dónde querés seguir? antes dijiste otra cosa.
-Es que es-tuve pen-sanndo un po-co y yo den-tro de poco voy a ser un po-co más grannnde que antes... y no quiero cuidar más a nadie.
-Pero se van a preocupar... tenés que avisar.
-No sé... en mi ca-sa me tie-nen pa-ra ess-so, y acá me sien-to mejor, ahora te es-toy cui-dando a vos, y así me gus-taría cuidar a más gen-te, mi abuela griii-ta muu-cho.
-Chicho, tenés que volver.
-Bueno no sé, no te ponnn-gas pe-sado, sino me voy unos días y vuelvo, para que se den cuenta que estoy cansado.
-Tenés que decirle que estás así y listo, sino van a llorar mucho por vos.
-¿Vos qué sa-bés pibe? mi vi-eja hace todo para ella, no le immm-porta un ca-rajo lo que yo ha-ga, de día to-do es una mierrrr-da para mí, y de no-che soy quién quiero ser... como Bat-man ¿visss-te? pero sin ser un súuu-per de esos. Ca-paz que me me-ta en la escuuue-la mili-tar... en el bol-sillo ten-go mis docu-mentos, no me hace falta nada más, se lo pregun-té al hijo del alma-cenero el otro día, él se va en tres días allá, me pue-do ir con él.
-¿Qué almacenero?_por mi casa hay dos.
-El ga-llego._ me dice... no vive tan lejos entonces.
-¿De verdad?, yo vivo a una cuadra del gallego.
-Y yo a tresss cua-dras... el hi-jo de él se va allá en tres días, subí a su te-cho hace una se-ma-na, es muy alto, tienen dos pisos arri-ba del alma-cén.
-Sí, pensé un montón de veces en eso yo también._ le digo riendo y tosiendo.
-Te dije que vivía cer-ca y lejos, pero no sé las ca-lles, no me sé los nommm-bres Germán... ¿esss-tás bien?
-Tengo un poco de frío, estoy mojado._ sigo tosiendo, pero acá no hay olor, un poco a Chicho pero nada más.
-Esss-perá que te doy una pal-ma-dita en la es-palda, ¿así se te pa-sa?, ¿ves? ya es-tás un po-co me-jor.
-Gracias... ¿y por qué querés irte a esa escuela?_a mi me gustaría ser astronauta.
-Por-que po-dés estu-diar de pi-lo-to de a-vión o ser sol-dado de la marina, y a mi me gusss-ta eso, la guerra es libertad, po-dés irte corriennn-do para don-de quieras, de día y de no-che sin que tu ma-má te diga que ha-cer, ni nada, apar-te llevás arrrr-mas y raaaa-dios, como en las películas Gerrrr-mán, tipo Rambo ¿viste?_ no me gustan las armas.
-Pero eso es un poco malo, yo no podría tirar tiros y matar a una persona, es malo eso Chicho, vos sos re bueno, cuando crezcas un poco más te podés ir a dónde quieras, como ahora pero diciéndole a tu mamá todo... vos no podés irte así de la nada sin decirle nada de nada.
-Vos no sa-bés como son en mi ca-sa, mi pa-pá fue héroe, de verrr-dad, no me imporrr-ta sino meee crees, pero ten-go todas las me-dallas en el li-ving... mi vieja siem-pre dice que yo soy una mier-da com-parado con él, que no me pa-rezco en nada, ¿sabés lo qué se si-ente qué te di-gan eso Gerrr-mán? vos sos más chi-co pero tenés que saber lo que esss-tá bien y mal... yo no soy como na-die de mi ca-sa y quie-ro irme a la mier-da, hoy es una no-che per-fecta, cuan-do salga el sol me olvi-do de todo, tennn-go un po-co de plaa-ta, yo boludo no soy, se la saqué del cajón... que se jo-da por ma-la madre... no quiero ha-blar más de esss-to... al final tammmm-bién lo vi en otra pelí-cula en esa de los pibes que se van por las víasss de un tren, ¿te acor-dás?_ los pibes que se van por...
-¡Cuenta conmigo! la vi el otro día, me puso re mal que le peguen una cuchillada a ese... me hizo llorar... yo miro volver al futuro un montón, esa me encanta, la veo cuando no sé que hacer.
-A mi tammm-bién, y la gue-rra de las gala-xias... los pitufos... po-pe-ye el mariii-no...
-Soy... ¡pu, pu!... y el inspector ardilla, ¡la hormiga atómica y brigada A!, jajaaj...
-Ve-mos cosas pare-cidas y soy más grann-de jajaja... nunca voy a olvi-darte Ger-mán, cuan-do esté en el cie-lo con mi avión voy a mi-rar para aba-jo a ver si te veo.
-Yo tampoco te voy a olvidar Chicho... ¿Chicho? ¿Chicho?_ no me habla, ¿qué pasa? ¿por qué no me habla? ¿dónde se metió?... tengo miedo, ¿dónde está?-¡Chicho! ¡Chicho!_ suena una chapa de lejos, ¿se fue? no no, que no se vaya, que no me deje solo, no que no me deje solo... ¿Chicho?... quiero ir con mi mamá, ¿dónde estás mamá? quiero irme a casa....

Tengo que callarme, si me escucha alguien me mata, desde acá puedo ver a Paco, no se va a dar cuenta de que estoy acá... a ver si mis gatos están... mis dos gatos están bien, se fueron los de Chicho... que tengas mucha suerte... ojalá que vueles muy alto y seas también astronauta, capaz nos vemos allá arriba, me encantaría... ¿por qué me dejó solo ahora?... no me puedo ir a ningún lado, mis pies están todos lastimados por culpa de Paco, y ahora se fue mi amigo, capaz escuchó algo y vuelve... no me gusta más la noche, mi mamá tenía razón, nunca tenía que alejarme por nada del mundo, como el día ese que me dijo que no meta los dedos en el enchufe y los metí, o cuando toqué la heladera descalzo, casi me mata del susto... y el día ese de la olla hirviendo si no fuera por mamá estaría todo quemado, se tiró como superman y me salvó... yo nunca le dije nada pero me acuerdo de eso y del día que mi papá tiró el avión contra la pared y se rompió... ¿cuándo lo tiró? eso fue hace re poco, pero no me acuerdo, a la noche no... un ruidito... como a hojas, era verdad... en el techo ese con árboles, no se ve nada, sale un gato y se prepara para saltar a este techo... mis gatos... están mirando escondidos, que suerte que me hicieron caso antes... ahora sale otro gato que camina más lento... ¿Paco? pero si los gatos... no es Paco... está saltando... que no venga, que no venga, por favor que no venga, si viene me muero, tengo miedo... tiene cara de malo, es más grande que mi hermano... tiene hasta pelos en la cara... está oliendo en el tanque... escupe... está mirando para acá... que no venga por favor...















27








-¿¡Dónde mierda está Cristian!?_ preguntó Ester frente a la anciana en su silla de ruedas y sin aliento, al borde del ahogamiento.
-Cristian no está... tengo sed._contestó suavemente.
-Siempre es lo mismo, estoy podrida de estar siempre atrás... ¿no te dijo a dónde iba?_ volvió mirándola fijamente.
-No sé, es tarde Ester... traeme agua por favor...
-Andate a la mierda, ¡que agua ni ocho cuartos!... tengo que buscar a este pendejo, lo único que le pido que haga y lo primero que hace es escaparse... seguro está en el techo._ buscó durante un cuarto de hora por la casa, hasta que decidió subir a la terraza, examinó enfurecida cada rincón, dede la parrilla hasta el tanque de agua pero no lo encontró en ningún sitio. Tuvo una sensación de vacío que la atormentó y la redujo a un solo recuerdo... la muerte de su marido, comenzó a llorar golpeando todo lo que tenía enfrente.-Hijo de puta... todo a mí ¿qué hice para que me pase todo esto?, no te lleves a mi hijo... no quiero quedarme sola... por favor._limpió sus lágrimas y observó que la luna estaba iluminando algunos juguetes viejos de Cristian, sonrió, supo que estaba bien, escuchó voces en la calle y las sirenas y luces que colmaron sus pensamientos. Bajó con todas sus fuerzas y salió a la calle a ver que era lo que sucedía en medio de la noche. Al abrir la puerta de chapa comprobó que decenas de personas caminaban charlando por lo bajo y sin detenerse, había niños y adultos, creyó por un momento estar días atrás festejando el final del año amargada y a los gritos, se arrepintió, se hizo presente el rostro de su niño con lágrimas y sin regalo.

-Señora no se asuste, estamos buscando a un chico que se perdió, no se enoje por los ruidos._ le dijo un pequeño de la edad de Cristian.
-¿Dónde está la policía? ¿quién organizó todo esto?_ sus preguntas se soltaron como pensamientos en voz alta, porque no eran dirigidas más que a sí misma mientras caminaba en dirección a las luces y sirenas.-Mi hijo... mi hijo es el que se perdió... yo... soy la madre, ¿con quién tengo que hablar oficial?_ le consultó con silencios entre las palabras, con los ojos cargados de dolor y recuerdos.
-No señora, buscamos a Germán, un chico de acá a dos cuadras, el padre y los vecinos nos ayudan, pero no dijieron nada de otro chico.
-¿Cómo qué no?... no sabe nada, mi hijo está perdido..._ fue y volvió en un paso repleta de nervios, pensaba más que hablaba.
-No señora, es posible que su hijo esté ayudando a buscar... primero tiene que saber que no está acá y esperar veinticuatro horas antes de establecer un denuncia en la comisaría, esto no es un juego... esta gente no puede hacer lo que está haciendo, estamos desbordados, busque por favor y no entorpezca mi trabajo._ cerró la posibilidad de continuar el diálogo.
-Pero si es como todos, me quiere quitar de encima para que no lo joda, no sé para que mierda están, si son todos iguales, ¡mi hijo está perdido! ¡nunca se va a ningún lado de día mucho menos de noche!_ gritó sin lograr la atención del agente del orden. Discutió en sus adentros para no llamar la atención del resto, maldijo a toda la familia del oficial y le hizo un gesto que ni siquiera notó. Buscó entre los rostros pequeños sin dar con los ojos característicos de Cristian, pensó en el padre.-¿Sabe dónde está el padre del niño al qué buscan?_la mujer con su hijo le señaló sin mediar palabras a la esquina más próxima. 

Allí estaba Octavio indicando las direcciones que debían tomar y sincronizando los relojes para no perder ningún detalle.

-Perdone señor ¿usted es el padre de...?_ la interrumpió un joven antes de emprender carrera, frenó la repetición con un gesto de aprobación que supo comprender.
-...Germán , si busco a mi hijo...¿sabe algo?_ la estudió intrigado, era una mujer desaliñada y con un olor a sudor algo fuerte.
-No, no, yo soy Ester, vivo a dos cuadras de acá... mi hijo también desapareció, no sé nada de él, pero no sé si está buscando con la gente o si se fue de casa... últimamente habían pasado algunas cosas y puede ser que se haya escapado, ¿podría hacer correr la voz preguntando por Cristian?, y por Chicho también que así le gusta que lo llamen, es un nene un poco introvertido.
-Si señora, no se haga problema, espere que llamo a algunos de los que dirigen al resto de gente así preguntan, usted espere acá que vengo en un rato, cuanto antes sepa si está acá más rápido podremos buscar, para lo que sea la vamos a ayudar...¿pero eran amigos Germán y Cristian?, es que me acabo de dar cuenta, pudieron irse juntos.
-No, no, Cristian no tenía amigos, creame que era muy suyo, estaba todo el día en casa, no le gustaba jugar.
-Está bien, ahora vuelvo señora.
-Llámeme Ester.
-Espero darle buenas noticias Ester.
-Gracias.

Octavio habló con Mario y este con sus amigos, algunos niños empezaron a gritar Chicho, Cristian y Germán... se dio la voz de alerta que llegó a cada uno de los buscadores como una onda de radio, todo fue murmullo y gritos hasta que volvió la calma, la gente estaba confundida e intentaba hilar todos los puntos que no comprendía, hacían conjeturas lamentables y aprovechaban para soltar todo tipo de adjetivos en contra de lo que llamaban gordos corruptos. El padre con su gesto algo endurecido se acercó a la madre dispersando la escasa posibilidad de ver a su hijo.

-¿No está por ahí?_ intentó generar una última esperanza proyectando una suerte que no podía eludir, porque lo sentía latiendo y recordándole lo mala madre que era.
-Lo lamento, su hijo está perdido como el mío, ahora es usted quién tiene que ayudar a esa gente con fotos, hablando de él para que lo intenten encontrar, no sé si estarán juntos o si es obra de la casualidad, pero Ester es tiempo de actuar, yo no puedo seguir porque tengo que encontrar al mío, espero que sepa comprenderme, sé por lo que está pasando ahora mismo._ dijo Octavio mordiendo su lengua por no hablar más, ya era mucho lo que vivía para sumar el dolor de otra madre.
-No, no sabe lo que siento, ahora me quedo sola, sin ayuda, ¿qué voy a hacer? me dejan sola, con esa vieja enferma que no... gracias por lo que hizo, ahora tendré que llamar a la policía.
-Le aconsejo decir que fue ayer y que nuestros hijos son amigos, de esa forma quizás usen más patrulleros en la búsqueda y tengamos un poco más de posibilidades... es lo mejor que podemos hacer Ester.
-Es verdad, ahora llamo... gracias por todo..._ hizo un silencio.
-Octavio, mi nombre es Octavio, lo mismo digo._ sonó su nariz con un pañuelo sucio y viejo de la anciana que moría lentamente en la casa natal de su marido.














28











-¿Germán?, ¿Chicho?, soy yo..._ está mirando en el tanque, ahora en el otro techo, me mira pero no me ve, no respiro para que no me escuchen los gatos. Que no venga, no mires, andate Paco, andate, sos malo, quiero irme a mi casa, sus gatos están mirando a abajo, uno se está metiendo en la oscuridad del otro techo que tiene un árbol grande, estoy soltando  el aire con la boca como cuando silbo pero al revés, uy, silbé un poco, el gato me mira, no, no vengas, no que no venga, Paco no escuchó nada, que raro, está mirando a la calle, empezó a correr, saltó al otro techo, que bien que salta los techos, uy, ¡no! se cayó, uy hizo un ruido muy feo, no sé si está bien, que no le pase nada Dios, por favor que no le pase nada, uno de los gatos está maullando, un perro le ladra desde el patio, que fuerte que ladra, hay otro también, hay muchos, todos a la vez, ladran mucho, como si... no no que no le pase nada a Paco, por favor... los perros cuando ladran todos juntos...

-¿Paco?_ digo bajito, me duelen los pies, estoy como cuando era más chico, camino con la rodillas y las manos, me duelen un poco pero no como los pies, tengo sangre, me arden. Mis gatos me siguen, están adelante mirando por el borde a la calle, se pueden caer, están mirando muy para abajo con las cabezas sin moverlas. Ya estoy, si me ve y no tiene nada se va a enojar y me va a pegar, es muy grande. Me gustaría que esté Chicho ahora para cuidarme. -¿Paco?_ vuelvo a preguntar un poco más alto, me da miedo subir al borde, me duele. Otro ruido más, a botellas... pero si las botellas... es vidrio roto. Me asomo y mis gatos me miran, Paco está tirado, hay como un charco de agua o de barro, no lo veo bien, pobre Paco ahora me van a echar la culpa a mí y yo no hice nada, quiero irme a mi casa por favor, no quiero ver más... no, es ese señor malo de la calle, está sentado en el cordón tiró otra botella, seguro le mostró algo malo de  que iba a hacer de grande y se cayó al piso por su culpa, tengo miedo... si me muevo se va a dar vuelta y me va a hacer lo mismo a mí, tengo que callarme, y no decir nada, no respirar, no me gusta nada ese señor, Paco no se mueve, ¿se va a despertar Paco? ayudalo Dios, ayudalo para que se puede ir corriendo, se lastimó un poco, pero vos podés ponerlo bien para que ese señor no le haga nada, Chicho me dijo que trepa muy rápido, si corro me va a agarrar... quiero estar con mi mamá, jugar en la cama a volar, ayudame a mí, no me voy a ir nunca más a ningún lugar, que no me haga nada, de verdad, quiero irme, hacé que se vaya... no se mueve tampoco, esta duro y sentado... uy se movió un poco, uno de mis gatos está subiendo a una rama... uy le cayó una bolita de esas  que usamos para tirar con la gomera... me vio.

-Che, vení acá pendejo, ¡te vi!, no te vas a escapar._ me está gritando, ay, ay, me caí, ay mi piernita, me caí, me duele, está gritando, mi ojo, la rama me golpeó en el ojo.







29








-Mario, otro más viste, ¿y si hay más perdidos?, no sé que pasa pero no me huele bien._ dijo Octavio por primera vez dubitativo.
-No te amargues, dejá de pensar, no creo, si no vinieron más preguntando por otros hasta ahora va a ser muy raro, esta tipa está media loca, yo no sé si creerle.
-Sí, la tengo de vista del barrio, el marido era un coronel perdió la vida en luchando, pobre tipo dejando su vida por la estupidez nuestra, y todos esos pibes, ya está la ayudamos pero ahora que se encargue ella, ¿no encontraron nada?_ caminaban junto a otros quince que husmeaban en los jardines y tocaban las puertas preguntando por los niños.
-No Octavio, hay tiempo, somos muchos, tienen que estar por acá, ya estamos llegan lejos, tenemos todo rodeado, si no los llevó nadie en coche o lo que sea los encontramos.
-¿Qué decís? ¿cómo qué coche?... no eso no._ quebró sin lágrimas apoyándose de un medidor de gas en el frente de una casa de piedra y rosales de varios colores.
-Perdoname che, no te pongas así, no pensemos y hagamos algo, no te olvidés que está la policía buscando por todos lados, dale tiempo... mirá toda la gente que somos, quedate tranquilo che, dale vamos, dale, vamos así no pensás más en toda esta mierda, te lo juro que aparecen._ lo consoló con una palmada y un apretón de manos.
Gracias Mario, de verdad, no sé que hubiese hecho en casa esperando con Susana llorando y con Celeste pidiéndome por su hermanito._ soltó una lágrima pequeña, su amigo lo abrazó y siguieron caminando.

Las sirenas aumentaron según pasaban los minutos, Octavio relacionó la llamada de Ester y agradeció al cielo aunque no creía en nada más que en sí mismo, recobró la fortaleza y volvió a ordenar nuevos rumbos a los voluntarios que se sumaban tras las barridas de las anteriores calles. Había vecinos de todas las clases compartiendo una preocupación en común, que era el bienestar del barrio para devolver la tranquilidad y la seguridad que habían perdido para sus niños. 











30











Me golpeé otra vez, no puedo caminar, está gritando  pero no le entiendo, no me importa, que haga lo que quiera, me duele mucho la espalda, me caí en este techito de chapa, ay los brazos, papá ¿dónde estás? me quiero ir a mi casa, no me gusta más la noche, quiero jugar con mis amigos, Pablo, los mellizos, con Roberto también, y con Horacio, no quiero que...

-Te tengo, ¿qué hacés acá tirado?, son todos iguales, siempre saltando por los techos, yo no soy ningún boludo, los veo siempre y los tengo a todos en mi cabeza, se creen que yo soy tonto, cuando era chicho arreglaba camiones no hacía las pelotudeces que hacen ahora, trabajaba como mi papá._ me estoy durmiendo, no quiero mirarlo, tiene mucho olor.
-Ay, me duele señor, me duele... no me haga nada._ estoy llorando porque mi mamá no está, ella siempre me pone las gotitas cuando me duelen los oídos, me gusta dormir con ellos a la noche, porque en invierno no puedo subirme a ningún lado, y sueño igual con esos que están en mi casa siempre jugando a las cartas.
-Callate, tenés que aguantarte todo, si tenés... pero mirá como tenés los pies, yo si vivo por acá los cagaría a tiros a todos, en mi época nos tenían bien cortitos, nos daban con la regla si éramos zurdos, ahora roban por todos lados, matan y yo acá con un pendejito, o salvando gatos, ¿ese es tu amigo? el que está ahí tirado, ¿es tu amigo pibe?, despertate..._ me está dejando acostado, mi papá me está dejando dormido porque me acosté con ellos.-Pibe, despertate, mirá que tenés a u amigo ahí tirado..._ no quiero ver, seguro es Paco.-Está en otro barrio ya, si lo tiraste vos te vas a joder en la cárcel con todos los villeros esos, te van a violar y te vas a hacer hombre de verdad pibe, la calle es así, nadie mira por nadie._ me hace nada, habla mucho, como los locos, me hace acordar al loco que nos corre cuando salimos de la escuela, siempre lo volvemos más loco  porque le gritamos y lo llamamos. Tengo ganas de hacer pis, uy me estoy haciendo, que calentito, tengo un poco de frío, me mojé todo, no me importa, quiero irme, papá no estoy, quiero que se despierten, no quiero morirme, me gusta jugar con las bolitas de barro en lo de la abuela, y comer en lo de la tía pizza, por favor que no me haga nada, que se haga de día rápido así ya no es malo... despertate Paco, despertate... está callado, ¿se fue?, no, está ahí, pero no hace nada, como antes, está duro sin moverse, no puedo verle la cara, está muy oscuro, Paco no está acá... creo que es otra vereda... me duelen los oídos, ah, me duelen mucho.
-¿Señor me va a matar?_ sigue sin hacer ningún ruido.
-¿Yo?, vos sos medio fantasioso, pibe yo ya maté mucho, no quiero, ¿no escuchás los tiros?, les estoy dando a todos esos hijos de puta, rubios de mierda, lo estoy haciendo de plomo... yo no mato más, me matan a mi, estoy acá para que me maten pero nadie se anima, son muchos años de cárcel pibe, a nadie le gusta la cárcel, pero vos capaz que vas por lo que le hiciste al otro pibe, se rompió todo._ pobre Paco, yo no voy a ir a ningún lado, me quiere decir que fui yo para que la policía se crea que fui yo, pero fue él... es muy malo.
-Yo no le hice nada a Paco, fue usted, hizo algo... yo no quiero ver nada de cuando sea grande señor, me da miedo, no quiero morirme, no me haga nada, quiero irme a mi casa... quiero... a... mi..._ mi mamá, mi abuela... no me gusta, me duele.
-Vos pibe te quedás acá conmigo, no podés ni moverte, no te voy a hacer nada, te creo, se cayó solo el pelotudo, andá a saber que creyó que iba a hacer, estaba  quieto pensando pero lo vi, saltó mal, calculó para al orto y se hizo puré. Era bastante grandecito para andar todavía por los techos, ¿qué hacías vos con ese villerito?
-Paco es el nombre, no sé de dónde era, nos trajo jugando por los techos hasta acá y Chicho me dejó solo porque quiere ser piloto de avión.
-Sos muy fantasioso pibe, ese era de ese barrio, no del tuyo, ¿vos no viste qué es una villa esto?_ no  vi nada, Paco nos apuró tanto que no vi.
-No, no sabía... perdón.
-Con perdón todo no se soluciona pibe, ahora estás en medio de una villa con un tipo que no conocés, tus viejos son unos pelotudos o no tenés. Un chico de tu edad a esta hora por una villa, la verdad que agarraría a tus viejos y los cagaría a trompadas a los dos por hijos de puta. ¿Tenés papás no?
-Sí, pero fue mi culpa, mi mamá me dijo que no me vaya nunca de nuestro techo, pero fue hace mucho, no me dejaban subir solo, pero yo me trepaba cuando estaban todos dormidos para que no me reten, me gustaba ver el cielo... perdón, yo no quería...irme... quiero ir a mi casa.
-¿Y dónde es tu casa?
-No sé la calle, me la olvidé, cuando se haga de día me puede llevar, yo cuando me perdí en la playa me subió un señor a los hombros y aplaudió hasta que mis papás me encontraron.
-Ah, pero vos sos medio boludo desde chiquitito ya, quedate tranquilo pibe, estoy loco pero no soy de esos, yo te voy a llevar a tu casa, me tendrán que invitar a comer algo, tengo mucho hambre.
-¿Qué son esas botellas señor?_ me mira mal.
-Es el escabio, para olvidarme, son como las pastillas que me metieron los doctores, ¡pero las odio!, las birras y el vino son mejores, y una buena... vos preguntás mucho pibe, callate un poco, que cuando me deje el cuerpo te llevo a tu casa.
-Pero ¿por qué mató a gente? yo no...
-Pibe te dije que no hables... maté a muchos rubios de mierda... vos no  sabés nada de toda esa mentira de los hijos de puta... vos ni habías nacido seguro... yo soy un soldado pibe, maté ingleses en las malvinas, maté a un montón y acá me hicieron mierda, me dejaron solo, mi mujer me echó de casa porque tenía pesadillas y hacía algunas cosas que no tenés que saber pibe, cosas malas, y me tiraron solo en la calle como a un trapo usado y sucio, no me pagan nada y... vos no sabés nada pibe, pero las cosas cuando te hacés grande cambian mucho, tenés que hacer todo bien porque sino de golpe o te morís o te hacen mierda... el mundo es muy difícil pibe... yo no quiero matar a nadie ¡no voy a matar a nadie! ¡me metieron ahí con los pendejos esos que no sabían ni disparar!, vi como los hacían mierda esos colorados... pero no pude, no hice más que salvarme, nos acribillaron a balazos y después... a mi me capturaron, no sabés lo que es tener frío y hambre pibe, me faltan los dedos de los pies, vos tenés rasponcitos, yo me morí en ese calabozo... mis amigos se murieron ahí... me llenaron de sus restos.







31












-Mamá no llaman, Octavio no viene a decirme nada, mirá toda la gente que está allá afuera, si mi hijito no viene no se que voy a hacer mamá_ amenazó Susana con la pequeña Celeste sentada y en un falso silencio exterior, estaba roja completamente de miedo.
-Hija no digas eso, que te escucha la nena, tenés que ponerte contenta querida, son muchos, en mi vida vi que hagan algo por este barrio, tenés que tener fe, Dios no va a dejar que le pase nada a mi nietito. 
-Vení acá mi amor, vení con mamá, no me mires así hija que estoy triste, vení, abrazame un poquito así me pongo más contenta._ Celeste se acercó desconfiada y envuelta en miedos, su hermanito no volvía a casa.
-¿Y cuándo viene Germán?_ dijo con su voz más aguda.
-Va a venir más tarde querida, mamá llora porque se le cayó algo que le gustaba mucho, Andrés fue a buscarlo con papá, quedate tranquilita mi amorcito... pero que lindos lazos celestes tenés en el pelo, ¿te los puso mamá?_ la pequeña afirmó con cabeza sin decir nada.
-¿Y por qué hay tanta gente afuera abu?_ se miraron las dos, intentando encontrar una excusa a lo evidente.
-Hija si son fiestas, están festejando por un partido de fútbol, están contentos porque ganaron una copa re grande.
-Sí, me gusta eso má._ saltó de la silla a abrazar a las dos mujeres envueltas en un llanto callado por amor.
-¿Ves?, cuando te hermanito vuelva van a jugar a bailar y esas cosas que te gusta hacer._ Celeste bostezó y la recostaron en la cama con la puerta abierta para que pueda verlas, apagaron la luz y prepararon unos mates.
-No pienses en nada, es esperar un poco más y listo, este Germán es un... yo no escuché nunca que suban a los techos, ¿vos lo dejabas subir a la noche hija?
-No mamá, lo tenía prohibido, pero viste que es decirle que no y va y lo hace, se empeña, es tan obstinado como su hermano, lo copia mucho, y desde lo de... bueno... están enojados, pero Andrés es el que más... lo que pasó fue que murió un señor de acá a la vuelta y Germán justo se me había escapado, no sé por qué se fue para allá y justo vio y escuchó todo, pobre tipo se cayó en un pozo ciego... quedó muy tocado por eso y ahora esto, yo no entiendo mamá, no puedo entender.
-Los nenes son muy andariegos, tendrían que haber escondido la escalera de madera esa.
-Ya sé mamá, no me hagas sentir culpable, subía igual por la parrilla... no sé por qué siempre en los techos, cuando yo estaba embarazada jajaja, se me subió hasta el techo y decía que quería volar, no perdí a Celeste de milagro, que susto por Dios... que pendejo más lindo... cómo lo quiero, lo adoro mamá... tu nietito.

Andrés estaba parado en la terraza mirando sin pestañear toda la ciudad, buscando a su hermano, sentía culpa, lloraba de a ratos, rezaba a su Dios pero solo por unos instantes, él tampoco creía en los milagros.

Octavio perdía fuerzas a cada paso, deba por perdido todo el esfuerzo de la gente, vislumbraba el inicio de una pesadilla que había sido recurrente con sus tres hijos, el terror de las calles era moneda de cambio habitual y esperaba lo peor. Miró a todas esas personas detenidamente, sonrió por su niño, lo imaginó sonriendo con sus ojos casi cerrados, expelió todo el aire y aspiró el humo de su cigarrillo rubio, cerró los ojos y escuchó las sirenas encenderse nuevamente, los abrió nuevamente... algo lo ensordeció de golpe... se arrodilló y comenzó a llorar desconsoladamente, la  gente lentamente lo rodeó con el amor de la compasión... todo se transformó en silencio, una silencio extremadamente ruidoso.














32












Los vehículos frenaron en las dos esquinas, bajaron decenas de ellos son sus armas.

-Mirá el pibe ese, está herido, llamá a las ambulancias, decile a los móviles 3, 7 y 25 que no hagan nada hasta que yo no dé la orden, callados, ese tipo puede ser peligroso... puedo ver al secuestrado, está herido, repito unidad siete, está herido._ dijo por la radio unos de los oficiales mientras se acomodaba junto al coche patrulla.

Todos estaban apuntando y con sus miras en el objetivo, el niño se asustó por la repentina frenada de los coches, pensó que el hombre no era malo, que era grande y triste, se apenó por él y siguió escuchándolo mientras los policías se acercaban más y más.

-¿Qué mierda hacen? ¡hijos de puta! ¡váyanse a la mierda inútiles! ¡entren en esas casas que ahí están los chorros y  asesinos que buscan! ¡yo soy un soldado! ¡maté por todos ustedes hijos de puta!_ se paró y uno gritó que no disparen.
-Sentate y callate, de rodillas por favor ¡sentate loco de mierda o te lleno de plomo!... hacé caso y no te mato._se detuvieron frente a ellos, estaban preparados, dos de ellos escondidos iban a por el niño.
-¡No me arrodillo nada! ¡yo muero de pie! ¡porque soy un soldado! ¡vos sos un monigote del gobierno pelotudo! ¡sos un inútil con uniforme que se cree que dejó de ser de la villa! ¡acá está toda la lacra! ¡ese pibe se tiró solo! 
-Callate o te mato loco de mierda.
-¿Qué creés que sabés de la locura?, matás a los pendejos que se drogan porque te joden en las comisarías, ¿eh? y a los otros les pedís platita forro, ¡son todos iguales! ¡así estamos y asi seguiremos estamos minados por la mierda de la mentira!... dispará hijo de puta, dale disparame y quitame todo esto._ se dio vuelta para ver dónde estaba el pequeño, sintió haberle regalado el miedo de no repetir sus errores, ese niño era la representación de sus hijos, de todo lo que no pudo decirles... una lágrima lo despidió... escuchó el chillido de la patrulla alejarse.
-De rodillas o disparo.
-Muero de pie como un..._ una ráfaga de disparos penetraron en el pecho y la cabeza, su cuerpo dejó de responderle... pero sus oídos le regalaron un último sonido de amor... la voz de un niño sonriendo.


Dentro del vehículo y temblando Germán oyó los disparos encapsulados, lloró por él, le había contado su vida, y era triste como la de sus amigos de los techos, sintió un dolor de oídos más agudo que el anterior.

-De lo que te salvaste, ese loco te podría haber hecho cualquier cosa, tenés que estar contento, no llorés que era delincuente.
-Era bueno, ese señor era bueno._se detuvo y abrieron la puerta, no veía nada, las ventanas estaban pintadas de negro, el pequeño escuchaba el murmullo de la gente, alguien gritó “es él”, la puerta se abrió y entre todos esos desconocidos salió su padre sonriéndo hacia él, olvidó todo y se fundió un abrazo que nunca olvidaría, el olor a trabajo de su papá lo hizo volver a casa y olvidar el último instante de ruido ensordecedor. 

Aplaudieron mientras él iba en los hombros de su padre, desde allí vio a su hermano correr hacia él. Otra patrulla se detuvo frente a una casa de tejas coloradas.

-¡Mirá! ¡Germán! ¡mirá!_ su hermano le señaló allí dónde dos policías sacaban a un señor flaco vestido de camisa y pantalón oscuro.-Te hice caso, prometí que así volvías.

Su padre no entendió nada de lo que hablaban, fue un secreto que se mantendría para siempre, como un sello imborrable del amor fraternal de confianza y entrega entre dos personas. 

La noche aclaró despertando al sol, invitándolo a iluminarlo todo y reanudar la nueva vida. Germán miró el sol salir lentamente con madre y su padre, sus hermanos durmieron al irse todos los voluntariosos vecinos.

-Hijo, ¿te acordás qué yo te decía que la camioneta iba a volver? vos me dijiste que no estaba en casa, que la habías perdido en la playa, ¡yo siempre te dije que la ibas a tener de vuelta!... ¿te acordás cuando la encontraste en la playa al año siguiente?, el mar te devolvió tu camioneta, ese fue un milagro, un regalo que te dio la vida... hoy hijo mío, el mar me devolvió la vida.
























Epílogo



Estaba buscando entre los papeles mis cuadernos de la universidad, y tocaron el timbre, creía que era uno de mis amigos para ir a jugar un partido pero me di cuenta que era miércoles. Salí a medio vestir porque era un cartero y tuve que firmar el recibo. No voy a olvidar lo que recibí, cuando vi el nombre no sabía de quién podía ser, pero al abrir el sobre no lo podía creer. Llamé a mis viejos que estaban de vacaciones.

-Hola pá... estoy bien, escuchame, ¿te acordás de ese día qué me perdí?... no, ese no, sabés de cual te hablo... no lo vas a poder creer, yo me había olvidado... me mandó una carta de la armada Chicho, el otro chico que no volvió más. No lo puedo creer, me cuenta que está bien, que tiene un novio y se va a Europa, que quería irse despidiéndose de mí porque siempre se acordaba... no me puso remitente, pero no me importa, algunas cosas si fueron bien... por dentro algo me decía que lo había logrado... bueno, nada ¡era eso!, para que lo sepas, contale a mamá, yo ahora me voy a la facultad, luego me voy con los chicos a ver una película... hoy es miércoles pá... dale, mandale otros, los quiero mucho.

Mi herida en la pierna casi desaparece... mide un milímetro, en unos años será un punto entre los lunares. Hoy me acordé de Florido, el loco que tiraba piedras contra las ventanas del colegio. Al salir le gritábamos, ¡Florido!, ¡Florido! y nos corría a toda velocidad para golpearnos bien fuerte.


Mucho tiempo después... 


-Nunca me olvidaré de Paco... ni del señor de las calles, comienzo a comprender lo que me dijo, y francamente tenía toda la razón. No quiero ser una persona adulta adulterada, por eso necesitaba que sepas esto... no me mires así, sé todo lo que estás pensando, el viaje, lo lejos que estamos, pero no dudes de que te amo como el primer día, amo tus dientes... tus pies... ¿Quieres casarte conmigo?


















Índice





   Prólogo ....................................................... 9

   La noche del infante ................................... 13

   Epílogo ....................................................... 193
      





































Terminado en Junio del 2009
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